12 de abril: Alegato por un cambio profundo
Publicado en GARA y Diario de Noticias de Navarra.
Compañeras
y compañeros, queremos escribiros un texto. Un texto en el que vamos a hablar
de política. De política grande, como la que estamos haciendo en la Asamblea
por el Cambio Social en Navarra.
Hace
mucho tiempo que la política, la actividad más noble y necesaria que hay en la
sociedad, se la hemos dejado a unas pocas personas. ¡Y así nos va! De esas
pocas personas, un grupo muy reducido tiene mucho poder, y el resto tiene muy
poco poder. Y ese grupo muy pequeño hace lo que le manda un grupo mucho más
pequeño aún que nadie ha elegido nunca, ni siquiera formalmente, ni siquiera en
unas elecciones de sainete: son los poderes financieros y los grandes grupos
económicos.
Como
decíamos, el resto de políticos tienen muy poco poder y están metidos en una
ruleta de ritos, rutinas, competición y votos. Demasiado alejados de la gente
durante la mayor parte del tiempo y demasiado obsesionados con ganar nuestros
votos en las próximas elecciones. Aunque cueste reconocerlo, sobre todo a
ellos, hacen “pequeña política”. La política grande la estamos haciendo la
gente de abajo, la gente corriente y decente. La hacemos cuando nos reunimos y
tratamos de organizarnos para cambiar este cada vez más horroroso e injusto
mundo. Cuando nos juntamos gentes de distintas sensibilidades porque nos
estamos haciendo conscientes de que cada grupo por su lado no podemos ser
capaces de cambiar de raíz este mundo. Cuando salimos juntas a la calle.
Esta
política grande se tiene que extender por toda Navarra y por todos los rincones
de la sociedad. Porque quienes nos están saqueando y amargando la existencia se
tienen que enterar. Se tienen que enterar de que tenemos mucho más poder que
ellos. Ellos son muy poderosos, pero son muy pocos y son indecentes y
criminales. En cambio, nosotras y nosotros somos la inmensa mayoría y nos
importa la gente, toda la gente. Mientras ellos quieren todo para ellos,
nosotros queremos “para todos todo y nada para nosotros”, como dice el lema
zapatista. Pero, para hacer efectivo nuestro poder, nos tenemos que enterar
también nosotras de que lo tenemos. Y esa es nuestra tarea. Grande y difícil,
pero la única que nos puede salvar. Es la gran política: reunirnos, reflexionar
y debatir conjuntamente, organizarnos desde abajo en un gran auzolan,
movilizarnos juntas cada vez más y de formas diferentes, cambiarnos y cambiar
estructuras, dinámicas y formas de vida...
¡Se
puede, si queremos! El querer, la voluntad, es fundamental para lograr nuestra
fuerza. Y necesitamos mucha más de la que tenemos. Tenemos que dar un giro a
nuestro trabajo. Necesitamos darle más importancia a esta gran política y
bastante menos –aunque sin despreciarla en absoluto- a la pequeña política. El
poder debe estar en la sociedad organizada y cooperativa. Y las instituciones
deben ser una herramienta de la gente, de esa sociedad. Darle la vuelta: tiene
que mandar la gente a los políticos, no al revés.
Si
lo enfocamos así, algún día nos vamos a enterar de nuestro gran poder, y
entonces ellos se van a enterar. Parafraseando a Monedero, se van a enterar de
los asesinatos de la gente a la que hacen morir 10, 15 o 20 años antes porque
la han dejado sin trabajo y sin medios para cuidarse. Se van a enterar de la
gente que asesinan de hambre por su avaricia. Se van a enterar de la
desesperación de muchas familias y personas que no saben si van a poder comer
mañana. Y de los niños y las niñas que no van a poder crecer adecuadamente por
las penurias en los años de su desarrollo. Se van a enterar del sufrimiento de
la gente desesperada que es empujada al suicidio porque los bancos y las
instituciones a su servicio les echan de sus casas y les roban para siempre su
futuro. Se van a enterar de los asesinatos de las mujeres que han perdido su
vida y su dignidad porque el sistema les empuja a ser sumisas, débiles o
prostitutas; o porque les roban el derecho a abortar en condiciones. Se van a
enterar de los asesinatos de los compañeros y compañeras que mueren en el
Estrecho o en muchos otros estrechos. O de la gente que matan en sus odiosas e
innumerables guerras. Se van a enterar del destrozo que supone para la vida de
los y las jóvenes el que les dejen sin futuro y sin un proyecto digno de vida.
Se van a enterar de los asesinatos de gente que es obligada a respirar aire
sucio, a comer alimentos envenenados o a beber agua contaminada. Se van a
enterar…
Y
vamos a sumar todos los asesinatos y todo el sufrimiento y ¡se van a enterar!
¡Se tienen que enterar de que no se lo vamos a seguir permitiendo! Cambiará el
miedo de bando, ¡tiene que cambiar! Y entonces se hará justicia. Justicia
social y de la otra. Pero para eso nos tenemos que enterar nosotros y nosotras
de nuestro poder y de qué es lo principal y qué lo secundario. Y tenemos que
cambiar y participar, organizarnos y movilizarnos todas juntas y cada vez más.
El
día 12 de abril empezaremos en la Plaza del Castillo. Pero eso sólo debe ser el
comienzo. Hay que hacer que la siguiente sea pronto y seamos más. Y la
siguiente, más aún, y de forma cada vez más transversal e inclusiva. Y
seguiremos trabajando cada día y cada vez más gente hasta que consigamos que se
enteren de que el poder lo tenemos la gente decente. Se van a enterar, porque
pronto nos vamos a enterar también nosotras y nosotros del inmenso poder que
tenemos cuando vamos todas juntas. ¡Claro que podemos, si realmente queremos!
Por
Iñaki Arzoz, Javier Echeverría, Jesús Garijo, Tere Sáez y José Luis Úriz
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