2020: hora de recuperar la utopía
Publicado en Nueva Tribuna, Público, Periodista Digital, Plaza Nueva y El Confidencial Digital, Diario de Noticias de Navarra, Navarra Información del 28 al 31 de Diciembre 2019.
Acaba 2019 un año convulso en lo político y en lo personal (la pérdida de un ser querido siempre te deja tocado).
Muchas
cosas han ocurrido en nuestro país y en el mundo, demasiadas para ser
analizadas todas en esta reflexión escrita con los efluvios de las fiestas
navideñas. Pero sí las más relevantes que tienen que ver especialmente con el
final de este ciclo anual.
Fuera,
la apabullante victoria de Boris Johnson en RU abre de par en par la puerta del
Brexit y por tanto un tiempo de incertidumbre en la UE. El recién aprobado
Impeachmant o proceso de destitución contra otro personaje esperpéntico y
peligroso como Donald Trump, es otra de las noticias relevantes de este año que
agoniza.
Como
agoniza el planeta, más en peligro aún después de la fracasada cumbre COP 25
2019 recientemente celebrada en Madrid, que ha demostrado que el ser humano
tiene su capacidad de autodestrucción a pleno rendimiento. El futuro es así hoy
mucho más negro.
Ha
sido un 2019 donde los mensajes que nos manda nuestro planeta son cada vez más
evidentes, aquí y allí. El cambio climático es una realidad. Hay quien teoriza
que quizás hayamos cruzado ya el umbral de no retorno y solo nos quede
disfrutar lo que podamos del poco tiempo que nosotros mismos nos hemos dado.
La
explosiva situación en Latinoamérica es otra de las noticias relevantes.
Primero Venezuela, después Colombia, Chile, Argentina, Brasil o Bolivia están
en plena ebullición y el riesgo de una erupción de consecuencias imprevisibles
está ahí, cada vez más presente.
Qué
decir de África, continente devastado por guerras, hambruna y enfermedades que
provocan migraciones en masa hacia lugares más seguros. ¿Nos podemos extrañar
de la masa de personas al límite que están en sus fronteras intentando llegar
al primer mundo?
De ahí
se deriva un problema agravado este año, el de la llegada de inmigrantes a
Europa en busca de su propia supervivencia. Existe una contradicción entre la
reacción de rechazo de una parte de los partidos políticos y por lo tanto de la
ciudadanía y el reconocimiento de algunos países, el primero Alemania, que
reconocen que necesitan esa mano de obra.
Este
es uno de los motivos, no el único, del auge de los partidos de extrema derecha
que cogen fuerza a lo largo y ancho de esa vieja Europa. Fenómeno que durante
este año se ha demostrado que no era ajeno a nuestro país irrumpiendo dándonos
una bofetada de realidad.
También
el 2019 ha demostrado el estado líquido de la sociedad actual que impregna todo
lo demás. Una política líquida llevada por políticos de la misma naturaleza, ha
conseguido que durante este año que termina hayamos vivido de sobresalto en
sobresalto.
Tenemos
una sociedad europea en pleno cambio, para algunos analistas entre los que me
encuentro a peor. Una sociedad más introvertida, egoísta, individualista e
insolidaria que nos hace peores año a año.
Una
sociedad que debe ser consciente de su envejecimiento y decadencia frente a la
juventud y fortaleza que nos viene de fuera. Quizás deberíamos plantearnos que
nuestro futuro cuando seamos mayores, algunos ya lo somos, va a depender de los
cuidados que nos den los inmigrantes, que ahora queremos evitar lleguen a
nuestros respectivos territorios.
El
2019 nos deja esa tarea pendiente, la de profundizar en soluciones al cuidado
de nuestras personas mayores, de nuestros ancianos, que va a necesitar dedicar
grandes cantidades de recursos y una mano de obra cada vez más cualificada.
Quizás
la noticia más relevante en nuestro país sea, que hemos sido incapaces en estos
365 días de conseguir un gobierno definitivo. Tras dos elecciones anticipadas
el panorama se ha vuelto cada vez más complejo. Es como si la ciudadanía
hubiéramos puesto a prueba la valía de nuestros dirigentes, con resultados
hasta hoy decepcionantes.
Esa
tensión también se ha trasladado a la justicia, demostrando que otra de las
tareas pendientes es su profunda reforma y resucitar con urgencia el espíritu
de Montesquieu.
Lo
expuesto antes es sólo un esbozo de lo que ha sucedido en nuestro planeta
durante 2019 y de alguna manera lleva implícitos los deseos para el 2020 que
está a punto de comenzar. Por cierto año bisiesto con todo lo que ese detalle
pueda conllevar.
Utilizaré
un orden de importancia de lo global a lo local y particular.
Que no
nos suicidemos colectivamente, que este 2020 sea el de la reacción de la
humanidad ante el peligro inminente de auto destrucción. Que seamos capaces de
ir eliminando del panorama del poder, a personajes siniestros y peligrosos como
Trump, Johnson, Bolsonaro, Maduro, Putin, Kim Jong-un, al Asad, o Netanyahu
sustituyéndoles por dirigentes humanizados y sensatos.
También
debemos pedir a este 2020 unas políticas más humanizadas en lo referente a la
inmigración, una acción coordinada en los lugares de origen que evite que miles
y miles de personas huyan de allí. Quizás llevando a cabo en África y
Latinoamérica una especia de II Plan Marshall. Desde luego recibirles teniendo
en cuenta que tienen los mismos derechos que nosotros a vivir dignamente.
Deberíamos
de pedir que en este redondo año la sociedad cambie y vaya siendo más sólida,
fortaleciendo valores como la solidaridad, generosidad, o colectividad, contagiando
a la política y los políticos ese
cambio.
Que
los hombres, los machos, entendamos que estamos en situación de igualdad con
las mujeres, que las debemos respeto, que sólo sí es sí, que nadie es de nadie
y menos aún definitivamente. Que sea el año donde acabemos con el maltrato, los
asesinatos, o las violaciones, individuales o en grupo.
Que
frenemos el auge de la extrema derecha, seamos capaces de formar gobiernos de
las izquierdas que practiquen políticas progresistas y acaben con las tensiones
centro-periferia, concretamente solucionando la situación con y en Catalunya.
Aplicando una justicia justa, consolidando la separación real de poderes.
Que
seamos felices y hagamos felices a las demás personas, que cuidemos de los otros,
empatizando con ellos, desde el respeto y la comprensión.
Demasiados
deseos, demasiadas peticiones para este nuevo año que está a punto de comenzar.
Pero quizás haya llegado la hora se ser ambiciosos en este aspecto porque luego
vendrá “Paco con las rebajas” y nos dará un baño de realidad.
Hoy
toca soñar y recuperar lo que mi generación intentó; la utopía.
Ahhh,
y a quien lea estas líneas; feliz 2020.
Fdo.:
José Luis Úriz Iglesias (Ex parlamentario y concejal de PSN-PSOE)
Villava-Atarrabia
27 Diciembre 2019
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