Indignación, vergüenza, hipocresía, cinismo...reacción
Publicado en Diario de Noticias y Publicoscopia 8 Septiembre 2015
Egun on , buenos días, bon dia con el mundo
desmoronándose a nuestro alrededor, la manipulación de Rajoy con su intento de
amedrentar a través del Tribunal Constitucional, el error de la izquierda den
Catalunya, especialmente ERC que se ve arrastrada por la corrupción de CDC y lo
más sangrante, la situación de la inmigración en Europa.
La foto del cadáver del niño sirio en la playa de la
isla griega de Kos ha levantado una polvareda de reacciones y comentarios. Al
hilo de ellos me surgen algunas preguntas y una reflexión.
¿No hemos visto esa imagen cientos de veces
afectando a inmigrantes del África subsahariana? ¿Es el color de la piel quien
marca las reacciones, quizás porque éste se parecía más a nuestros hijos,
nietos, sobrinos? ¿Realmente esta avalancha de información en los medios no
será porque esa marea se dirige a la todopoderosa Alemania, mientras cuando
afectaba a España o Italia pasaba más desapercibida? ¿Cuánto cinismo e
hipocresía hay en algunas reacciones, incluyendo la nuestras? ¿La izquierda,
además de sacudirse con el hueso en la cresta no debiera reaccionar de manera
coordinada?
Demasiadas preguntas que a menudo produce pereza
responder, porque para eso hay que realizar un ejercicio de reflexión y
análisis y no está la gente para mucho ejerciciomovimiento de ese tipo más
entretenida en ir al gimnasio para fortalecer el físico, a andar, a montar en
bici, o simplemente caminar en tu casa en un artilugio.
Flor de un día. Quizás dentro de una semana, o
mañana ya nadie se acuerde de esta terrible imagen, o la del camión repleto de cadáveres,
o la de los inmigrantes, negros esta vez, exhaustos en nuestras playas con la
mirada indiferente de los bañistas molestos por este inesperado contratiempo
en su tiempo de asueto.
Cinismo, hipocresía a manta en un mundo que solo es
apariencia. Nos conformamos, me incluyo en la autocrítica, con colgar una
reflexión en FB, Twitter o nuestro blog, cuando lo que realmente debiéramos hacer
es unirnos para poner en marcha una verdadera revolución. En nuestros partidos y
fuera de ellos. Unirnos para provocar una reacción especialmente en la
izquierda que haga algo ante esta brutalidad, ante esta verdadera salvajada,
ante este genocidio inhumano.
Gritar, chillar, insultar, patalear, pero hacer
ruido, mucho ruido, para que alguien escuche nuestra indignación, nuestro
cabreo ante esta situación.
La foto de ese niño blanco muerto (¿o asesinado?) en
la playa debería servir como punto de inflexión para que esa indignación fuera
colectiva, que sumara adeptos hasta transformarnos en una marea de cabreados
contra el sistema que permite estas situaciones. Contra un sistema injusto, depredador,
que empuja a miles, millones de personas desesperadas hacia lo que suponen un
paraíso que acaba siendo una ratonera mortal.
Este cabreo de hoy debemos canalizarlo, ordenarlo
para que realmente sirva para algo y no solo para un desahogo estéril. Ponernos
de acuerdo seamos socialistas, podemitas, comunistas, anarquistas, de la
izquierda abertzale o independentista catalana. Aparcar nuestras disputas
insensatas, insignificantes antes este drama y juntos alzar nuestra voz,
potenciar nuestro cabreo con la suma de otras gentes que obliguen a nuestros
dirigentes a hacer algo.
Decía Sor Lucía Caram
que “El hambre es algo terrible,
la indiferencia una tragedia y la falta de diligencia, en ocasiones un crimen”,
cierto, en este caso aún más, no podemos permitir el hambre y la guerra con
indiferencia y ponernos las pilas con urgencia porque realmente la falta de
diligencia resulta ser un crimen.
Es cierto que nos traerá problemas, el primero de ellos la
demanda de los nuestros que también pasan penurias aquí, de quienes pasan
hambre aquí, de quienes no consiguen trabajo aquí. Soportar un incremento de
población de 800.000 personas en Europa necesitará grandes cantidades de
alimentos, de viviendas, de trabajo en un momento de carencia, pero estamos en
situación de emergencia humanitaria y la generosidad debe ir acompañada de
audacia e imaginación para solucionar sus problemas al mismo tiempo que no
olvidamos los nuestros. Es un reto para la izquierda que esta vez sí debe estar
a la altura de las circunstancias.
Por
eso hacer algo es la clave, no quedarnos solo en la hipocresía cobarde de la
denuncia a secas. Hacer es reaccionar aquí y ahora.
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