“Billy el niño” memoria, reparación, justicia


Resulta curioso el poco empeño en que las víctimas del franquismo.....vivas tengamos reparación. Muchos trabajan en la memoria de los muertos y muy pocos en la de los vivos que aún quedamos. Quizás esperen a que desaparezcamos para hacerlo....

Artículo publicado por Navarra Información el 30 Septiembre 2015

El reportaje de La Sexta del pasado viernes sobre el final del franquismo  me levantó ampollas ya cicatrizadas sobre esa etapa que viví en vivo y en directo. A veces se tiene la sensación que existe entre los sectores más dinámicos y activos de la izquierda memoria sobre lo ocurrido tras el final de la guerra pero olvidan esa otra etapa entre cruel y apasionante que va de 1965 a 1975. Una etapa en la que tipejos como este o Conesa y Yagüe campaban a sus anchas protegidos por el régimen.

Los que vivimos aquellos años en la primera línea del frente contra el franquismo lo sabemos, pero ver a ese canalla, “Billy el niño” que me interrogó en dos ocasiones de manera tan cruel, observar su cara desencajada pero esta vez con un rictus cobarde y no de torturador psicópata sin control, con poder sobre quienes caíamos en sus garras, me produjo sensaciones contrapuestas. Antes de nada felicitar a La Sexta por su gran trabajo de investigación. Ya tenemos su cara descubierta y no oculta tras un casco de moto como la última vez, sabemos dónde vive, por donde pasea y no lo digo con tono amenazante.

Sensaciones diversas porque por un lado veía el reportaje con la satisfacción de que al menos la justicia se manifestara con el patetismo de esa cobarde huida, pero con desconsuelo porque se haya ido coloquialmente “de rositas” después de tantos y tantos crímenes. Porque crímenes son las torturas físicas y morales que nos infringió a centenares de luchadores anti franquistas.
Triste porque el reportaje apenas tuvo eco informativo y mucho menos en  las gentes de la izquierda incluidos sus partidos políticos, en especial el mío, el PSOE que huye de este tema como el gato escaldado del agua hirviendo. Incluso en esa izquierda abertzale que pide solidaridad y algunos se la damos, cuando se trata de sus torturados pero mira para otro lado cuando se trata de otros.

Indignación, tristeza y el deseo de seguir presionando para que el próximo gobierno tenga la valentía al menos de sentarle en un banquillo, aunque sea para luego decir que han prescrito sus crímenes, pero reconociendo que existieron y así resarcir la memoria de sus víctimas. Seguiré luchando, seguiremos luchando para que se haga justicia.

Pero también el reportaje trajo a mi memoria aquellos días, aquellas sensaciones de indefensión, porque él ya se encargaba de recordarte que allí en la tétrica DGS (algún día habrá que hacer algún reconocimiento a las víctimas que pasamos por allí) no eras nadie, que él podía hacerte de todo sin que nada ocurriera, que estabas en sus manos solo e indefenso. Lo terrible es que era así, entonces no había abogados presionando, ni manifestaciones populares pidiendo tu liberación, ni la solidaridad de tu pueblo, simplemente no eras nada, no existías para el resto de la humanidad.

Pero ignoraba y eso le violentaba, que teníamos ideales, camaradas que proteger y que resistimos, resistimos al límite a sus torturas porque de que aguantáramos dependía la seguridad de esos camaradas y la estructura de los partidos y sindicatos que luchábamos entonces contra el fascismo que él representaba. Sentías su rabia al no poder doblegarte, su impotencia ante nuestra firmeza ideológica. Fracasó en su intento y logramos derrotarles aunque no capturarles.

Recuerdo sus ojos saltones inyectados en sangre recordándome que me haría como a Ruano, que me tiraría por la ventana señalando que intentaba fugarme, recuerdo su cuerpo pequeño intentando aparentar que era grande cuando era un sapo, recuerdo todo aunque durante años haya intentado guardarlo en lo más profundo de la memoria. Verlo en el reportaje hurgó en esa memoria y sacó de nuevo esas sensaciones esos sentimientos, esos instantes y al mismo tiempo esas ganas de lucha, al menos para que no se olvide.

Ojalá exista memoria también para esos hechos, que nuestros jóvenes y no tan jóvenes los recuperen, ojalá alguien nos traiga el reconocimiento y la reparación, ojalá se nos haga justicia.  

Fdo.: José Luis Úriz Iglesias (Afiliado al PSC viviendo en Navarra)


Villava-Atarrabia 30 Septiembre 2015

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