Cinco años sin ETA: La paz y Enrique Curiel
Artículo publicado en Navarra Información y El Socialista Digital el 25 Octubre y Diario de Noticias de Navarra el 30 Octubre 2016
El pasado jueves 20 de
Octubre se cumplieron cinco años desde que ETA declaró su alto el fuego
definitivo y permanente. Se ha escrito mucho desde entonces de este hecho,
sobre si era verídico o falso, la realidad es que desde entonces su actividad
violenta, de extorsión, de “kale borroka” ha desaparecido definitivamente.
Del por qué de esta
decisión existen diferentes tesis, aunque la más verosímil es que fue producto
de una serie de factores, desde la actividad de los Cuerpos y Fuerzas de
Seguridad del Estado, la labor de la Justicia y la colaboración internacional,
incluso que desde el interior de su propio mundo surgieron iniciativas como
Bateragune que colaboraron en esa dirección.
La realidad es que
durante estos años la paz está mucho más cerca, aunque queden aún elementos
pendientes para terminar definitivamente el camino hacia ella.
Ahora en este nuevo
aniversario vienen los reconocimientos al trabajo realizado para llegar hasta
allí. Pero se olvidan y al menos por mi parte no quiero hacerlo, de quien desde
nuestra orilla del aquel río de aguas turbulentas, más hizo por ello y que lamentablemente
no llegó a verlo por unos meses: el militante del PSOE Enrique Curiel.
Fue Enrique Curiel quien mantuvo desde
aquel lejano 1989, los contactos con Herri Batasuna a través de las comidas con
Patxi Zabaleta en el pueblo soriano de Almazán. Fueron en el restaurante casa
Antonio, doy fe de ello.
Continuó durante años de trabajo intenso
desde la discreción. Incluyendo el diseño y preparación (en la realización con
mi colaboración) de la histórica comida de Leitza en la que intervino Alfredo
Pérez Rubalcaba junto con Pernando Barrena, Joseba Permach y Patxi Zabaleta, en
la que ambas partes se conocieron un poco mejor. Quizás aquella comida aportó
un caudal importante a la paz actual.
Enrique Curiel fue cimentando sólidos
puentes con lo que nuestros dirigentes denominaban “mundo de ETA”, cuando sería
más correcto decir de la Izquierda Abertzale. Gracias a esos continuos y
discretos contactos algunas cuestiones, que quedan para el libro que prometió
escribir pero que alguien culminará recogiendo la ingente documentación que me
consta dejó, fueron posibles.
Testigo de ello son quienes desde la otra
orilla le conocieron, le respetaron y le apreciaron. Así en su muerte un
artículo de reconocimiento (el que no le da quien más debiera hacerlo) fue
firmado por el propio Patxi Zabaleta y Pernando Barrena. “Enrique Curiel un
hombre de paz”.
No fue el único, otro reunió también a
gentes tan diversas como Odón Elorza, Santiago Carrillo, Txiki Benegas,
Xosé Manuel Beiras, José María Mohedano, José Luis Buhigas, Fernando López
Agudín, Nicolás Sartorius, o Daniel Arranz. Ahí también se le
reconocía su labor por la paz.
Desde estas líneas ante este injusto
olvido de quien más tenía que agradecerle, reivindico su memoria, el inmenso
trabajo que hizo a favor del entendimiento entre muy diferentes, en la construcción
de puentes (término que utilizamos allí por 1992 y que ahora todo el mundo
copia) por la reconciliación, para la paz. Esa que no pudo ver pero que le debe
mucho a su visión intelectual, a su esfuerzo, muchas veces con incomprensiones
e injustos comportamientos como el comentado.
Resaltar su trabajo a favor no sólo de la
paz, también del diálogo entre diferentes, incluso entre muy diferentes como
vía de entendimiento y solución de conflictos.
Nos dejó su legado, su
contribución a través de sus numerosos escritos sobre el denominado “problema
vasco”, realizados con lucidez, audacia no siempre comprendida y generosidad,
esa que tanto se necesita en este tema.
Si alguna vez es posible solicitar el
Premio Nobel de la paz en este conflicto, es indudable que será colectivo y que
probablemente tenga nombres en ambas orillas, o quizás en el puente que
las une: Arnaldo Otegi, Paul Ríos, pero también el de Enrique Curiel.
Pero a la paz le quedan aún algún retazo
para considerarla definitiva. Quizás los que el pasado sábado se expusieron en
el emblemático Palacio de Aiete de Donosti, donde el Foro Social Permanente en
el que colaboro, planteó sus propuestas para el desarme definitivo de ETA, la
resolución soluciones justas para presos, refugiados y deportados y quizás el
más difícil el de la reconciliación, el perdón y la memoria.
Se han cumplido pues cinco años desde
aquel 20 de Octubre de 2011 donde los esfuerzos realizados por algunos
culminaron con aquella declaración de ETA. Hoy reivindico la memoria de quien
trabajó sin descanso con incomprensiones y críticas construyendo puentes por los
que transitar y comunicarnos.
Enrique Curiel amigo, la paz lleva en
algún rincón tu nombre.
Fdo.: José Luis Úriz Iglesias (Afiliado el
PSC viviendo en Navarra)
Villava-Atarrabia 24 Octubre 2016
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