"En la casa" una gran película
Ayer fui por primera vez en mi vida solo al cine,
reconozco que fue una sensación ambivalente, por un lado sentía que me faltaba
algo, una mano que acariciar, alguien con quien comentar, pero por otro me
permitió meterme directamente en una película, “En la casa”, de un director que
admiro, Fracois Ozon, que me pereció espléndida, impactante, original y sobre
todo inquietante. Es de esas películas que te dejan un punto de incomodidad,
como si te situaran ante una serie de interrogantes, de incógnitas sin
resolver.
La tertulia posterior contó con nada menos que 14 mujeres
y 4 hombres lo que indica la falta de interés de mis congéneres por los
aspectos culturales de la vida que contrasta con la contraria por parte de las
mujeres (no sería extraño que los Mayas tengan razón y que la siguiente era que
comienza el 20 de Diciembre sea la de la mujer, porque ya de hecho lo está
siendo). Ese debate agradable, interesante me permitió descubrir aspectos que
no había contemplado al enfrentarme minutos antes con una verdadera obra de
arte, aunque no sea de esas películas rimbombantes, afamadas, porque a menudo
las pequeñas cosas, las minúsculas bellezas tienen más valor que las grandes construcciones
artísticas.
Ver “En la casa” te permite, además de pasar 110
minutos reconfortantes, dar un paseo por las pasiones humanas, por los vicios y
virtudes. Un recorrido guiado por un alumno fuera de lo común, que es capaz de
enganchar a su profesor de literatura en una aventura virtual, imaginaria o
real, eso cada cual tiene su manera de entenderla, hasta ser capaz de llevarlo
del cielo de despertarle de su anodina vida, hasta el infierno de la
autodestrucción. Sensaciones, sentimientos encontrados a través de un chico de
cara dulce, pero con mirada perversa, que intenta entrar en la vida de su
semejantes hasta la patología, acompañado, guiado al inicio y manipulado por él
después, por su profesor absolutamente hipnotizado por su iniciativa.
Crítica social de una juventud amorfa, parejas en
vías de extinción, sistema educativo en quiebra, voyeurismo, perversión,
manipulación, delincuencia (del profesor al robar el examen de matemáticas),
compleja relación alumno-profesor con componentes sin desvelar, porque esa es
otra de las claves de la película. Ozon implica al espectador, al menos en mi
caso me sentí implicado, en la historia, nos hace cómplices, dejando abiertas
las posibilidades de un desenlace sorprendente, cruel quizás, pero no menos
lógico.
Eso es cine con mayúsculas, cuando una película
despierta sensaciones, sentimientos diversos que no te dejan indiferente, que
te hacen pensar, reflexionar sobre ella e incluso sobre ti mismo, sobre tu vida
en la que quizás existe mucho de v.
“En la ventana” me ha gustado, en momentos me ha
entusiasmado y sobre todo inquietado y lógicamente os animo a verla en una
época donde el cina anda a la deriva al igual que la sociedad. Todos somos un
poco voyeuristas al igual que somos exhibicionistas, es innato en el ser
humano, pero solo debemos fijar los límites cuando ambas características se
convierten en patologías. Claude, Germain llegan a ese estadio y acaban
confundiendo realidad y ficción.
Una buena tarde de cine, de buen cine, saboreado
solo y un debate que me enriqueció. Ayer valió la pena que amaneciera.
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