Un Enero que hizo peligrar la Transición
Artículo publicado en Público, Eldiario.es, El Confidencial Digital, El Periodista Digital, Plaza Nueva y Gara del 20 al 22 de Enero 2020
Memoria histórica no es un término ambiguo y retórico, tiene una carga
profunda que nos obliga a recordar los elementos importantes del pasado,
especialmente reciente y volverlo a situar de actualidad.
Eso debe ocurrir con el terrible Enero que sufrimos justo hace ahora 43
años y que viví en primera persona. Por eso hoy como cada año lo recuerdo
buscando la complicidad de los medios de comunicación para ayudar a conseguirlo
y lo hago en primera persona.
En el instante de escribir estas líneas tengo muy vivos en mi memoria
aquellos dramáticos días. En aquel tiempo militaba en el PCE y en Comisiones
Obreras; en la Universidad de Madrid donde estudiaba y en el sector de Artes
Gráficas donde trabajaba.
Aquel Enero se inició el domingo 23 de 1977, cuando un grupo de
ultraderecha asesina al joven anti fascista Arturo Ruiz en una manifestación
pro amnistía en el cruce de las calles de
Silva y Estrella, en
la trasera de la Gran Vía (entonces avenida de José Antonio) de Madrid.
En aquel instante me encontraba cerca con los compañeros de la
Universidad y aún me llegan las sensaciones de indignación, miedo y rabia
contenida al ser informados de ello.
Al día siguiente muere la
estudiante de sociología María Luz Nájera, por el impacto del bote de humo que
recibe en la manifestación en protesta por la muerte de Arturo. Recibe el golpe
en la esquina de la Gran Vía con la calle de Libreros, también cerca de donde estábamos.
Impactados por ambos hechos toda la izquierda antifranquista se conmociona.
Precisamente aquel terrible 24 de Enero teníamos previsto reunirnos el
PCE de Artes Gráficas en el despacho de los abogados laboralistas de Atocha,
lugar que alternábamos con el de Españoleto, pero nos llamaron para suspenderla
porque había otra más importante, la del Transporte que por entonces estaba en
huelga. La sustituimos por una mini reunión en mi casa, que también solíamos
utilizar en momentos puntuales.
Había negros nubarrones, y algo se barruntaba pero a pesar de la rabia y
la indignación se nos recomendó desde la dirección del PCE tranquilidad, y en
tras el debate que tuvimos decidimos acatar esa decisión.
A medianoche sonó el teléfono de mi casa. Un camarada, Eugenio, me informaba de lo de Atocha. Asesinados Enrique, Sauquillo, …seis en total y heridos graves Lola, Alejandro…Pensé que podíamos haber sido nosotros. Luego una vorágine de reuniones, asambleas, contactos, y sobre todo un mensaje claro: hay que mantener la calma, no responder a la provocación.
A medianoche sonó el teléfono de mi casa. Un camarada, Eugenio, me informaba de lo de Atocha. Asesinados Enrique, Sauquillo, …seis en total y heridos graves Lola, Alejandro…Pensé que podíamos haber sido nosotros. Luego una vorágine de reuniones, asambleas, contactos, y sobre todo un mensaje claro: hay que mantener la calma, no responder a la provocación.
A pesar de la rabia contenida por nuestros camaradas asesinados
apretamos los dientes y tragamos el sapo. Éramos comunistas y por tanto
teníamos una mayor responsabilidad, más aún en los complejos momentos que nos
tocaba vivir.
Después el impresionante entierro en el que participé activamente en el
“servicio de orden”, con la sensación de estar viviendo momentos históricos.
Incluso la anécdota nunca aclarada de aquel helicóptero que la sobrevoló, la
leyenda negra se encargó de asegurar que era el propio Rey Juan Carlos I quien
lo pilotaba.
Luego con el tiempo entendí que aquel llamamiento a la calma de mi
partido fue clave para conseguir la democracia, y desde entonces defiendo esa
misma reacción en circunstancias parecidas.
Antes otro día de Enero, fatídica casualidad, el 21 pero años atrás en 1969, caía asesinado por la policía franquista Enrique Ruano. Conocí a Enrique en la lucha anti fascista, era de mi misma quinta, aunque en aquel tiempo yo militaba en el PCE y estudiaba en la Escuela de Telecomunicaciones.
Antes otro día de Enero, fatídica casualidad, el 21 pero años atrás en 1969, caía asesinado por la policía franquista Enrique Ruano. Conocí a Enrique en la lucha anti fascista, era de mi misma quinta, aunque en aquel tiempo yo militaba en el PCE y estudiaba en la Escuela de Telecomunicaciones.
Allí un día de Enero nos enteramos de su muerte, de su asesinato,
recuerdo las conversaciones con José Luis “Avinareta”, Pepe Carpintero, Manolo
Briso, Manolo Gamella, aunque los dos últimos eran de la FUDE teníamos una muy
buena relación, nos estremecimos al pensarlo. El franquismo agonizaba, lo
sabíamos, pero temíamos sus últimos coletazos, y éste fue uno de ellos.
También conocíamos a sus torturadores, a sus supuestos asesinos, el
comisario Conesa, el temible Yagüe, y un sádico, “Billy el niño”, o lo que es
lo mismo Juan Antonio González Pacheco. No los conocíamos físicamente todavía
pero circulaba por los círculos de lucha antifranquista su crueldad. Posteriormente la conocimos de manera
directa.
En aquel tiempo se estaba discutiendo el Estatuto para la Politécnica, y
la izquierda lideró esa lucha, yo era representante de Teleco, y después de una
reunión clandestina en Caminos, al salir camino del autobús, paró bruscamente
un Seat negro a mi lado, supe enseguida lo qué suponía aquello, bajaron dos
policías de la Brigada Político Social, uno de ellos era “Billy el niño”.
Creo que nunca se
borrará de mi mente aquella cara. Ahora vuelven a mí los recuerdos de aquellos
interminables días en la DGS, en la Dirección General de Seguridad de la Puerta
del Sol. Aquel tétrico edificio que aún me da escalofríos al pasar delante, por
más que ahora sea la sede del Gobierno de la Comunidad de Madrid.
Hoy al recordar aquellos hechos pienso que también en esa ocasión pude ser yo, cuando Billy “actuaba” y uno de sus compañeros le decía “ten cuidado que se te va a ir la mano otra vez y lo vas a matar”, resuenan esas palabras y las recuerdo como si fueran ahora, y su respuesta “no importa, hacemos como con Ruano, lo tiramos por la ventana y decimos que se quería escapar”.
Hoy al recordar aquellos hechos pienso que también en esa ocasión pude ser yo, cuando Billy “actuaba” y uno de sus compañeros le decía “ten cuidado que se te va a ir la mano otra vez y lo vas a matar”, resuenan esas palabras y las recuerdo como si fueran ahora, y su respuesta “no importa, hacemos como con Ruano, lo tiramos por la ventana y decimos que se quería escapar”.
Pienso en Enrique, en todos los Enriques que dejamos por el camino, en
aquellos camaradas, los abogados de Atocha, por eso escribo estas líneas, que
son, que quieren ser un homenaje a quienes lucharon codo con codo conmigo y hoy
ya no están. Mirar la vista atrás no te
convierte en estatua de sal, es una obligación para mantener viva el recuerdo.
Estamos en otro tiempo, pero esta mañana de invierno recuerdo aquellos
momentos, aquellos días, aquellos interrogatorios crueles, aquellas gentes, a
mis camaradas caídos con sensaciones profundas, muy profundas, y alguna lágrima
asomando por mis ojos.
Os recuerdo hoy, os recordaré siempre camaradas, compañeros…..vuestro
ejemplo me guía y guiará, sé que también vosotros no consentiríais sin alzar
vuestra voz que la izquierda no se una para frenar a la derecha extrema.
Os recuerdo, y a través de esta reflexión
intento que os recuerden todas aquellas personas que la lean. No perdono a
vuestros asesinos ni a sus herederos ideológicos que ahora comienzan a asomar
su existencia sin pudor.
Lo hago precisamente hoy cuando negros nubarrones amenazan de nuevo
nuestra convivencia, con el acoso de la derecha extrema y la extrema derecha
que cada vez se parecen más. Porque más que nunca debemos mantener viva la
llama de esa memoria colectiva.
Nuestra democracia estuvo en peligro entonces y a pesar de la
satisfacción de tener un gobierno de las izquierdas lo podría estar ahora 43
años después, por eso olvidar es tan peligroso.
Veremos……….
Fdo.: José Luis Úriz Iglesias (Ex parlamentario y concejal del PSN-PSOE)
Villava-Atarrabia 18 Enero 2020
Mas educación y mas cultura para evitar los extremismos vengan de donde vengan
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