Qué pedir al 2017
Artículo publicado en Deia el 11 Enero 2017
Durante los 68 años de
mi vida creo que el año más negro vivido dentro y fuera de nuestro país es el
que nos acaba de dejar, el terrible bisiesto 2016 y eso que viví una parte del
franquismo. Copiando a los antiguos romanos cabe definirlo como “annus
horribilis” por su trayectoria y por la devastación que ha dejado a su paso.
Ahora comienza un nuevo
año, el 2017, cada inicio solemos en privado o en público, en lo personal o
colectivo, pedirle al recién nacido una serie de deseos. Estos son los míos en
este inicio:
Primero de nada que no
se cumplan las ocho profecías de Nostradamus que según sus intérpretes pasarían
desde la muerte de un papa progresista como Francisco, la ingobernabilidad de
EE.UU., pasando por un holocausto nuclear, o un gran terremoto en occidente.
Negro panorama que visto desde el momento en que se publica esta reflexión no
parece tan lejano, al menos en algunos de los temas.
Pero eso son las
predicciones y deberíamos en el inicio del año situarnos en los deseos. Quizás
el más importante sea en lo colectivo, que seamos capaces de rebelarnos ante
tanta injusticia, ante la inmensa crueldad de un capitalismo que ha sido capaz
de renacer de sus cenizas a costa del esfuerzo y sufrimiento de las capas
populares.
Que de una vez por
todas aparquemos nuestra apatía, nuestro acojono o nuestra cobardía y seamos
capaces, junto a la mayoría de la ciudadanía de alzarnos y luchar, luchar con
las pocas armas que aún tenemos, incluso recuperando formas de lucha ya
olvidadas. Viendo el desolador panorama actual no parece demasiado fácil
conseguirlo.
En un mundo, en
especial el primero, cada vez más individualista e insolidario no es muy
probable que de pronto surja un movimiento de estas características. Habría que
hacer una breve referencia a que si esto vale para la mayoría del personal, no
lo es para una minoría de personas que aún mantienen la bandera de la solidaridad
y el compromiso con riesgo y sacrificio.
Así lo ocurrido con los
activistas Begoña Huarte y Mikel Zuloaga indica estas dos verdades, que existe
una inmensa mayoría que pasa de lo que les esté ocurriendo a los refugiados, de
sus sufrimiento, pero al mismo tiempo que gentes como ellos son capaces de
jugársela para ayudarles. Al menos ambos mantienen la esperanza de un mundo
mejor.
Por ahí debe ir otra de
las peticiones igualmente difíciles de conseguir. Que la situación en lugares
como Siria, Afganistán, Iraq, o Turquía se vaya encauzando desde medidas
diferentes que bombardear masacrando a la población civil y este nuevo año sea
el de la solución de un conflicto que es el causante directo, o indirecto, del
terrorismo que nos asola.
Quizás sea ingenuo
pensar, que si algunas mentes enloquecidas dejan de ver por nuestras
televisiones como se desangran niños y mujeres en sus lugares de origen, se
abstengan de tener impulsos criminales. Al menos que se vayan atenuando.
Mirando a las tres
superpotencias cabe pedir un poco, o mucho de sensatez a sus dirigentes, nuevos
o antiguos. Produce escalofríos ver que
el futuro de la humanidad este año pueda estar en manos de psicópatas. Quizás
la única esperanza sea que al menos sus asesores eviten que lleven al mundo a
su extinción definitiva.
En este caso también la
cuestión económica puede tener una importancia vital. Si el proteccionismo que
defiende Trump, choca con el dragón emergente de China, o las ambiciones
desmesuradas de un Putin inescrutable, la cosa puede ponerse muy fea, en
especial para una Unión Europea anclada y mirándose al ombligo.
También cabe hacer
peticiones en lo referente al medio ambiente, e igualmente con los mismos
protagonistas. La Cumbre de Paris se cerró con un acuerdo histórico contra el
cambio climático. Los 195 países reunidos en la capital francesa lograron ese
acuerdo para limitar el aumento de la temperatura del planeta que cada vez
resulta más peligrosa. Por primera vez la comunidad internacional se lo tomaba
en serio.
Pero ahora las nuevas
ideas de Trump pueden hacerlo peligrar y por eso hay que pedirle a este nuevo
año que también ahí prevalezca de sensatez.
Otra petición tiene que
ver con la izquierda, con la de aquí y la de allí, absolutamente desnortada,
con crisis internas profundas, incapaz de dar alternativas a los grandes retos
del siglo XXI. De ahí que se debe pedir al 2017 que primero ordenen sus
diferentes casas y luego sean capaces de entenderse para poder enfrentarse a
una derecha más unida que nunca, en lo político y en económico.
Esta izquierda necesita
ideólogos, o por lo menos sacar provecho a los pocos que aún le quedan,
curiosamente todos ellos de edad avanzada y también lógicamente ideología. Las nuevas generaciones viven tan deprisa que
son incapaces de observar la realidad y encontrar instantes de reflexión y
sosiego.
También hay peticiones
para el inconcluso proceso de paz, en los tres ejes que aún quedan por
resolver: desarme, situación de los presos y exiliados y convivencia. Ejes en
los que afortunadamente existe un Foro Social Permanente que a contracorriente
aporta alternativas y propuestas.
En un momento en el que
los Estados español y francés se empeñan en poner palos en la rueda de una bici
ya de por sí desgastada. El último incidente saldado con la detención de cinco
activistas en Louhossoa acusados de poseer un arsenal de armas de ETA, cuando
lo que realmente estaban haciendo era favorecer lo que los gobiernos impiden:
que ETA se desarme definitivamente, demuestra esta actitud totalmente
denunciable.
Por eso le pido al 2017
que el camino emprendido por el Foro Social Permanente en la conferencia de
Aiete II, sirva para que el resto, especialmente los Gobiernos, lo recorran
hasta lograr cerrar definitivamente este doloroso episodio de nuestra historia.
También hay peticiones
sobre comportamientos sociales de efecto global. Leyendo la competición abierta
sobre cuáles eran las palabras del año, la final estuvo entre dos que tienen
que ver con ello, posverdad y populismo. De alguna manera indican el camino que
al menos el primer mundo está recorriendo en eso que se denomina comportamiento
humano.
Posverdad es un nuevo
término que sustituye a lo que antaño definíamos como mentir, manipular, o
tergiversar. Ahora en estos nuevos tiempos estas actitudes execrables se
convierten en “circunstancias en que los hechos objetivos influyen menos en la
formación de la opinión pública, que los llamamientos a la emoción y la
creencia personal”. Recuerda a ese dicho popular de, “no hay peor ciego que el
que no quiere ver”.
Por eso otra de las
peticiones sería que la gente no se deje engañar por campañas de los medios de
comunicación o las redes sociales y sea capaz de separar por su propia
observación y raciocinio lo que es cierto de lo que no lo es.
La otra palabra que ha
inundado el pasado año la política en general es “populismo”. Que por cierto
tiene diferentes acepciones dependiendo de quien la utilice y contra quien lo
haga.
Si nos quedamos con la
definición más correcta, “tendencia política que dice defender los intereses y
aspiraciones del pueblo”, parece evidente que se podía aplicar a cada partido existente
sea de derechas o de izquierdas. Pero la realidad es que populismo acaba siendo
la utilización demagógica de la acción política, para mediante planteamientos engañosos
intentar engañar a la sociedad.
Ambas palabras se
parecen en eso del engaño y por tanto también aquí cabe pedir a esa sociedad
que se intenta manipular, para que tenga la capacidad suficiente de evitarlo
desde la observación, el análisis y la reflexión. Difícil pero conveniente.
Me
conformaría con que pueda ver hecho realidad en lo que me queda de vida, una
parte importante de lo que le pido a este pobre 2017 que ya debe estar agobiado
al leer esta larga lista de peticiones. Pero si hoy tuviera que elegir una sola
de ellas me decantaría por la paz. La paz allí y la paz aquí. Una paz que
evitara la terrible tragedia de los refugiados.
Por
último y como no podía ser menos, deseo todo lo mejor en este nuevo año para
los que me leen ahora y también para los que no lo hacen.
Fdo.:
José Luis Úriz Iglesias (Afiliado al PSC viviendo en Navarra)
Villava-Atarrabia
9 Enero 2017
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