¿Resistirá Pedro Sánchez?
Artículo publicado en Diario 16, Periodista Digital, El Confidencial Digital, Navarra Información y Gara del 23 al 26 Febrero 2019
Escribir una reflexión justo en el instante en el que el Presidente del Gobierno Pedro Sánchez presenta su libro “Manuel de resistencia”, tiene un elemento positivo; que te da el título.
Escribir una reflexión justo en el instante en el que el Presidente del Gobierno Pedro Sánchez presenta su libro “Manuel de resistencia”, tiene un elemento positivo; que te da el título.
Aunque
es preferible añadirle el interrogante dado que dentro de apenas dos meses se
van a celebrar unas, o mejor dicho otras, elecciones decisivas para este país.
A
partir de este instante si ya era difícil hacer análisis sosegados, reflexivos,
o de largo alcance, debido a que nos movemos en una política líquida, dentro de
una sociedad de las mismas características, a partir de ahora va a resultar
como la famosa película, misión imposible.
Va a
ser una campaña electoral a cara de perro, donde lo emocional se va a imponer a
lo ideológico y lo probable es que culmine con un voto desde las entrañas y no
desde el cerebro.
Una
campaña inundada por la postverdad, por los juego de prestidigitación, con
continuos golpes de efecto, intentando noquear al contrincante sea como sea y
con las medidas que haga falta, dejando colgadas en la puerta las chaquetas de
principios como ética y honestidad. Aquí toda va a valer con tal de ganar un
solo voto.
Utilizando
esos conceptos boxísticos resulta fundamental resistir sin besar la lona,
porque como en la viaja canción de cuando éramos jóvenes resistir es vencer y
ahí Sánchez es un verdadero maestro.
Pero
la cuestión es si con resistir será suficiente, si ganar lo va a ser, porque ya
se ha demostrado en Andalucía que conseguir más escaños no basta, si tus
contrincantes suman mayoría absoluta.
Los
equipos de campaña saben que esa es la clave, tener los aliados adecuados, que
estén cerca y que también ellos consigan el resultado suficiente, para sumados
a los tuyos poder acceder al poder. Por un lado PP, Cs y Vox, por el otro PSOE
y todas las variantes de Podemos, o sea la derecha frente a la izquierda.
El
problema en las últimas ocasiones es que una vez desaparecido, parece que
definitivamente, el bipartidismo, también puede ser necesario la suma de los
“otros”. ¿Y quiénes son los “otros”? Pues los independentistas, PNV, Bildu
desde Euskadi, ERC, PDeCAT desde Catalunya.
Cambia
el panorama político sustancialmente, porque ya los acuerdos no van a ser entre
afines ideológicos más o menos radicalizados, sino con unos nuevos invitados.
Ya no se va a tener que discutir y acordar sobre incrementar o recortar los
derechos sociales, o sobre una política económica más o menos liberal, sino
sobre conceptos que sacuden nuestras normas democráticas como derecho a
decidir, o independencia.
Nos
van a poner a todos, derechas e izquierdas, frente a la contradicción de no
haber sabido resolver cuando debíamos y podíamos las viejas tensiones
centro-periferia.
Probablemente
PSOE y PP se arrepientan de no haberlo hecho cuando dispusieron de mayorías
absolutas y se enfrentaron a este reto con mirada corta y no con altura de
miras. Quizás también el PP de Rajoy se arrepienta, o quizás lo haya hecho ya
antes, de haber presentado aquel recurso contra el Estatut ante el Tribunal
Constitucional, que fue el que provocó este tsunami.
¿No
habría sido mejor, en un momento en el que una mayoría de catalanes se
encontraban encantados con ese nuevo marco de convivencia, haberlo dejado
estar?
Pero
no se hizo y ahora nos encontramos con que de nuevo es muy probable que quien
desee gobernar, lo tenga que hacer contando con ellos. Eso o un pacto anti
natura derecha-izquierda, del que hoy todos reniegan. Aunque ya se sabe que en
una época líquida “donde dije digo, dije Diego”.
Pero
lo que nos deberíamos interrogar es que si eso puede ser posible sin cruzar la
línea roja de nuestra máxima norma. Parece muy difícil, aunque en política no
existe nada imposible y tratándose de Pedro Sánchez menos aún.
Algunos
teóricos constitucionalistas ya nos vienen señalando ciertos caminos. La clave
es en el manido “derecho a decidir”. Ese para algunos derecho inalienable, se
puede ejercer sin que el resultado sea decisivo, al menos en una primera fase,
sino meramente indicativo de por dónde va la sociedad.
La
propia Constitución nos da esa posibilidad a través de su artículo 92.1que
señala: “Las decisiones políticas de especial
trascendencia podrán ser sometidas a referéndum consultivo de todos los
ciudadanos”.
La clave son dos palabras, “consultivo” y todos”. ¿Se
aceptaría por parte de los independentistas que fuera así? ¿Lo sería por la
otra parte que el “todos” se interpretara con amplitud de miras como todos los
catalanes?
Probablemente no, pero por qué no intentarlo. ¿Por qué no
aplicar la imaginación, la audacia y la generosidad a este difícil asunto?
Si además le sumamos un nuevo pacto fiscal que acerque a
Catalunya a la situación de Euskadi y Navarra, podíamos atraer a los sectores
más sensatos y pragmáticos del independentismo catalán, que probablemente se
fortalezcan en estas elecciones.
¿Todo esto bastaría? No lo sabemos, pero hay que intentarlo y
eso probablemente sólo estén en condiciones de hacerlas las izquierdas.
Especialmente legitimadas después de saberse en el juicio al Proces que la
derecha, al menos el Gobierno de Rajoy, también estuvo contactando, acordando,
aunque fuera a través de intermediarios, con el Gobierno de Puigdemont.
Algo habrá que hacer, no podemos estar eternamente con el
“Día de la marmota”, porque este país necesita y se merece estabilidad y
sosiego. Llevamos demasiado tiempo a la greña y ya va siendo hora de que España
y Catalunya se reconcilien y quizás este sea el momento.
¿Resistirá Pedro Sánchez? ¿Resistirá el país (ponga aquí cada
cual lo que desee)? Con esa nueva vía apuesto a que sí.
Veremos…………
Fdo.: José Luis Úriz Iglesias (Ex parlamentario y Concejal
del PSN-PSOE)
Villava-Atarrabia 21 Febrero 2019
Hay que resistir con la ayuda de partidos y/o coaliciones afines con el progreso, la democracia y la libertad.
ResponderEliminar