El desvarío de Pedro y Pablo
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Acaba una reunión de una hora y cuarenta minutos entre los dos líderes de la izquierda española. Pedro Sánchez y Pablo Iglesias tenían la obligación política y ética, de ponerse de acuerdo para poner en marcha el nuevo gobierno presidido por el primero, pero no lo han conseguido.
Acaba una reunión de una hora y cuarenta minutos entre los dos líderes de la izquierda española. Pedro Sánchez y Pablo Iglesias tenían la obligación política y ética, de ponerse de acuerdo para poner en marcha el nuevo gobierno presidido por el primero, pero no lo han conseguido.
La
altura de miras que se les exigía ha quedado convertida en apenas una vulgar
apariencia de cara a la galería. Toda la ilusión generada en el seno de la
izquierda que representan tras el 28-A, ha quedado dilapidada en apenas cien
minutos de charla.
¿Charla
o monólogos sucesivos? ¿De qué han hablado en ese tiempo? ¿Quién expone el
relato más ajustado a lo que realmente ha ocurrido? ¿Alguno de ellos va a decir
la verdad que sus votantes merecemos? ¿Qué es lo que realmente les mueve, su
ambición personal y partidista o el bien común? ¿Han hablado de los problemas
que afectan a la ciudadanía o solamente de los que les interesan a ellos y sus
partidos?
Porque
de haber sido su conversación sobre esta última cuestión, parece evidente que
el contacto habría terminado con un acuerdo prácticamente total.
Quizás
nunca podamos tener respuesta cierta a esas preguntas. Puede ser, porque la
verdad les dejaría en muy mal lugar a ambos. Es probable que hayan hablado de
cuestiones inconsistentes, que ninguno de ellos acabe diciendo la verdad, al
menos toda la verdad, o que sólo busquen su beneficio personal importándoles un
carajo ese bien común que queda muy alejado de sus expectativas.
¿Era
tan difícil ponerse de acuerdo? ¿Tantas leguas de distancia les separan? ¿O es
que simple y llanamente a uno le impulsa el olor de que podría arrasar las
próximas elecciones y al otro su ambición personal?
¿Van a
ser capaces de dilapidar el activo que les dimos once millones de ciudadanos y
ciudadanas en las pasadas elecciones?
Porque
efectivamente como piensa uno de ellos el PSOE podría crecer en unas nuevas y
el otro que llevando la tensión al límite puede doblegar su posición
intransigente.
Es
probable que alguno de ellos tenga razón, o quizás ninguno y ese juego suicida
acabe con una bala en el cerebro de toda la izquierda de este país.
Jugar
a la ruleta rusa en un momento como este no sólo es una irresponsabilidad,
también podría resultar un error de componentes históricas.
¿Podría
ocurrir en ese 10 de Noviembre al que vamos abocados después de esa frustrada
reunión, que las derechas sumaran para llegar al gobierno, ante la
desmovilización de la izquierda debido a las irresponsabilidad de sus dos
líderes?
Es una
hipótesis posible que hoy pocos en el seno del PSOE y Podemos contemplan, pero que
condenaría a ambos a una peligrosa y quizás larga travesía por el desierto.
Contemplada
esa posibilidad desde hoy puede parecer terrible para esa izquierda, al menos
desde el punto de vista táctico, pero quizás trajera una elemento positivo,
éste estratégico; que esa debacle tendría dos responsables; Pedro y Pablo;
Pablo y Pedro, el orden de factores no altera el resultado, y como consecuencia
su desaparición de la escena política.
En
estos instantes parece evidente que desde el punto de vista del necesario
entendimiento entre las dos izquierdas, ellos suponen un obstáculo. No parece
que se entiendan y mucho menos que estén dispuestos a ponerse de acuerdo, por
eso quizás el mayor servicio que podían hacer para el futuro de esa izquierda
sería desaparecer y eso sólo se puede producir desde el fracaso de ambos.
La
reunión de hoy ha supuesto un jarro de agua fría para quienes confiábamos en
que ese gobierno de izquierdas era posible y necesario. Pero no debemos caer en
la melancolía, porque la clase política actual nos ha acostumbrado, a que lo
que en un momento dado es blanco apenas tres minutos después puede convertirse
en negro, gris, verde o azul.
¿Podría
revertirse el desencuentro de hoy? Parece difícil, porque o bien cede uno o el
otro y no parece que sus egos se lo permitan. Claro que habría una solución
intermedia, pero esa era propia de la Transición; la búsqueda de puntos de
encuentro desde la cesión y la generosidad. No parece que estos críos sean de
esa especie de políticos, ya en vías de extinción.
Reitero
mi idea de reivindicar que al igual que en un tiempo en Euskadi se necesitaron
menos policías y más psiquiatras, creo que ahora estos dos los necesitan con
mucha más razón. Pedro y Pablo, una buena terapia de diván os vendría bien pero
especialmente podría ser beneficiosa
para el país.
Pinta
mal, pero nunca debemos perder la esperanza.
Veremos………..
Fdo.:
José Luis Úriz Iglesias (Ex parlamentario y concejal del PSN-PSOE)
Villava-Atarrabia
9 Julio 2019
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