¿El siguiente yo? (Artículo escrito hoy hace 14 años)
Hace hoy 14 años ETA asesinaba vilmente a Juan Mari
Jáuregi. Escribí en aquel instante esta reflexión que recupero, desde un
tiempo diferente, quizás para que nos demos cuenta de todo lo que se ha
avanzado gracias al empeño de algunos, de gentes de la izquierda abertzale y de
la orilla de enfrente, que con generosidad, imaginación, audacia fuimos capaces
de tender puentes por los que encontrarnos. Ahora el PP y su gobierno empeñado
en entorpecer esa comunicación demostrando su vileza, anteponiendo intereses
electorales a la necesidad de consolidar definitivamente la paz.
Hoy más que nunca en honor a su recuerdo, como homenaje a
su figura, a su ejemplo dialogante y pacificador, quiero recuperarlas y mostrar
mi empeño en continuar su lucha por la paz, por el diálogo, el entendimiento entre
muy diferente. Hoy le rindo así mi humilde homenaje a un gran amigo, a una gran
camarada, a un gran compañero y le mando un beso fraternal a su viuda Maixable
Lasa otra inmensa mujer:
“El
asesinato de Juan Mari Jáuregi después de un mes de terror por parte de ETA
remueve en mi interior sensaciones, sentimientos, reflexiones nuevas, que
después de todo lo que ha ocurrido en los últimos años pensaba que ya eran imposibles
de sentir. Es como la gota que desborda el vaso del hastío, la indignación y el
desprecio que originan sus acciones, cada vez más terribles e incomprensibles
desde la razón. Conocía a Juan Mari como conocí a José Luis López de Lacalle, y
coincidía con él aún en más cosas que con José Luis. Los dos militamos juntos
en el PCE, luchamos juntos contra el franquismo, pasamos juntos al PSOE después
de un proceso de reflexión que nos llevó a considerar éste como "la casa
común de la izquierda". Los dos hemos mantenido en los últimos tiempos
posiciones heterodoxas y críticas con la posición de nuestro partido en el
conflicto vasco y los dos hemos defendido en privado y en público que es
necesario el diálogo para resolverlo, necesario distender las relaciones con el
PNV, necesario diferenciarnos del discurso belicista e inmóvil del PP, más
preocupado por su crecimiento electoral que por resolver el problema. Los dos,
en fin, estábamos en esa posición de puente, quizás demasiado ingenua e
idealista para los tiempos que corren.
Por eso
siento que al asesinar a Juan Mari asesinan una parte de mí, una parte de las
ideas que defiendo y defendía él. Siento que ETA no sólo dinamita los
hipotéticos puentes que se intentan tender entre ambas orillas de este conflicto
de aguas turbulentas, también dinamita el suelo sobre el que deben construirse,
intentando dejar sin posibilidades de diálogo a esta sociedad que lo está
demandando con firmeza.
ETA, con el
asesinato de Juan Mari, cruza una línea imperceptible pero existente,
eliminando a los más próximos de entre sus enemigos, a los que sirven de conexión con una
parte de la sociedad, con la que ineludiblemente hay que contar para resolver
el conflicto. Y al cruzarla señala como objetivos a cualquiera que no se rinda
a su poder militar y fascista. El yo del título de este artículo es
genérico, es la pregunta que todos debemos hacernos a partir de ahora. Quiere
indicar que el próximo puede ser un dirigente del PNV o EA, un miembro de la
corriente de opinión Aralar que ha surgido dentro de HB, un dirigente de la
cúpula actual de esta organización (HB) que en público o incluso en privado
discrepe de su enloquecida espiral, incluso uno de sus dirigentes (de ETA) que
plantee una estrategia diferente, o yo mismo. Simplemente por no hacer
seguidismo de sus propuestas y mantener posiciones intelectualmente libres. Y
esa reflexión es lo más terrible de esta situación, que cualquiera es objetivo
de ETA, porque ya todos somos sus enemigos potenciales. Y cuando la praxis de
una organización, sea militar o política, la sitúa en contra de todo y de
todos, debe hacerla reflexionar seriamente sobre su ineficacia para la
obtención de sus objetivos políticos, y por tanto, sobre la necesidad de su
disolución.
Ayer estuve
en San Sebastián y comprobé en directo no sólo el dolor que su terror produce
en las familias, directas y políticas; también la crispación y el abismo social
que van abriendo. Vi al lehendakari
lbarretxe esperando en la entrada al velatorio, increpado por algunos que
no pudieron controlar su indignación, aunque, en mi opinión, erraban en la
dirección en que debían dirigir su ira, que debía ser más hacia un ministro
como Mayor Oreja, incapaz de evitar estos actos, y que en vez de dimitir por
ello se permite lanzar soflamas propagandísticas contra los demás. Vi a un
Ibarretxe dolorido por este nuevo asesinato, tenso, y solo, rodeado de
militantes socialistas con una gran carga emocional. Por eso fui a saludarle,
rompiendo así su incomunicación con nosotros (los socialistas), y a la salida
le comenté que algo tenemos que hacer. Algo diferente, audaz, imaginativo y
sobre todo generoso, para, por encima del dolor, de la indignación, de la ira
contenida, hacer que prevalezca el diálogo y el entendimiento. Y para eso hace
falta comunicarse, hablar, evitar que triunfe la estrategia de ETA de provocar
un enfrentamiento irreversible entre nacionalistas y no nacionalistas. Para
evitar "el choque de trenes". Quizás deberemos de empezar los más
proclives a ese diálogo, para, en una segunda fase, ir incluyendo a los más
reacios, que casualmente son los que más poder tienen en nuestras respectivas
orillas. Pero, en cualquier caso, no consentir que dinamiten las bases sobre
las que se debe construir el puente del diálogo y el entendimiento.
A veces,
quizás ingenuamente, busco un razonamiento ideológico, político, a los
atentados de ETA, intentando encontrar razones a lo inexplicable, y
preguntándome cómo es posible que no sean capaces de entender que lo que hacen
fortalece a sus hipotéticos enemigos y debilita a sus correligionarios, como se
desprende del último Euskobarómetro que hemos conocido. Que el camino que han
emprendido después de la tregua no conduce a la consecución de su estrategia
política, sino que, al contrario, aleja la posibilidad de acuerdos en esa
dirección. ¿O es que piensan que es posible derrotar militarmente al Estado
español? ¿Habrá que analizar las acciones de ETA en claves no políticas, sino
psicológicas?
Y mientras
tanto, y lamentablemente, al inmovilismo del PP se le suma el inmovilismo de
HB. Sus dirigentes no son capaces de hacer sus reflexiones políticas al margen
del poder militar, y si lo hacen es sólo en privado. ¿Qué opinará en privado
Otegi del asesinato de Juan Mari Jáuregi? Yo creo que lo puedo adivinar, lo que
no adivino es por qué no tiene el valor político de decirlo en público y por
qué no tiene el valor político de sublevarse, políticamente hablando, ante sus
superiores militares. Esa es la clave, que en HB el discurso político
prevalezca sobre el militar, que haya gentes en su dirección, que, como hacemos
algunos dentro del PSOE, sean capaces de discrepar de las posiciones mayoritarias, y a base de constancia y muchas veces
de incomprensión, vayan impregnado con esas tesis el discurso oficial. Desgraciadamente, Juan Mari ya no
podrá hacerlo, pero otros recogemos su bandera a favor del diálogo y el
entendimiento, en defensa de soluciones políticas a los problemas políticos, en
la búsqueda de nuevos marcos jurídico-institucionales en los que todos nos encontremos
cómodos; en definitiva, en conseguir lugares de encuentro y de convivencia
pacífica entre diferentes. La mejor forma de respetar su memoria es seguir con
su lucha en esa dirección.
Juan Mari
Jáuregi, descansa en paz, y ojalá seas el último.”
José Luis Úriz Iglesias, miembro del Comité Federal del PSOE. Villava-Atarrabia.
29 Julio 2000
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