¿Por qué estaré el 20-O en Donosti con “Orain Presoak”?
Publicado en Diario 16 el 14 Octubre, en Plaza Nueva el 15 de Octubre y en Gara y Diario de Noticias de Navarra el 18 Octubre 2018
Suelen opinar que una
de las reglas de oro a aplicar en los artículos de opinión es no hacerlo en
primera persona, pero en este ocasión debido a la reflexión que intento
trasladar resulta obligado hacerlo así.
A menudo se intenta a
través de esas ideas puestas negro sobre blanco convencer a “los otros”. No es
este el caso, porque con lo que van a leer a continuación ese deseo va dirigido
hacia los míos, o sería mejor decir a los míos, míos.
Comencé mi andadura en
eso de intentar construir puentes por los que diferentes pudieran transitar
para poder comunicarse, allá por principios de 1990 cuando junto a mi gran
amigo y entonces compañero de militancia en el PSOE, hasta donde habíamos
llegado desde el PCE, comenzamos esa larga aventura.
Las primeras
experiencias fueron largas comidas con Patxi Zabaleta, entonces dirigente de la
mesa nacional de HB, en un restaurante discreto a mitad de camino entre Madrid
y Pamplona, el “Casa Antonio” del pueblo soriano de Almazán.
Después vinieron 28
años de encuentros, comidas, cenas, cafés, contactos que la muerte de Enrique
impidió fueran plasmados en el libro que teníamos previsto escribir.
Muchos nombres se
cruzaron en nuestro camino, Felipe González, Borrell, Zapatero, Barrena,
Permach, Urralburu, Roldán, Rubalcaba, sobre todo Rubalcaba.
En ese tránsito aprendí
a conocer al “otro”, a entender aunque no compartiera sus ideas el sentido de
su lucha aunque resultara equivocada y dolorosa. A entender, y también a
comprender qué había detrás de tanta violencia, de tanto odio y rabia. Intentar
elevarme para evitar que el árbol me impidiera ver el bosque.
Fue un proceso arduo y
difícil lleno de altibajos, encuentros y desencuentros, todo ello en años de
“plomo y fuego”, con las contradicciones a flor de piel. Por un lado esos
encuentros intentos, del otro asesinatos, extorsión, choques brutales con las
gentes de esa orilla en las diferentes instituciones, en especial el
Ayuntamiento de Villava.
Amenazas, coacciones,
la familia implicada en esa tensión inadmisible, intolerable. Incluso recuerdo
la llamada desde el Ministerio del Interior, comunicándome que el último
comando detenido me tenía realizados seguimientos, que podían haber acabado con
mi asesinato si no los hubieran cogido.
Parece difícil entender
que por un lado intentara comunicarme con ellos y por otra me confrontara de
manera abrupta, creo que valiente. Quizás la explicación estuviera en que siempre
tuve la esperanza de que esa pesadilla acabara justo como ha acabado.
Mientras tanto
colaboración con los diferentes movimientos que aparecían para dar una
oportunidad a la paz y la convivencia. Gesto por la paz primero, después
Elkarri, Lokarri, Foro Social y allí nuevos nombres, nuevas personas, Jonan
Fernández, Paul Ríos, o Agus Hernán se añadieron a esa larga lista de diálogo
con diferentes, que en realidad iba descubriendo que no lo eran tanto.
Todo ello con la
incomprensión, el desencuentro y el desamparo de los míos, míos.
Recuerdo cuando en las
refriegas de los plenos del Ayuntamiento de Villava-Atarrabia llenos de tensión
me dirigía a esas gentes de la otra orilla, que casualmente estaban ubicados
enfrente indicándoles: El día que no apoyen la violencia, que no amparen a una
banda terrorista todo será posible, todo, hasta el acuerdo y la colaboración.
Ese era el mensaje a
trasladar según mis mayores y ese trasladé firmemente convencido de que sería
así. Me lo creí quizás de manera ingenua.
Entendía que el
sufrimiento se repartía, de manera injustamente desigual pero se repartía. El
de las víctimas de ETA y el de los daños colaterales que producían en la otra
orilla, una lucha anti terrorista llevada por caminos ilegales e ilegítimos,
incluida una política de dispersión que como demócrata nunca entendí.
¿Por qué castigar a las
familias de los delincuentes, me preguntaba? ¿Por qué producir más daño
innecesario? ¿Por qué ese “ojo por ojo,
diente por diente? ¿Por qué anteponer venganza a justicia?
Ahora ya la causa, la
existencia de ETA, ha desaparecido, por lo tanto debería ser obligatorio que
desaparezcan esos efectos.
Resulta injusto y en mi
opinión contrario a las normas democráticas, que si un preso, pongamos que es
por haber asesinado a su mujer, tenga unas normas penitenciarias y otro de las
mismas características pero del mundo de ETA (recuerdo, una organización
armada, terrorista o como se quiera denominar desparecida) no.
Por eso comencé a
colaborar con “Orain Presoak”. Un colectivo de gentes plurales que como yo
entienden este razonamiento como evidente. Por eso he participado en sus
diferentes apariciones públicas y por eso estaré el próximo 20 en Donosti
reclamando la igualdad de aplicación de normas penitenciarias.
No la impunidad, sino la
igualdad y la aplicación justa de las normas. Acercamiento de presos, medidas
excepcionales para enfermos con enfermedades terminales y concesión equilibrada
de grados penitenciarios.
Lo haré como
socialista, como luchador de la izquierda y sobre todo como demócrata. Aunque paradójicamente
ahora las tensiones me vengan del otro lado, aunque genere incomprensión,
incomunicación y crítica….de los míos, míos.
Aprendí a ser valiente
hace muchos años, allí por finales de los 60 cuando había que luchar en circunstancias
peligrosas, cuando aguanté los envites de canallas como “Billy el niño”, o
cuando en los años difíciles me mantuve firme en primera línea de fuego frente
a ETA y no lo voy a dejar ahora en el final de mis días, ligero de equipaje.
Estaré el 20 en Donosti
sí a favor de que los derechos se apliquen a todos los presos y lo haré junto a
mis anteriores enemigos, con gentes con las que me confronté a menudo
violentamente, contra quienes luché a brazo partido porque consideraba que la
razón estaba de mi parte. Ahora estoy a su lado porque considero tienen razón
en sus demandas.
Lo haré consciente de
que es mi obligación ética y moral, precisamente ahora que los políticos
actuales carecen de ambas. Que estaré haciendo lo que debo para poder vivir con
mi conciencia tranquila.
Se me acusará de estar
poseído por el “síndrome de Estocolmo”, de ser un “tonto útil”, o lo que es
peor aún un traidor. Me da exactamente igual, porque si no entienden mis
razonamientos será porque algo muy profundo se está degradando en la sociedad
actual.
No pretendo que se me
dé la razón, ni siquiera que se me entienda, sólo que lean estas líneas con
alma limpia y altura de miras.
Veremos……
Fdo. José Luis Úriz
Iglesias (Ex parlamentario y concejal del PSN-PSOE)
Villava Atarrabia 13
Octubre 2018
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