Quo vadis izquierda?
Resulta
extremadamente difícil en los tiempos actuales realizar una reflexión que dure
no ya unos días sino ni siquiera unos minutos. Menos aún en un tiempo líquido,
con política líquida y políticos del mismo estilo muy alejados de los
estadistas que el país merece.
Ahora
parece que sólo se batalla por quién domina el relato, por intentar echar la
culpa al “otro” del fracaso. Porque quizás produzca en algunos protagonistas un
temblor de piernas, al mirar a esa fatídica fecha del 10-N al que en el
momentos de escribir estas líneas parecemos abocados.
No les
falta razón a Pedro y Pablo, Pablo y Pedro, monta igual, monta tanto, con
temblar ante unas nuevas elecciones, porque la sensación es que si esta gresca
entre las izquierdas acaba en fracaso y la derecha continúa poniéndose de
acuerdo, en concreto en Murcia y Madrid, pueden ganar las próximas elecciones y
por lo tanto gobernar.
Habría
que recomendarles que vuelvan a escuchar los discursos de Abascal y Rivera,
para intuir a qué pueden condenar a este país y a su izquierda si la
traicionan, si no son capaces de ponerse de acuerdo.
La
tensión vivida el pasado lunes 22 pone en peligro esa posibilidad pero hay que
confiar en que se rectifique. Resulta muy curioso que las intervenciones más
sensatas hayan sido las de un renovado Gabriel Rufián por ERC y la del
representante del PNV Aitor Esteban. Pero no sólo ellos también Joan Baldoví, o
Mertxe Aizpurúa, o sea 191 diputados.
Un
mensaje común desde ambos, casi un grito desgarrador que coincide con el que
estoy seguro están enviando en estos instantes miles y miles de votantes del
PSOE y Podemos; poneros de acuerdo, no traicionéis nuestra confianza, no nos
pongáis bajo los caballos de la tríada de derechas.
Si
Sánchez continúa escuchando a un psicópata como Redondo no sólo puede acabar
con su futuro, también con el de la izquierda en su conjunto. Muchos el 22 nos
sentimos engañados, traicionados y nos planteamos seriamente no participar en
esas elecciones si su empecinamiento nos lleva a ellas.
¿Cuántos?
¿Unos pocos o miles? La intuición es que muchas y muchos. Un incremento
importante de la abstención en la izquierda daría la victoria gratis a la
derecha y nos tendríamos merecido las políticas que podrían poner en marcha.
¿Tan
difícil es Sánchez, que una vez que Podemos renuncia a que esté su líder, que
renuncia a coger los ministerios denominados de Estado, ceder en la propuesta
para satisfacer sus pretensiones? ¿Y Pablo, tan difícil es ceder en algunas
peticiones quizás excesivas para buscar puntos de encuentro? Creo que el país y
la izquierda se los merecen y necesitan.
Quo
vadis izquierda? ¿A dónde vas izquierda? No hagáis que como en la famosa
película la respuesta sea; “A Roma, la ciudad que tú abandonas, para hacerme
crucificar de nuevo” y acabéis abrasando en el fuego de Nerón a todas las
gentes que os apoyaron.
Pasar
a la historia como un traidor y un cobarde es muy duro. Que muchas de nuestras
gentes intuyan que las presiones del IBEX 35, la gran banca y la patronal,
sumado a un personalismo estéril sean las causantes de este fracaso puede
resultar terrible.
Hoy
Pedro Sánchez podía tener esos 191 votos y se ha quedado en apenas los suyos.
Tienen tiempo de rectificar y de hacer los deberes. Por cierto espero que si no
los acaban no les veamos a uno en el Parque Nacional de Doñana y al otro quién
sabe dónde, plácidamente de vacaciones, porque sería de muy poco vergüenza.
Casualmente
o no, ese fracaso coincide con el triunfo de otro nuevo siniestro personaje,
Boris Johnson, que va a imponer el Brexit salvaje al Reino Unido. A la triada
Trump-Salvini-Bolsonaro se le une ahora Johnson. Malos tiempos para la lírica
si no espabilamos.
Por
eso compañeros en la izquierda, si no sois capaces de conseguir un acuerdo os
juro que os maldeciré hasta el último de mis días y desde luego olvidaros de mí
para votaros.
Fdo.:
José Luis Úriz Iglesias (Ex parlamentario y concejal de PSN-PSOE)
Villava-Atarrabia
23 Julio 2019
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