Conferencia Política PSOE: decepción, estupor, tristeza, oportunidad perdida.
Escribo estas líneas entre el estupor, la decepción
y la vergüenza de contemplar el lamentable espectáculo de una Conferencia
Política que debería haber supuesto una profunda renovación, para reinventar el
partido, para regenerarlo, incluso refundarlo y solo ha servido para recuperar
los viejos vicios, para contemplar a los “estómagos agradecidos” a gentes
pegadas a sus poltronas incapaces no solo de hacerse la más mínima autocrítica,
sino tampoco de mirar al exterior, recoger el clamor que se oye más allá de las
paredes de ese cónclave estéril y cerrado.
Pido excusas por lo agresivo de mi lenguaje, siendo
consciente de que así no me recibirán en el PSOE, pero creo que es momento de
decir las verdades de manera valiente, radical, sin callar nada, sin guardar
nada en la recámara.
Esta Conferencia supone el suicidio político de un
partido centenario, más allá del marketing, del pase de modelos, de los tics
americanizados, de la puesta en escena hollywoodense, detecto una profunda
frustración porque los principales temas que debían haberse abordado y
aprobado, han quedado fuera. Mucho envoltorio y poca chicha. Ni primarias ya,
ni república contundente, ni modelo de estado eliminando las tensiones centro-periferia, ni revitalizar el proceso de paz, la única nota de protesta en un mar de sumisión se produjo cuando se informó de la no
aprobación de la reprobación de la monarquía, no renovación profunda de las
normas internas, ni de las personas que lo dirigen, un afiliado, un voto, ni na
de na.
Todo ello con la aquiescencia de unos representantes
que no parece representar a una base social profundamente cabreada,
decepcionada. La pregunta de muchos es: ¿Quiénes han ido a esa Conferencia? ¿Realmente
representan el sentir de nuestras bases, de la parte de sociedad que aún nos
apoya?
Pensaba y sigo pensando que esta Conferencia era la
última oportunidad, el último salvavidas que nos quedaba y confiaba ciegamente
en que el mensaje había sido captado, que a pesar de los millones de kilómetros
que separan a nuestros dirigentes de nuestra gente, habían escuchado el clamor.
Pero no ha sido así. Han intentado y conseguido escenificar un cambio ficticio
para que todo siga igual, o sea para que ellos sigan estando en sus sillones, porque
eso sí, eso es incuestionable, indiscutible. Solo gentes como Odón Elorza o Tomás Gómez no me han decepcionado, precisamente quienes menos apoyan han suscitado.
Soy consciente de que estas palabras que algunos considerarán irresponsables me inhabilitan
de por vida para entrar en el PSN, que solo si hubiera sido verdad lo que se
decía antes de la Conferencia eso era posible, pero también que soy mucho más
socialista que ellos, que soy mucho más del PSN que ellos, más valiente que ellos y voy ya por la vida ligero de equipaje. Que lo he sido, lo soy y lo seré. Que son ellos los traidores a la ideología de un partido centenario.
Con tu resistencia poco consigues. Las siglas no son el objetivo, ni el PSOE un fin en si mismo. Si como tu comprendes tu partido ha dejado de servir al objetivo que es crear una sociedad mejor, estás perdiendo el tiempo.
ResponderEliminarHay algo más ahí fuera que el propio PSOE, solo tienes que atreverte a dar ese paso.
Dicho todo lo anterior, es de reconocer el mérito de no seguir al rebaño y ser crítico. Es una actitud que requiere un coraje intelectual que no todos tienen/tenemos.
Totalmente de acuerdo, ánimo compañero
ResponderEliminarPor lo tanto... ¿Me voy? ¿Por qué no te vas ya?
ResponderEliminarYo no creía en el PSOE en Sevilla, no creía ante la conferencia y sigo sin creer después de la conferencia. Deje de creer y entregué mi carnet de treinta y cinco años de antigüedad el día que de acuerdo con el Partido Popular modificaron la sacrosanta constitución. Coincido con todo lo que expones. Añadiría algo más. No es posible que todo el aparato reunido en Madrid pueda rectificar y cambiar el rumbo que ellos mismos aprobaron con Zapatero. No es posible. Son los mismos. Solo conozco a una superestructura, una oligarquía, aquella, que se hizo el harakiri, se la hizo cuando le garantizaron impunidad e ingresos provenientes de consejos de administración en los que los colocaron: La Cortes franquistas. Se precisa, no una renovación, aquel tiempo pasó, se precisa una reconstrucción y esa no puede llevarla a cabo los que están, los más de tres mil que componen el aparato a todos los niveles.
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