Catalunya zona cero
Artículo publicado en DEIA el 13 Agosto 2015
La expresión Zona cero surge
como traducción de la expresión inglesa Ground zero y tiene su primer uso en
relación al denominado Proyecto Manhattan sobre el bombardeo de Hirosima y
Nagasaki de los que se acaban de cumplir 70 años, definiéndolo como la parte de
tierra o suelo inmediatamente debajo de una explosión de bomba y sobre todo en el caso de un arma
nuclear.
A partir de entonces, la prensa tiende a usar esta expresión
para designar la zona de mayor alcance o máxima devastación en tragedias,
accidentes y ataques de casi cualquier tipo como podrían ser el epicentro de un
terremoto, la zona de impacto de un maremoto en la costa, etc.
Esa sensación es la que transmite la situación actual en
Catalunya, desde que la pasada semana Artur Mas convocara las elecciones
autonómicas anticipadas para el próximo 27 de Noviembre. Va a ser la zona cero
de la política de este país los próximos cuatro meses sobre la que va a girar
una parte importante del debate probablemente con dosis excesivas de
electoralismo y partidismo.
Sí, elecciones autonómicas por más que intente señalar por la
puerta de atrás que van a ser plebiscitarias. Porque más allá de sus
intenciones no se puede, no se debe jugar con las cosas serias. Si un dirigente
político, en este caso nada más y nada menos que el President de la Generalitat,
decide “echarse al monte” tiene que hacérselo saber a aquellas personas que le
acompañen y jugar limpio, sin engaños.
Ya lo hizo con la pregusta trampa del pseudo referéndum
fallido del pasado 9 de Noviembre procurando que una parte del electorado que
participara, precisamente el contrario a la independencia, solo respondiera a
la primera parte jugando tramposamente, como se dice coloquialmente con las
cartas marcadas.
Ahora de nuevo en un acto de prestidigitación se saca de la
chistera una supuesta “lista unitaria” Junts pel sí, con ERC y colectivos
independentistas pero en esta ocasión dejándose por el camino a los grupos de
la izquierda más sensata, la CUP e Iniciativa per Catalunya, la versión allí de
Izquierda Unida del estado, además de haber roto cualquier vía de comunicación
con el PSC. Incluso la vieja coalición CIU saltaba por los aires quedando fuera
también Unió Democrática de Catalunya.
O sea que ese paso hacia adelante lo que realmente supone son
dos hacia atrás, mal comienzo para un equivocado camino.
Pero nada más nacer esa nueva opción política ya dio señales
de tensiones internas, que cada día que avanza hacia el 27-S resultan cada vez
más evidentes.
A los dos días de presentada su cabeza de lista Raül Romeva,
por cierto llegado desde las filas de IC y curtido en ella desde el parlamento
europeo, declaraba que no había acuerdo sobre lo que Convergencia Democrática
había filtrado, que si se llegaba al gobierno no lo encabezaría como
tradicionalmente ocurre el número 1 de la lista sino el cuatro, o sea el actual
President Artur Mas. Un Mas que por cierto ha olvidado con rapidez aquel
compromiso de que nunca más accedería a ese puesto. Malo es que un político
infrinja su palabra con tanta facilidad. ¿Cómo va a confiar el electorado en
una persona con tan poca fiabilidad?
Tensiones agudizadas la pasada semana cuando ha habido guiños
desde Romeva y ERC a la otra lista de Catalunya Sí que es Pot que engloba a IC.
Equo y Podemos. Guiños que han generado un gran nerviosismo en CDC y en el
propio Artur Mas, que incluso tuvo que salir al paso declarando que colaborar
con ellos sería ir en contra de la independencia.
Por último los primeros indicios de lo complejo que es
mezclar agua y aceite, o sea gentes de izquierdas y derechas, por mucho de
exista un elemento común como la independencia, se ha manifestado al rascar en
temas sociales, ideológicos. Así se le ha echado en cara al Gobierno de Mas
desde la propia coalición, el incumplimiento de la propuesta de reformar la renta mínima de inserción,
después de que en 2011 dejaran de cobrar este subsidio 9.000 familias por los
recortes de la Generalitat. Romeva aseguró que hay que impulsar esta reforma y
enfocarla hacia una renta mínima garantizada para la ciudadanía, una opción que
Convergencia ha criticado en numerosas ocasiones. Junts pel Sí prevé concretar
estos aspectos en su programa electoral que será realmente la prueba del
algodón. Mientras tanto da argumentos a sus rivales de la izquierda.
Complejo panorama en la orilla independentista al que se
añade la confrontación directa de sus anteriores socios de las CUP que ahora
ocupan un lugar nítidamente de izquierdas.
Pero tampoco es mejor el panorama en la orilla no
nacionalista en la que hasta la semana pasada se encontraban de manera nítida
PP, Ciudadanos y menos clara un PSC que en sus vaivenes constantes producto de
una compleja situación en el tablero catalán, parece ahora volver a la época
dorada de Pasqual Maragall. Quien siga a su actual SG Miquel Iceta podrá
analizar ese progresivo cambio que ha preocupado y mucho a los poderes fácticos
que presionan ahora al PSOE para evitarlo. El primer indicio ha sido el voto
favorable en numerosos ayuntamientos de los concejales del PSC a la adhesión a
la Asociación de Municipios por la Independencia. El último uno importante como
Tarrasa del que precisamente fue alcalde su anterior SG Pere Navarro.
La información aparecida el pasado domingo en el “diario
oficial” del socialismo firmada por una periodista “generalmente bien
informada” indica que las alarmas han saltado y que los barones del PSOE se
preocupan por el impacto que un cambio estratégico del PSC pueda producir en
las próximas elecciones generales.
Esa posición puramente tacticista contrasta con la que
debiera ser estratégica, entender que la posición del PSC es vital en este tema
de estado. Una posición de puente con la otra orilla, beneficiará de manera
decisiva la posibilidad de conseguir disminuir las tradicionales tensiones
centro-periferia heredadas de la Transición y acentuadas por la intolerable
política practicada por el PP que nos está llevando al borde del abismo.
Otro elemento positivo
han sido las declaraciones realizadas por Oriol Junqueras el pasado viernes que
atenúa esa situación. En un discurso de claro tinte socialdemócrata y de
izquierdas decir que "Necesitamos
mucha gente que no comparte nuestra propuesta electoral para compartir el nuevo
país. Lo queremos hacer con ellos, porque no queremos excluir a nadie y menos a
los amigos" permite al menos en este terreno un pequeño halo de esperanza.
Quizás esa llamada, sumada a la realizada por Lluis Ravell de
Catalunya Sí que es Pot a unir fuerzas la izquierda después del 27-N, más el
cambio detectado en el PSC abra un futuro esperanzador. A ERC, IC, Equo,
Podemos, CUP y PSC les separa la independencia, pero les une su situación en la
izquierda y si suman mayoría absoluta quizás decidan buscar puntos de encuentro
para el futuro.
De momento en
Catalunya va a imperar el negro las próximas semanas hasta el 27-S, que van a
ser a sangre y fuego, más aún con la posición frentista y radical adoptada por
el PP que ahora se saca de la chistera la amenaza de aplicar el artículo 155 de
nuestra Constitución, que permite suspender una autonomía. Mal camino ese a la
hora de intentar resolver un problema de estado.
¿Quiebra o dialogo, negociación y acuerdo? Posiblemente en Diciembre
el nuevo gobierno, si recompone el diálogo entre las izquierdas transversales (ahí
está la clave), apueste por el segundo escenario a pesar de que el actual
impulsa el primero. Ojalá porque el país, los países lo demandan
Catalunya zona cero, pero cada vez que en la historia algo ha
quedado destruido ha sido nuevamente recuperado y con más esplendor. El PP ha
lanzado su bomba atómica en Catalunya desde que presentó el recurso de
inconstitucionalidad contra el Estatut, pero quizás si el electorado catalán
reacciona con su tradicional sabiduría, esa zona devastada podrá ser
reconstruida. Si no existe una mayoría absoluta para el experimento de Mas y
Rajoy no puede montar gobierno, esos dos países no solo están condenados a
entenderse sino que además ese entendimiento puede salir fortalecido, mucho más
si el PSOE entiende que la senda marcada por el PSC ahora es la correcta, una
posición de estado que elimine, o al menos atenúe las tradicionales tensiones
centro-periferia.
Fdo.: José Luis Úriz Iglesias (Militante del PSC viviendo en
Navarra)
Villava-Atarrabia 10 Agosto 2015
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