¿Miente la izquierda catalana independentista?


Artículo publicado en Diario de Noticias de Navarra y PUBLICOSCOPIA el 22 Septiembre 2015

Analizar con un mínimo de sensatez y rigurosidad el inmenso embrollo que se da en la política catalana resulta extremadamente difícil. Hay demasiado ruido mediático y las diferentes opciones políticas no ayudan a esta labor.

Por un lado la confrontación no se da por motivos ideológicos, o sea la derecha contra la izquierda, no es en el terreno de las ideas y propuestas clásicas sino en el de los sentimientos. No es la razón sino las vísceras las que intervienen en esta cruel batalla por la que se desangra la ciudadanía catalana, que observa entre perpleja y aturdida el devenir de los acontecimientos.

Así gentes de izquierdas como ERC o las CUP, o el propio cabeza de lista de “Junts pel SÍ” Raul Romeva, que en una pirueta traidora sin precedentes se ha pasado al enemigo, se mezclan y apoyan sin pudor a quienes han llevado a Catalunya al borde del abismo, han destrozado el Estado de Bienestar o se han codeado con la corrupción más vomitiva.  Ver a Romeva, Junqueras, e incluso David Fernández junto a los herederos del clan Pujol produce una cierta perplejidad con grandes dosis de decepción. Verles con quienes han situado a la sanidad pública catalana en el puesto 15 de calidad del estado, callar ante planteamientos de privatización, o incluso cuando no evitan desahucios y descapitalizan los servicios sociales produce vergüenza ajena.

Enfrente la claridad tampoco prevalece cuando la izquierda clásica, PSC e Iniciativa a través de “Catalunya SÍ se es pot”, se les visualiza mezclados en algunos instantes con la derecha más rancia, sea antigua como PP, o seudomoderna como Ciudadanos. Esta situación tampoco aporta motivos de aplausos.
El debate por tanto en estas elecciones no es en el terreno de la propuesta izquierda-derecha sino en el de independencia sí o no. La izquierda, especialmente la “independentista” de manera insensata, se ha dejado llevar a un lugar que no es el suyo, a un terreno de juego lleno de minas y peligros que amenaza con su destrucción al menos ideológica. Va a resultar que Fukujama y su “Final de la historia” o final de las ideologías va a ver triunfar sus tesis en un lugar tan impensable como Catalunya.
Una de las normas básicas de esa izquierda clásica ha sido siempre la de decir la verdad, porque resulta evidente que la verdad es revolucionaria. Por eso habría que recurrir a su definición en el diccionario de la RAE: “Conformidad de lo que se dice con lo que se siente o se piensa” para hacer una comprobación real. Por cierto, eso vale en castellano y también en su traducción catalana.

Así cuando surge la pregunta: ¿la izquierda catalana independentista miente?, o más concretamente ¿mienten Romeva, Junqueras o David Fernández? tenemos que ir a esa definición para intentar adivinar qué piensan sobre lo que dicen y si coinciden ambos estadios, o sea lo que se dice con lo que se piensa. Escuchar tartamudear a Romeva en el debate de la Sexta induce al menos a sospecha, ver a Fernández pálido como la nieve apoyar a Mas produce ganas de vomitar.

Mucho más aún porque los tres son personas inteligentes a los que cabe exigir un mínimo de racionalidad.

¿Cuándo dicen que Catalunya no se saldrá de los diferentes organismos internacionales, incluida la UE, el Banco Central Europeo, o sea el euro, el Espacio Schenguen, o quedará fuera de la ONU con una declaración unilateral de independencia dicen la verdad? ¿Realmente lo piensan? ¿O lo dicen solo por motivos electoralistas, para intentar engañar a la sociedad catalana? ¿Cuándo sitúan a un supuesto cómplice de corrupción en el puesto cuatro de sus listas, o dicen que apoyarán esa lista son conscientes de que eso supone ver a Mas de President? Parece evidente que la respuesta es un SÍ contundente.
Otra razón, ésta más insensata, sería que lo hacen para así presionar a su oponente, o sea los estado comenzando por el español, a las instituciones, porque resulta evidente que no va a ser así ya que aunque esta (España) aceptara negociar esa independencia el resto de estados, Francia con su problema en Córcega, Italia con la Liga Norte, Alemania con sus Lander sublevados, Inglaterra con Escocia o Bélgica con flancos y valones no lo van a consentir.

En mi opinión los señores Romeva, Junqueras, o David Fernández, al igual que su compañero de viaje el irresponsable y supuestamente corrupto Artur Mas saben de manera fehaciente que una declaración unilateral de independencia produce un efecto inmediato: la salida de Catalunya de todos los organismos políticos y económicos y sumirla en el más terrible de los abismos. Un abismo con efectos inmediatos sobre sus pensiones, su sanidad, educación, así como probables “corralitos”, en definitiva llevar a la ciudadanía catalana al caos y la desesperación.

Si la mentira resulta habitual en políticos de derecha, por mucho que si son católicos como Mas sea pecado, para un político de izquierdas resulta aún peor: la mayor transgresión a sus principios fundamentales, la traición a unos ideales que resultan enfangados con esa deplorable acción.

Pero no solo por el hecho en sí, también por los efectos perversos que pueden producir esas falsedades en la ciudadanía que dicen defender, representar, que va a ver condicionado su voto a una propuesta falsa, a una mentira.

Esa ciudadanía catalana tradicionalmente sensata y reflexiva, se encuentra en estos instantes absolutamente perpleja, mareada con la retorcida situación actual, susceptible de ser manipulada y engañada debido a ese bucle en el que entre todos (aquí la responsabilidad es colectiva, los de aquí y los de allí) la han sumergido.
Quizás en el último instante esa providencial sabiduría que durante siglos ha atesorado la lleve a darse cuenta del engaño y a evitar despeñarse por el barranco. Pero si no fuera así el futuro que le espera es muy negro, no sólo por las consecuencias de una decisión irresponsable, también por la profunda decepción de darse cuenta posteriormente que ha sido engañada.

¿La izquierda catalana independentista miente? Indudablemente sí y además de manera consciente, perversa y condenable.

Esperemos a ver qué pasa el 27, aunque como se dice coloquialmente “pintan bastos” para Catalunya, para los y las catalanas.

Fdo.: José Luis Úriz Iglesias (Afiliado al PSC viviendo en Navarra)

Villava-Atarrabia 21 Septiembre 2015


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