Catalunya en su encrucijada



Artículo puiblicado en DEIA el 23 Noviembre 2012

El próximo domingo se celebran en Catalunya unas elecciones cruciales, quizás las de mayor importancia, no solo para el futuro de esa comunidad sino también para España en su conjunto, e incluso para el resto de Europa.

El tsunami nacionalista, independentista, desatado después de la multitudinaria manifestación del pasado 11 de Septiembre se ha unido al ya provocado por la que se desarrolló contra la injusta e inoportuna sentencia del Tribunal Constitucional cercenando partes importantes, al menos para la sociedad catalana, de su Estatuto. Un Estatuto de autonomía que había sido aprobado por la inmensa mayoría de su Parlament y refrendado del mismo modo en el referéndum celebrado posteriormente.

En aquel instante alguien medianamente informado y se debe exigir a nuestros dirigentes políticos que lo estén, habría detectado que el malestar de la población catalana, fuera ésta del origen o del estatus social que fuera, estaba provocando un profundo terremoto, como así ha ocurrido.

Los sucesivos gobiernos del estado español, el de Zapatero antes y el de Rajoy ahora, PSOE y PP tal para cual, no fueron capaces de darse cuenta de este peligro, ignorando de manera prepotente las demandas que llegaban de allí. Hace falta ser muy sordo para no oír y ciego para no ver todo lo que se estaba escuchando y viendo en una sociedad harta de ser ninguneada y de alguna manera vejada por el poder central.

La sabiduría popular dice que “a río revuelto ganancia de pescadores” y éstos, especialmente CiU y ERC han sido lo suficientemente hábiles ante la torpeza de sus contrincantes para dirigir el agua a su molino y que el enfado provocado por esa sensación de estafa más el común del resto de la población de este país derivado de la crisis, fuera canalizado hacia su granero en las urnas del próximo domingo electoral.
 

Aquí está la clave para analizar posteriormente un resultado cantado en cuanto a quién va a ganar y quien va a perder, aunque no por cuanto. CiU vencerá sin convencer situándose en el único gobierno, aunque sea autonómico en este caso, que no sufre desgaste por su gestión, nefasta a la vista de lo realizado (¿) en sus apenas doce meses al mando de la Generalitat. El retroceso en la sanidad, en la educación y en los servicios públicos en general, han quedado encubiertos, ocultados, por el maremágnum nacionalista. Hay que reconocer su habilidad al ser capaces de dar la vuelta a una situación que podía haber sido desastrosa para sus intereses.

Resulta evidente que eso ha sido posible por los errores de sus contrincantes, en especial un PSC inmerso en una crisis de identidad profundísima, lastrado por la ausencia de la izquierda en lo que llevamos de crisis e incapaz de encontrar su lugar en este perfecto bucle melancólico en el que se ha sumergido. Desde que un inmenso Pascual Maragall despareció –según algunos por cuestiones de salud pero especialmente por las maniobras canallescas de una parte de su entorno- de la escena política catalana, el PSC ha caminado a la deriva hasta llegar a la situación actual de desmoralización, falta de ideas y de liderazgo que amenazan con su desaparición.

Tampoco el PP ha sabido estar a la altura de las circunstancias, a pesar que Alicia Sánchez Camacho ha sido más hábil que sus antecesores en el cargo. El lastre del PP estatal, las agresiones realizadas al pueblo catalán desde la cúpula de este partido han pesado mucho más y a lo que puede aspirar en estos momentos es a mantenerse y esperar tiempos mejores.

Del otro lado -el centro sociológico ahora lo representa CiU- diversos partidos pelean por un espacio demasiado pequeño. ERC, Reagrupament, Solidaritat, son casi la misma cosa a nivel ideológico, pero la primera, especialmente desde que Oriol Junqueras lo dirige de manera inteligente, por experiencia, sensatez y saber llegar a una población que se siente nacionalista y de izquierdas y por tanto no representada por una CiU muy ligada a la burguesía y a los poderes económicos catalanes, es la que se va a llevar una parte importante de ese electorado e incluso del que abandona el PSC en manada sorprendido por su deriva.

Así las cosas todas las encuestas pronostican un triunfo de CiU sin mayoría absoluta, el descalabro del PSC, la subida de ERC y Ciudadans y el estancamiento del PP. En esas circunstancias la suma de los partidos nacionalistas sería más abrumadora aún que en las últimas elecciones, que debemos recordar se celebraron hace apenas un año.

¿Cómo es posible que esto haya ocurrido? Parece evidente que la torpeza de los sucesivos gobiernos del estado ha ayudado a ello. La ciudadanía catalana se siente esquilmada, estafada e incluso robada. No haber facilitado el acuerdo en el Convenio Económico ha sido un profundo error del que todos, españoles, catalanes y posiblemente europeos, vamos a sufrir sus consecuencias. No ser capaces de redirigir el debate electoral hacia las consecuencias de la crisis, de dar alternativas diferentes y contundentes ante la mayor agresión sufrida por el Estado del Bienestar especialmente por el PP, pero también por CiU (solo Iniciativa y algo Esquerra lo han llevado tímidamente a ese lugar) ha conseguido dejarlo en independencia sí o independencia no.
 

El discurso federalista del PSC ha llegado muy tarde y además lastrado y erosionado por la ambigüedad del PSOE. Eso más un tema que a los ciudadanos preocupa como es el derecho a decidir, a la libre autodeterminación, un derecho por cierto que siempre ha figurado en los cimientos ideológicos de la izquierda y que jamás debimos abandonar.

¿Qué pasará después? Parece evidente que la claridad y contundencia con la que los dirigentes de la UE han respondido ante una hipotética independencia de Catalunya, situándola fuera de ella a las vista de los diferentes tratados que la rigen, que Artur Mas, por cierto muy presionado por su socio de Unió y por el poder financiero y empresarial catalán, no va a poner en práctica lo que ha prometido. Intentará ganar tiempo demorándolo con argucias legales y políticas esperando que la crisis en los próximos cuatro años vaya aminorando su presión y la sociedad se vuelva así más comprensiva. Es lamentable que en política todos los partidos, todos sin excepción mientan de manera tan evidente sin ningún pudor. Mas es consciente, lo sabe, que su propuesta es inviable y peligrosa para el pueblo que dice defender. Sabe que en la UE aunque España dejara hacer otros países inmersos en situaciones parecidas no lo harían (Francia con  Córcega y el País vascofrancés, Bélgica con francos y valones, Italia con el norte, etc. etc.)

Por eso estas elecciones van a ser cruciales, quizás no tanto como lo esperado, porque la fuerza de los acontecimientos rebajará al mínimo ese hecho.
 

Moverse entre Euskadi y Catalunya da una cierta perspectiva comparativa. Resulta extraño que cuando todos pensaban que la crisis y el peligro de ruptura centro-periferia se diera en Euskadi ahora estemos dirimiéndola en Catalunya. Existen grandes diferencias políticas entre ambas nacionalidades, en Euskadi y Navarra hacienda pública propia, un inteligente desarrollo industrial que ha permitido la mitad de tasa de paro, de deuda pública, el doble de crecimiento y especialmente una generación de políticos de mucha, muchísima altura. Urkullu es mucho más sensato y maduro ideológica y políticamente que un Mas a la deriva, Otegi le saca mucho a Junquera, Patxi López tiene más peso que Navarro e incluso Basagoiti tiene más altura de miras que Sánchez Camacho.

Catalunya se encuentra en su encrucijada de cuatro caminos. Al sur seguir como está, enfrente, al norte, el vértigo de la independencia unilateral, en el oeste pactar con el estado una fórmula federal incluyendo a Euskadi y al este un pacto generoso sobre fiscalidad. Ojalá acierten en el elegido.
 
 
Este video es muy adecuado para el comentario.
 

Comentarios

  1. Hola Jose Luis,

    Me gusta el texto pero le voy a poner un matiz. Realmente no es cierto que todos los partidos nacionales hayan maltratado a Cataluña. El PP siempre la ha ninguneado y dejado de lado (para atraerse el voto anti-nacionalista) pero el PSOE de Zapatero fue absolutamente comprensivo con las demandas que venían de Cataluña.
    Se modificó mínimamente el estatuto que vino de Cataluña y creo que se empeñó en sacar ese proceso adelante.
    Otra cosa es lo que hizo el tribunal constitucional pero ¿qué hacemos si el TC dice que algo es inconstitucional? Los políticos no pueden (o no deben) hacer nada.

    Quizá lo que falló fue el método, es decir, se tuvo que cambiar la constitución primero. Pero en ese momento no había demanda más que por una parte y no hubiese sido inteligente hacerlo. Ahora quizá sí es el momento, pero ahora Mas no quiere colaborar en eso sino tomar decisiones unilateralmente, y eso no puede ser. Cataluña podría, a años vista, conseguir algunas de sus aspiraciones, pero Mas solo quiere ganar elecciones.
    Por otro lado estoy bastante cansado de los "agravios" que sienten ciertos políticos catalanes. Cualquier corrección o negación de cualquier cosa es un "agravio", mientras que diez concesiones no se valoran. No creo que sea un problema de tocar sentimientos, es un problema de quien quiere buscar el agravio para gestionar políticamente la desafección y la amenaza.
    Hay que ser serio. Cuando no se puede o no se considera adecuado hay que decir NO, una negociación no puede acabar nunca dando el 100% a una parte.

    Mi previsión: Los engaños de Mas se verán en meses, cuando sea evidente que no puede hacer nada en ningún sentido.

    Saludos,

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