De la izquierda abertzale vasca a la izquierda radical catalana
Artículo publicado en PUBLICOSCOPIA el 13 Octubre 2015
Vivimos tiempos
convulsos, de cambio, emergen nuevos partidos, alguno de los antiguos se
transforma, las izquierdas periféricas no se libran de ese efecto, aunque vayan
cambiando sus roles.
Eso está ocurriendo con
la izquierda abertzale y la radical catalana intercambiando sus papeles de hace
apenas cuatro años.
Batasuna ha sabido
adaptarse a los nuevos tiempos, fue capaz a través de un grupo reducido de sus
dirigentes encabezados por un visionario Arnaldo Otegi, de entender que el
ciclo de la violencia había acabado y que lo político debía prevalecer de
manera definitiva sobre lo militar.
Ese fue el inicio del
fin de cincuenta años de sufrimiento en nuestro país, pero especialmente en
Euskadi y Navarra. El diseño de la alternativa Bateragune logró culminar lo que
el trabajo policial, judicial y de colaboración internacional no habían sido
capaces de hacer. Como pronosticábamos algunos el final de ETA vendría desde
dentro.
Liderados por Otegi,
Rafa Díez Usabiaga, Sonia Jacinto, Miren Zabaleta hija del histórico de
batasuna Patxi Zabaleta que ya anteriormente osó romper con el control férreo
de ETA formando Aralar y Arkaitz Rodríguez tuvieron la valentía de confrontarse
con ellos y llevar a la izquierda abertzale al lugar que ocupa ahora, alejado
de la violencia y aceptando las reglas de juego democráticos.
Precisamente el pasado
domingo tres de ellos, Miren, Sonia y Arkaitz, salieron de la cárcel después de
cumplir su condena íntegra, ni un día menos de rebaja, ni aplicación de las
mínimas y elementales normas carcelarias como una especie de vil venganza, en
lugar de reconocerles su ingente labor.
El próximo domingo 17
las calles de Donostia serán testigo de un clamor plural exigiendo la libertad
de Arnaldo Otegi y Rafa Díez Usabiaga. Tan plural como aglutinar gentes
diversas, desde la propia izquierda abertzale a PNV, Iniciativa, ELA, CC.OO. o
socialistas como el que escribe estas líneas, que gracias a ese trabajo desde
Bateragune lo que hace apenas 6 años sería impensable este 17 lo será: mi
asistencia.
La izquierda abertzale
por tanto ha hecho su tránsito por el desierto hasta llegar a ser una fuerza
política democrática como el resto, accediendo a instituciones como el
Ayuntamiento de Iruña-Pamplona.
Por su parte la
izquierda radical catalana viniendo de otro lugar, con otra historia ésta
alejada de la violencia, también ha realizado su propio trayecto consiguiendo
una subida espectacular en las últimas elecciones autonómicas de Catalunya hasta
conseguir ser una fuerza clave para la constitución del próximo gobierno.
Lo ha hecho a
diferencia de Junts pel Sí con claridad en su mensaje, que mantiene hasta ahora
en las conversaciones mantenidas con ellos en los últimos días. Son una
izquierda radical y no reniegan de ello, defendiendo además de la
independencia, la salida de la UE, del Banco Central Europeo, del euro y del
espacio Schengen. Dicen lo que los otros no son capaces de plantear temerosos
de que el electorado les abandone en masa. Al menos son sinceros.
Pero también plantean
que en ningún caso apoyarán a un Artur Mas enfangado con los casos de
corrupción en su partido, artífice del desmantelamiento del Estado del
Bienestar en Catalunya, responsable de una política brutal de privatizaciones
en especial en su sanidad que la ha llevado a pasar del primer lugar del estado
al puesto quince en la última encuesta de calidad realizada.
Veremos qué ocurre en
los próximos días, pero resulta absolutamente patético ver el indecente cortejo
que los representantes de la burguesía catalana más rancia, están haciendo a
los representantes de un proletariado que han despreciado hasta ahora. Cuántos
sapos está tragando esa gente y cuántos están dispuestos a tragarse por
mantener el poder a toda costa es algo digno de ser observado.
Izquierda abertzale
vasca e izquierda radical catalana tienen elementos comunes y también otros que
las diferencian. Es curioso que se hayan invertido los lugares y ahora parezcan
más radicales, más anti sistema la segunda que la primera. ¿Cuál de ellas
acierta? Probablemente la vasca porque su nuevo rol les está proporcionando más
peso institucional y mayor respeto no solo de la ciudadanía, también incluso de
sus enemigos ancestrales.
El episodio de la
responsable del PP vasco Artantxa Quiroga indica que, aunque haya resultado
fallido, algo también se mueve en el PP respecto a Bildu y aunque esta vez no
ha podido ser todo indica que ese es el camino.
Para le democracia,
para su salud resulta beneficioso que las izquierdas radicales apuesten por las
vías netamente democráticas y es un síntoma de buena salud del sistema. Ojalá
nadie se empeñe en estropearlo.
Fdo.: José Luis Úriz
Iglesias (Afiliado al PSC viviendo en Navarra)
Villava-Atarrabia 10
Octubre 2015
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