Los vinos de Martorelles y Santa María de Martorelles.



Fotos también de un gran "cultivador" de la cultura: Antonio Sánchez "Antón Densi".



Vengo de tierra de vinos, de buenos vinos a la vista de las 18 medallas que los de Navarra han recibido en la más prestigiosa feria internacional, la “Challenge International du vin” celebrada recientemente en Burdeos, cinco de ellas de oro que reseño aquí por si alguien de los que leen estas líneas está interesado en probarlos, se trata de Pago de Cirsus Chardonnay Fermentado en Barrica 2009 de Iñaki Nuñez (Bodegas Pago de Cirsu), Inurrieta Orchídea 2010 de Bodega Inurrieta, Viña Parot 2003 de Bodegas Malon de Echaide, Conde de la Vega 2004 de Bodegas Palacio de la Vega y Castillo de Monjardín Reserva 2006 de Bodegas Castillo de Monjardín.

Me gusta por tanto el buen vino que intento acompañar, cuando las dietas que hay que seguir por mi edad me lo permiten, en las comidas especiales.

Por est
a razón acudí con curiosidad a la cata de vinos que ayer se organizó en la biblioteca Montserrat Roig de Martorelles. Iba a tener la ocasión de probar los caldos de esta zona, los que se producen en los viñedos por los que tantos paseos me he estado dando en los últimos dos años. También veía la posibilidad de intercambiar opiniones con vecinos y vecinas con los que me uniera esa sana afición.

No me defraudó la experiencia, ni en lo primero ni en lo segundo y además aprendí de la extraordinaria explicación que nos dio el enólogo que dirigió el acto. Amena, educativa, paciente, divulgativa. Se veía que era un verdadero amante del arte de saborear un buen vino. Aproveché también para conocer e intercambiar informaciones vinícolas con bodegueros y futuros bodegueros.

En lo más concreto saboree varios de los vinos que se elaboran tanto en Martorelles como en Santa María de Martorelles, especialmente blancos, aunque hubo un sorprendente rosado y dos tintos siendo el último de ellos la sorpresa de la tarde. Un tinto de cepas antiguas (unos 70 años según Joan, su productor) que fue la “joya de la corona”.

No voy a dar aquí mi opinión concreta por respeto a todos los que se nos presentaron, pero sí puedo decir que me encantó uno de los blancos, me sorprendió el rosado y fue especial saborear el último tinto.

Así, a través del vino, de la cultura del vino sentía que se unían las culturas de Navarra y Catalunya, de Villava-Atarrabia y Martorelles en sus dos vertientes (a secas y Santa María). De alguna manera comenzaba, quizás por primera vez en los más de dos años que llevo a caballo entre ambas, una nueva andadura esta vez más arraigada a donde espero pasar el resto de mis días.

Fue una tarde especial, incluso con un ambiente especial ya que una tremenda tormenta nos acompañó toda la velada, e incluso la lluvia que cayó sobre mi cabeza al caminar hacia mi casa fue también un elemento significativo de esa nueva etapa.

Pero no debo quedarme solo con los elementos sensitivos, también los políticos deben aflorar y esta mañana al recordarla me he reafirmado en la idea de que desde los poderes públicos, en especial desde los dos Ayuntamientos, debemos apoyar, potenciar y promocionar este cultivo a sus productores al igual que otro cultivo olvidado aquí como es el de sus cerezos. Siempre, pero en especial en momentos de crisis, hay que invertir en cultura, en concreto en la cultura que nos une con lo más ancestral: con el cultivo de la tierra, de la vid, del cerezo.

El dios Baco paseó unas horas por Martorelles, por su biblioteca. Habrá que intentar, al menos por mi parte pienso hacerlo si acabo como concejal, que siga paseándose mucho más tiempo.

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