Esto se pone feo
Publicado en Nueva Tribuna, Plaza Nueva, La hora digital, Periodista digital, Navarra Información, Diario de Noticias de Navarra, Deia, Público del 25 al 30 Enero 2020.
La
sensación de que la convulsión que sufre nuestro mundo, en lo climático,
ambiental, o exclusivamente moral tiene visos de definitiva, aumenta a cada
instante.
Es
como si nadie hiciera caso de los avisos que constantemente nos va dando
nuestro planeta, por cierto cada vez de manera más clara y contundente.
El ser
humano con su prepotencia siempre ha considerado y ahora mucho más, que de
alguna manera era inmortal como especie, que cada generación se iba turnando
con la anterior pero sabía que le sucedería otra y otra, así hasta la
eternidad.
Pero a
algunos últimamente nos surge el interrogante: ¿y si estamos equivocados? ¿Y si
esto tiene fecha de caducidad que hemos ido adelantando constantemente por
nuestra soberbia y torpeza?
Sólo
somos capaces de reflexionar sobre esos interrogantes, algunos, sólo cuando
observamos con una cierta capacidad crítica lo que vemos a nuestro alrededor.
La
reciente tormenta “Gloria” (manda narices a quién se le ocurriera ese nombre)
que ha asolado nuestro litoral mediterráneo, nos debiera hacer sentir más
pequeños, bajarnos de nuestro pedestal siendo conscientes de que los daños que
hemos producido a nuestro planeta, se va volviendo contra nuestra especie y
como efecto colateral sobre el resto de las especies.
La
imagen de un mero agonizando sobre la calle de uno de nuestro pueblos arrasados
no nos perturba, pero debería hacerlo. Al igual que los koalas abrasados en los
incendios de Australia, o los jabalís hambrientos que se pasean por las calles
de nuestras ciudades.
Para
culminar esa cadena de avisos ahora nos llega la noticia del coronavirus
(¿quién conocía esa palabreja hace apenas unos días?) que nos viene de Wuhan,
una lejana ciudad de China que en los nuevos tiempos se sitúa justo a la puerta
de nuestras casas.
Comienzan
a saltar las alarmas y uno acaba siendo consciente de que la realidad, cada vez
se parece más a las películas de catástrofes que antes tanto nos gustaban.
¿Qué
será lo siguiente? ¿Un asteroide amenazando colisionar contra la Tierra? ¿Una
cadena de huracanes, erupciones volcánicas, enormes sequías coincidiendo con
inundaciones salvajes, o una guerra entre EE.UU. e Irán?
Mientras
tanto los humanos entretenidos con nuestra mezquindades. Allí el Brexit, el
Impeachment, o las tensiones con Irán, o Siria, aquí que si Ábalos se ha
reunido con la número 2 de Maduro, o Casado con Guaidó, el pin parental, o los
acuerdos presupuestarios de Navarra que algunos analizan resucitando a ETA.
O sea,
en conclusión, mirándonos al ombligo mientras que nos llegan avisos claros de
que esto se acaba. Sí, sí, se acaba, para los americanos de Trump, los ingleses
de Johnson, o los sirios de Assad. También para los votantes del PP, PSOE,
Podemos, incluso para los de VOX.
¿Podemos
hacer algo para evitarlo? Parece muy improbable, aunque milagrosamente nos
volviéramos generosos con la naturaleza y con nuestros prójimos, o fuéramos
capaces de aparcar nuestro ego renunciando a nuestra comodidad actual, para
poner en práctica una gigantesca y generosa campaña dirigida a salvar el
planeta.
Porque
es probable que hayamos cruzado ya la línea roja de no retorno y no nos hayamos
enterado.
¿Qué
queda por hacer pues? Parece que lo único posible sea disfrutar y hacer
disfrutar a quienes nos rodean de lo poco que nos quede. Ser capaces de
alcanzar la felicidad de una manera sencilla, a pesar de lo que observamos al
asomarnos al mundo exterior.
Quizás
si los líderes, los que mandan, entendieran el mensaje la cuestión sería más fácil,
pero no parece que eso sea probable.
Veremos…………..
Fdo.
José Luis Úriz Iglesias (Ex parlamentario y concejal del PSN-PSOE)
Villava-Atarrabia
23 Enero 2020
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