¿La izquierda necesita un tsunami?
Publicado en Nueva Tribuna, Diario de Noticias de Navarra, Deia, El Confidencial Digital, El Periodista Digital, Plaza Nueva, Navarra Información, Gara del 15 al 20 de Septiembre 2019.
En el
momento de escribir esta reflexión parece que todo apunta a que la izquierda no
va a ser capaz de ponerse de acuerdo y por tanto estamos abocados a repetir las
elecciones el próximo 10-N.
Jugar
a hacer de pitoniso es complejo en un momento especialmente líquido como el
actual, aunque a diferencia de los análisis que se hacen desde los oráculos de
Moncloa, parece que en esa fecha podríamos estar en plena gota fría en lo
político y en lo económico.
Un
temporal que probablemente pueda perjudicar de manera especial a esa izquierda,
que acaba de desperdiciar una oportunidad de oro para gobernar este país los
próximo cuatro años.
A
veces ese convoy sólo pasa una vez por nuestra estación y o lo coges en ese
instante o ya nunca más vuelve a pasar.
El
empecinamiento de los dos líderes, Pedro y Pablo, o Pablo y Pedro, y sus
correspondientes equipos, han conseguido hacernos perder esta gran oportunidad.
Algún
día se escribirán tratados sesudos sobre los motivos de ese fracaso, aunque lo
más probable es que la culpa del fiasco sea de esa nueva cultura impuesta, de
tomar las decisiones basándose en encuestas demoscópicas, ignorando que éstas
son fotos fijas en un momento especialmente voluble y cambiante.
Tomar
decisiones desde el mes de Septiembre, mucho menos aún con encuestas realizadas
durante finales de Junio y principios de Julio, o sea antes del primer fracaso,
puede llevar a un diagnóstico sociológico equivocado y radicalmente diferente
que hacerlo en el mes de Noviembre una vez ocurrido el segundo.
Por
eso quizás esa fecha nos pueda traer la sorpresa, ya que para entonces nos
podemos encontrar con una situación de desánimo y frustración del electorado de
la izquierda, que se ha dado cuenta de que sus respectivos partidos son
incapaces de anteponer el bien común al partidista.
Mientras
que la derecha rearmada podría llegar a esa cita electoral después de demostrar
que ellos sí son capaces de acordar y gobernar juntos, además de haberse
diluido el efecto disuasorio del hipotético peligro de VOX.
Si
además son capaces de poner en marcha la experiencia de “Navarra suma” para el
Senado y algunas provincias pequeñas, eso podría dar un vuelco al panorama
actual.
En esa
fecha estaremos afectados por una profunda “gota fría” provocada por la fusión
del efecto del Brexit, más el inicio de una nueva crisis económica y el efecto
imprevisible de la sentencia del “Proces”.
Además
los pensionistas, que recordemos aportan casi nueve millones a la masa
electoral, estarán en pié de guerra debido a que lo no formación del gobierno
les lleva a la casilla de partida del gobierno Rajoy, empezando por la subida
del 0,25 % de sus pensiones para 2020.
En el
caso de que los resultados permitieran a la derecha extrema gobernar la pregunta
sería: ¿ese hecho sería beneficioso o perjudicial para la izquierda?
Perece
que lo evidente sería contestar que perjudicial, pero quizás este análisis
permita deducir que antes al contrario sería muy beneficioso.
¿Cómo
es posible?
Antes
de responder deberíamos analizar que de lo visto en los últimos meses cabe
deducir, que la izquierda ha sufrido una profunda transformación desde que
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias llegaron a la dirección de PSOE y Podemos.
Ellos
y sus gurús han sido capaces en apenas unos años de convertir partidos de la
izquierda clásica, en una especie de secta acrítica con cúpulas sólidas y
pétreas y una base de palmeros incapaces de discutir los dogmas de fe de unos
líderes inflados de ego.
Cualquier
crítica a sus tesis provoca una campaña de feroz de machaques descalificadores,
que para los socialistas que osan sublevarse llega en forma de acusaciones de
podemización y en la orilla contraria a justo lo contrario.
Son
estas nuevas condiciones las que nos podrían llevar a la catástrofe.
Lo vamos a pagar durante mucho tiempo. Y la pregunta debe ser: ¿qué más da si la responsabilidad de lo ocurrido es el 80 % de Podemos y Pablo Iglesias y el 20 % restante de PSOE y Pedro Sánchez, si al final todas y todos sufriremos las consecuencias de su desvarío? ¿Qué más da quién haya tenido razón en realidad y en qué porcentaje si al final gobierna la derecha? ¿Qué más da?
Quizás lo más terrible que haya pasado
estos meses haya sido la quiebra brutal que se ha producido entre las dos
izquierdas, entre el mundo socialista y podemita.
Lo vamos a pagar durante mucho tiempo. Y la pregunta debe ser: ¿qué más da si la responsabilidad de lo ocurrido es el 80 % de Podemos y Pablo Iglesias y el 20 % restante de PSOE y Pedro Sánchez, si al final todas y todos sufriremos las consecuencias de su desvarío? ¿Qué más da quién haya tenido razón en realidad y en qué porcentaje si al final gobierna la derecha? ¿Qué más da?
Esa
izquierda desactivada y aborregada necesita una especie de tsunami electoral
para romper con esa inercia autodestructiva.
Por eso si
PSOE y Podemos fracasan en esas nuevas elecciones, cada cual de diferente
manera, y desperdician la oportunidad histórica que once millones de electores
les dieron el pasado 28-M, ese tsunami puede llevarse por delante a ambos y a
sus respectivos equipos.
Resulta
evidente que esa ciudadanía de izquierdas cabreada y perpleja sufrirá las
consecuencias de su fracaso, pero realmente será una inversión, un avance
estratégico de cara al futuro.
Pedro
Sánchez y Pablo Iglesias es lo peor que le ha podido ocurrir a la izquierda en
los últimos años y su desaparición fruto del arrastre que producirá esa inmensa
ola será lo mejor que le podría ocurrir.
Una
especie de limpieza, de purificación, que permita a otros u otras nuevos
líderes conseguir lo que ellos han sido incapaces de hacer; la unidad de las
diferentes izquierdas, para desde la síntesis gobernar juntos.
Será a
costa de ocho años de travesía por el desierto pero a veces los cambios
profundos necesitan de hechos terribles, sacrificios y tiempo.
La
izquierda hoy necesita de un escarmiento que la haga reflexionar sobre los
errores cometidos. El primero el excesivo seguidismo a la decisiones impuestas desde
sus élites sin ninguna capacidad crítica o autocrítica.
Quizás
el revulsivo de perder las próximas elecciones de esta manera tan cruel pueda
ser la mejor inversión de cara al futuro.
Probablemente
se necesitará tiempo y perspectiva para darse cuenta, pero resulta evidente que
con lo que tenemos ahora no vamos a ningún sitio.
Bueno
sí…………..vamos al abismo.
Veremos.
Fdo.:
José Luis Úriz Iglesias (Ex parlamentario y concejal de PSN-PSOE)
Villava-Atarrabia
13 Septiembre 2019
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