¿Es la política actual “El hotel de los líos”?
Publicado en Diario 16, Navarra Información, El Confidencial Digital y Radio Rebelde Republicana el 22 Octubre 2018
“El hotel de los líos”
es una de las mejores películas protagonizadas por esos genios del celuloide
que fueron los Hermanos Marx. Precisamente ahora se han cumplido los 80 años de
su estreno.
Observando lo que va
ocurriendo en la política actual uno tiene la sensación de volver a ver esa
antigua película, con sus gags esperpénticos y su surrealismo desternillante.
Aunque lamentablemente
los actores actuales están muy lejos de alcanzar la brillantez interpretativita
de los Groucho, Harpo, Chico y Zeppo y desde luego producen menos gracia, es
más, a menudo lo que nos provocan es en el mejor de los casos somnolencia y muy
a menudo pena y llanto.
Rivera, Casado,
Iglesias, Sánchez, Torra, Puigdemont, Arrimadas, o Junqueras, por citar a los
más famosos actores actuales, no tiene la agudeza intelectual de los Marx, ni
la capacidad para de manera inteligente con la sutileza de la ironía, hacernos
pasar un buen rato. Hoy lamentablemente todos ellos no estarían nominados a los
Oscar de interpretación, sino a los Razzie.
Comprendo que esta
reflexión pueda sonar dura, e incluso cruel, pero sólo se necesita una visita
rápida por las noticias diaria para darse cuenta que no resulta exagerada.
Uno echa de menos a los
Marx viendo esperpentos como la visita de Iglesias a Junqueras y compañía, la
fingida reacción desde el gobierno, los comentarios y exabruptos de la
oposición, o el cabreo no disimulado de Torra y Puigdemont.
¿Así piensan arreglar
el desaguisado que tenemos en Catalunya? Bueno, a veces los milagros en
política se producen, pero no conviene dejar en manos de esa posibilidad una
situación explosiva como esta.
¿No sería más eficaz abandonar
las cuestiones interpretativas, para las que ya se ve no están capacitados y ponerse
a trabajar de los que son, o sea como políticos? Porque para eso les pagamos,
para que resuelvan los problemas, no para que nos vayan creando otros nuevos.
Si lo hicieran, si en
lugar de emular a los genios Marx dijeran realmente lo que piensan, probablemente
resolver estos líos sería mucho más fácil.
Desde una de las partes
deberían seguir la senda marcada por gentes sensatas como Ponsatí, Campuzano o
Vila, reconociendo que la vía unilateral tomada hace un año fue una broma de
trágicas consecuencias y que sólo desde el acuerdo se puede llegar a la meta.
Que además ésta, al
menos a corto y medio plazo, no va a ser la independencia, pero sí que puede
abrir la posibilidad de profundizar en un mayor autogobierno, con vías de
financiación más justas y la posibilidad de explorar fórmulas para una consulta
de acuerdo con la legalidad. Todo ello claro está con todos los políticos
presos o exiliados en la calle y aquí.
Desde la otra orilla
sería necesario más de lo mismo, o sea sensatez y sinceridad. Por ejemplo:
¿Alguien en su sano juicio piensa que los Rivera, Casado, e incluso Sánchez no
saben que no se puede salir de este atolladero sin concesiones como estas y con
todos haciendo política libremente?
Y si lo saben, ¿por qué
no obran en consecuencia? Probablemente por electoralismo, porque son actores
mediocres y en lugar de pensar en el bien común lo hacen en el suyo propio,
personal y de partido.
¿Cómo es posible que el
PP que estando en el gobierno defendía un techo de gasto, ahora que la
propuesta viene del PSOE lo bloquee? ¿Cómo que Cs aceptara cuestiones en su
anterior pacto con el PSOE que ahora rechaza? ¿Cómo que ERC y PDeCAT pongan
pegas a unos presupuestos que hace unos meses ni los imaginaban?
A veces a uno le viene
a la memoria otro hilarante diálogo de los Marx, éste de “Una noche en la
ópera”, en el que Groucho y Chico debaten sobre el contenido de un contrato.
“La parte contratante de la primera parte será considerada como la parte
contratante de la primera parte” señala Groucho, mientras que ante las dudas de
Harpo arranca ese punto pasando al segundo etc. etc.
Lamentablemente no sólo
ese “Hotel de los líos” se ve representado en la política actual, la justicia
también se ha visto impregnada de su espíritu. Un día sí y otro también nos
descubre su incongruencia que genera en la sociedad una cada vez mayor desconfianza.
Lo ocurrido con la
sentencia del TS sobre los pagos en las hipotecas es de traca. Que una decisión
que creaba jurisprudencia y suponía un beneficio, parece que justo, a miles de
familias, se pueda revisar en unas horas supone el mayor ataque a la separación
de poderes de la historia.
Porque esta vez la
quiebra no se produce entre el político y el judicial, sino entre éste y el
económico-financiero, dejando así claro que los que mandan en realidad son
ellos.
Alguien debería frenar
este desatino y hacer que las aguas vuelvan a su cauce. Aunque viendo la tibia
reacción social ante tamaña arbitrariedad dudo mucho que pueda ocurrir. Hace
apenas unos años habrían ardido las redes sociales y la gente se habría echado
a la calle. ¿Sociedad líquida o adormecida? ¿O ambas?
Está visto que en los
últimos tiempos sólo luchamos los pensionistas, justo aquellos que ya lo
hicimos durante el franquismo y la
transición. Produce pena y decepción esta lamentable situación.
O sea que la respuesta
a la pregunta inicial es sí. Sí se parece la situación actual a esa famosa
película pero en su versión más pobre y mediocre. ¿Podremos darle la vuelta a
esto?
Una brisa de esperanza
nos llega con el acuerdo entre PSOE y Podemos para los presupuestos. La
cuestión es si ha sido sólo un espejismo o es algo duradero.
Veremos…………
Fdo.: José Luis Úriz
Iglesias (Ex parlamentario y concejal del PSN-PSOE)
Villava-Atarrabia 21
Octubre 2018
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