“Asier ETA biok” = generosidad, valentía, reconciliación, PAZ
Anoche tuve el inmenso
placer, el privilegio porque lo hice por invitación personal y expresa de sus
directores Aitor y Amaia Merino, de acudir al estreno en Pamplona del documental
“Asier ETA biok”. El título para quienes entiendan el euskera juega con el doble
sentido de la palabra “eta”, la conjunción “y” más las siglas de una
organización que ha producido mucho daño en este país, ponga aquí cada cual lo
que desee.
Reconozco que fui con cierto
recelo, jugaba en “terreno ajeno” aunque mi larga experiencia en política me ha
enseñado que nunca sabes muy bien cuál es “tu terreno”. Las gentes que me
rodeaban, la mayoría al menos, habían luchado en diferente trinchera que la mía
en esta cruel y absurda guerra, pero ahora había respeto, incluso aprecio,
porque al menos en estos momentos somos capaces de dialogar y entendernos.
Tuve ocasión de conocer
personalmente a Aitor Merino a la entrada cuando cordialmente vino a saludarme
y me dio la percepción de esa juventud fresca, viva, audaz, solidaria y combativa,
que además de gran actor y ahora director es los más importante: una gran
persona, con ese punto de timidez de los que realmente valen.
El documental comenzó
dominando el negro, oscuro, aunque sentí que a medida que avanzaba se iba
llenando de colores, e incluso de un refrescante olor en la escena del bosque
de hayas en el que Asier tallaba la piedra para su aita (padre).
Padre-piedra-haya simbolismo máximo. Que de las imágenes primeras al final iba transmitiendo
el profundo cambio producido en la propia sociedad en el tema de la violencia. Una
violencia que ha invadido las relaciones personales, las amistades,
incluso los amores durante los últimos 40 años, pasando del dolor, la rabia, el
odio, a la ilusión, el diálogo, el encuentro de quienes vislumbran la paz al
fondo de ese patio de colegio en el que dialogan los dos amigos.
Pero el mayor mérito
del documental, realizado con cuidado, con mimo incluso, es intentar mostrarnos
sin tomar partido ambas realidades confrontadas. De una manera objetiva entre
tanta subjetividad, justa entre tanta injusticia absurda, serena frente a la
crispación, con una sensatez que contrasta con la locura partidista que domina
aún ambas trincheras.
Refleja sí la parte humana de dos amigos que se quieren,
que discrepan, que se confrontan, pero que también se respetan, como si el
respeto tan difícil aquí fuera impregnara cada plano, cada escena. Pero no rehuye
el fondo de la cuestión: el denominado “conflicto vasco”. La utilización de la violencia,
extrema incluso, el debate sobre su uso con fines políticos, los razonamientos,
radicales o no de uno de los protagonistas, Asier, contrastando los del otro,
el propio Aitor, imbuido por la cultura, la manera de pensar de Madrid contraria a ese
uso.
Tampoco rehuye precisamente
eso, aportar su propia visión del conflicto, sus opiniones sinceras, y los
interrogantes, algunos sin respuesta, que le abre su amigo del alma, las
contradicciones de quererle al límite y discrepar con él profundamente.
Es un documental, una
película, valiente, sincera, honesta, generosa, que conviene visualizar y
debatir al estilo de los cine fórum que hacíamos en los años 70, incluso
debiera ser de obligada visión y reflexión en las aulas de todo el estado,
porque esa es una de las claves que aporta Aitor de su vivencia madrileña, el
absoluto desconocimiento, lejanía metafísica que se tiene allí de lo que ocurre
aquí.
Me sentí identificado
con él, una identificación repleta de ternura y comprensión, en mi caso al
revés, nacimiento, infancia, juventud allí, en Madrid y madurez y vejez aquí en
mitad del conflicto. Amistades, sensaciones, sentimientos en ambas orillas.
También con su posición “puente” ante este río de aguas turbulentas. Una
compleja y difícil posición en un conflicto con demasiadas aristas, demasiadas
incomprensiones, tensiones, demasiada incomunicación, e ignorancia del “otro”,
demasiada violencia y poco diálogo, entendimiento.
Quizás el elemento más
cruel sea que uno de los protagonistas, Asier Aranguren, haya sido detenido en
la última y torpe de nuevo, operación contra el mundo de ETA. Un mundo en el
que para muchos insensatos cabe todo, la propia escena que dramatiza la entrada
de la policía en casa de Asier lo visualiza perfectamente. Incluso a mí me acusan
públicamente de colaborador por mis posiciones heterodoxas sobre esta cuestión en el socialismo español. Por
eso este inmenso testimonio tendrá injustamente muchas dificultades para verse
en el resto del estado. No sé si alguien que pueda cambiar el sentido de la
marcha de este hecho leerá estas líneas, pero si lo hace que haga algo para
evitarlo, porque resulta absolutamente didáctico y es una gran aportación a la PAZ,
así con mayúsculas.
Da para mucho el
documental de Amaia (no la olvido) y Aitor Merino, para sensaciones, sentimientos diversos, reflexiones varias, merece la pena verlo, os lo recomiendo con
vehemencia aunque el tema que trata sea difícil de digerir.
Anoche sentí que estaba
un poco menos solo en esta a veces estéril batalla por la paz. Anoche recargué
pilas, recuperé fuerzas para la parte del largo y curvo camino que aún nos queda
por recorrer. Gracias Amaia y Aitor, eskerrik asko desde la otra orilla….
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