La utilización electoral de ETA (Publicado en DEIA el 08-04-2011)



Las elecciones se acercan de manera inexorable. Aunque sean solo y nada menos que municipales, autonómicas, y a las diferentes diputaciones, la proximidad de las generales y la posibilidad de un vuelco electoral que suponga el acceso al poder del PP las dan una importancia mayor de las que ya de por sí tendrían.

El PP acaricia la de recuperar un poder que según ellos jamás debieron perder, quizás debido a ese sentido patrimonialista que tiene la derecha por estos Lares. España es suya y por lo tanto va contra natura que no sean ellos quienes la dirijan y la expolien. Es de su propiedad y por eso no digieren demasiado bien que sean otros y menos aún los rojos los que puedan ocupar un lugar que por designio de Dios les corresponde.

Esa proximidad de una victoria que consideran segura les hace extremadamente peligrosos. Cualquier cuestión que pueda suponer dar la vuelta a una situación que entienden controlada les pone extremadamente nerviosos. Saben que la cuestión económica no tiene pinta de mejorar en el corto plazo, que la situación de la crisis y el paro les beneficia y que de seguir así las cosas su victoria sería incuestionable.

Solo dos negros nubarrones se les asoman por un futuro soleado, radiante: la decisión de José Luis Rodríguez Zapatero de no repetir como candidato y la posibilidad abierta de que el final de la pesadilla de ETA termine en lo que aún le queda de mandato.

Además intentan ligar ambas cuestiones al ser conscientes de que el único candidato del PSOE que podría vencerles en estos momentos es Alfredo Pérez Rubalcaba, uno de los artífices de que la extrema debilidad de ETA haya llevado a su mundo a reflexionar sobre la necesidad de acabar con la violencia que les desangra. Rubalcaba es bien visto por la ciudadanía y mucho más aún por la base social del PSOE, con el bagaje político suficiente para generar confianza y el peso que le dan tantos años haciéndolo bien allí donde ha estado. Es el que más sabe sobre la situación en el mundo de ETA y es consciente de que esta vez sí Batasuna ha emprendido un recorrido sin retorno hacia las prácticas pacíficas y democráticas.

Si por él fuera SORTU estaría legalizada en estos momentos, pero su inteligencia le lleva a entender que la presión del PP y todo su entramado mediático y social no lo habrían consentido. Pero la sentencia del Tribunal Supremo abre más puertas que cierra.

Que siete magistrados hayan estado a favor de su legalización más los duros comentarios empleados para criticar una sentencia totalmente ilógica, además de suponer un cambio sustancial en la posición de la más alta instancia judicial de este país, demuestra que las posibilidades de que el Tribunal Constitucional admita los argumentos de los abogados de SORTU se agrandan. Sería un agravio democrático que el TC decidiera sobre este tema de manera favorable a sus tesis pero fuera de plazo. Por eso esperemos que dada la externa importancia del asusto se dilucide de manera urgente.

En estas estamos, con Rubalcaba en primera línea de fuego y una decisión trascendental sobre SORTU pendiente cuando nos llega la campaña electoral. Sin Zapatero como muñeco al que dirigir sus pelotas del pim, pam, pum, al PP no la va a quedar otro remedio que seguir con la inmoral campaña iniciada con la utilización de ETA. Además ahora matan dos pájaros de un tiro: torpedean la posibilidad de que el Gobierno del PSOE consiga la paz y debilitan a su futuro líder.

No les importa, jamás les ha importado la consecución de esa paz. No si ésta no les beneficia a ellos. No si ésta la consiguen los otros. Siempre han entendido que socialmente y electoralmente les era más rentable utilizarla de manera espúrea, al menos mientras estén en la oposición. Ahí el señor Mayor Oreja ha sido un maestro de la manipulación y el engaño del que han aprendido todos, incluido Rajoy. Su vomitiva manera de interpretar cualquier cuestión que pudiera poner en peligro su posibilidad de victoria en las diferentes elecciones, ha sido copiada por todos sus correligionarios.

Eso es lo que nos espera en los próximos cincuenta días. A Rubalcaba no solo le van a freír con el caso Faisán, le van a machacar con cualquier noticia que suponga un avance en el camino del final de la violencia.

Ante eso surge la pregunta: ¿qué hacer? Muchas veces he escrito que creo que éste sí es el momento de la paz. Que el PSOE en las circunstancias actuales debe ser audaz, imaginativo y generoso, a la que añado ahora que conozco la decisión de Zapatero, que es él quien se merece pasar a la historia como el “Presidente de la paz”, entre otras cosas porque es el que más ha hecho para alcanzarla. Ya nadie se acuerda de su valentía en la pasada tregua y conviene tener memoria histórica en los momentos importantes y éste lo es.

Pase lo que pase en las elecciones del 22 de Mayo, esté o no esté la Izquierda Abertzale de una manera u otra en ellas, debemos aprovechar lo que queda de legislatura para consolidar esta situación. Lo lógico, lo justo es que sea Zapatero y el PSOE quien lo consiga, porque la llegada del PP al poder pude retrasar su solución un tiempo que ya no podemos permitirnos. Por eso ahora que vienen momentos duros en los que seguirán intentando hacer sangre con esta cuestión, desde esa posición electoralista vergonzosa y vergonzante, inmoral e indecente que les parece rentable, hay que resistir en ambas orillas. Seguir trabajando de manera discreta para consolidar lo que ya existe y avanzar sin prisas pero sin pausas.

ETA va a estar en la campaña electoral. El PP la va a intentar utilizar para su propio beneficio, pero el resto, los que queremos que la paz llegue cuanto antes a nuestro país no debemos consentirlo. Con valentía, que no nos acogoten, porque somos muchos más y además tenemos razón.

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