¡Viva la izquierda! ¡Viva la paz! ¡Viva la libertad! ¡Viva la justicia social! Incluso: ¡Viva la revolución!
Egun on, buenos días, bon dia, en el final de un
verano en el que la crisis nos golpea duro. Este año no ha habido baños en las
aguas del mar, ni viajes exóticos, no grandes comidas, o compras de ropa de
marca. Este año comidas y cenas desde el balcón, con atardeceres cada vez más
bellos, visitas de gentes que quiero, recuperar charlas, paseos, Navarra en su
intensa belleza, tranquilidad, sosiego y descubrir que para ser feliz no hacen
falta grandes cosas, grandes gastos, ni grandes aspavientos. Que estar rodeado
de la gente que te quiere, que realmente te quiere es lo más importante.
Ahora llega un nuevo curso repleto de peligros, de
situaciones complejas, con la crisis que no parece tener final, la clase
política absolutamente desprestigiada, corrupciones, corruptelas, sinvergüenzas,
canallas de diversos pelajes, caraduras vomitivos, gentes que dicen pertenecer
a la izquierda solo para ocupar una poltrona o conseguir un trabajo. Habrá que
esforzarse mucho este nuevo curso en darle una vuelta a esto. Esforzarse dentro de mi partido, el
PSOE, para que nuevos vientos acaben reconvirtiéndolo en lo que nunca debió
dejar de ser: un partido realmente de izquierdas, democrático, transparente,
con libertad de expresión, donde los que sobren sean los lameculos, los
Torquemadas, los aduladores de la derecha, los que solo están por un puesto de
trabajo y se reciba y apoye a los que piensan por sí mismos, a quienes se
nutren de las esencias de la izquierda, a los que no se callan, a quienes
piensan y aportan ideas, a quienes creen más en la lealtad a las ideas que los
falsos líderes.
Esa batalla será dura este otoño pero la daremos
hasta nuestro último aliento conscientes de que el PSOE actual debe
reinventarse, reciclarse, transformarse. Ahí hemos estado, ahí estamos y ahí
estaremos, junto con compañeras y compañeros que piensan igual. Es el momento
de los valientes, de quienes van a dar la cara por un PSOE que lidere un
proceso revolucionario en este país, que esté con las masas cabreadas,
machacadas, agredidas por una derecha que durante estos últimos tiempos ha
campada sin cortapisas por este mundo.
Vuelve el otoño y con él me sitúo de nuevo en mi
observatorio de la realidad, para analizarlo, reflexionando sobre lo que
acontezca y aportando allí donde me dejen mis conclusiones. Será un duro nuevo
curso, seguro, ahora incluso resuenan de nuevo tambores de guerra y hasta
nuestro admirado Obama acaba siendo otro imperialista más, dispuesto como sus
antecesores más deleznables a mancharse las manos y provocar otro instante peligroso
en le historias de nuestro planeta. Tocará volver a sacar los viejos eslóganes,
las viejas pancartas pacifistas, compartiendo esa lucha con la que haremos en
las calles contra las agresiones al Estado del Bienestar. Ahí también hemos
estado, estamos y estaremos, como lo hicimos en 1968, en le guerra de Vietnam,
o la de Irak.
Será un curso duro, muy duro y habrá que desempolvar
nuestras viejas banderas, las rojas de la izquierda real y las blancas con la
paloma de la paz.
Ahí hemos estado estos últimos 45 años, ahí estamos
ahora y ahí estaremos después.
¡Viva la izquierda! ¡Viva la paz! ¡Viva la libertad!
¡Viva la justicia social! Incluso: ¡Viva la revolución!
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