Construyamos puentes entre España y Catalunya
ARTÍCULO PUBLICADO EN DEIA EL 19 NOVIEMBRE 2014
Pasó el instante
fatídico del 9-N en el que el choque de trenes era lo más probable. Ahora puede
dar la engañosa sensación de que no ha llegado a ocurrir, que ha sido bastante
menos de lo esperado, nos confundiremos al analizar lo ocurrido de esa manera
porque realmente se ha producido, aunque quizás los devastadores efectos los
vayamos viendo a medio y largo plazo.
Un 9-N por otro lado
ejemplar en el aspecto cívico en el que más de 2.300.000 catalanes y catalanas
de más de 16 años ejercieron su legítimo derecho a decidir, a emitir su opinión
lo han hecho de una manera democrática, civilizada sin un solo incidente
reseñable. Ejemplar en su organización, en su desarrollo y en su resultado
final.
Pero de su análisis
pormenorizado se pueden sacar conclusiones que sean contradictorias, porque
como cada vez que hay una elección más parece que todos hayan salido
victoriosos. Los sectores independentistas porque aseguran que ha sido una
demostración palpable de su fuerza, los otros, incluido el gobierno de Rajoy,
que tampoco ha sido para tanto, incluso el propio Presidente del Gobierno
después de tres días desaparecido da una rueda de prensa a rastras, como a la
fuerza, indicando que ha sido un verdadero fracaso.
Análisis erróneo en
ambos casos. Desde luego para un tema de tanta trascendencia por mucho que haya
habido dificultades que apenas participen el 36 % del censo de los cuales sólo
el 25 % a favor de la independencia, no parece un resultado para echar las campanas
al vuelo. Aún recuerdo por estos lares que después de 40 años desde el
referéndum de la Constitución aún se plantea que no quedó legitimada al no
haber recibido el 50 % de apoyos de los votantes posibles y realmente no les
falta razón al asegurarlo. Siguiendo ésta máxima el resultado de la votación
del domingo 9 de Noviembre dista mucho de ser el mínimamente exigible para
legitimar, para demostrar fehacientemente, que la mayoría de la ciudadanía
catalana desea la independencia.
Pero no es el único análisis
que deben de hacer quienes han promovido ésta consulta. El hecho de que donde
peores resultados ha tenido sea en las zonas urbanas especialmente en Barcelona
y su cinturón, indican que la idea de las dos cataluñas no es sólo una labor de
propaganda de los unionistas, sino que para la realización de un referéndum en
serio debe haber previamente un proceso de integración de ambas y eso sólo se
consigue desde la negociación, dejando pelos en la gatera.
Pero igualmente se
equivoca el sector contrario al intentar despreciar lo ocurrido, porque esos
más de dos millones de participantes de los que 1.700.000 se mostraron
favorables a la misma, son dignos de ser tenidos en cuenta e indican que algo
muy profundo está ocurriendo. Harían muy mal los grandes partidos estatales,
especialmente el PP que gobierna en no ser conscientes de ello.
La verdad es que la
gestión de ése partido en éste y otros temas está siendo absolutamente nefasta.
Nos va a dejar un país destrozado, en lo económico, en lo social, en lo político,
en lo judicial y con tensiones jamás conocidas entre centro y periferia, en un
momento en el que se le debería exigir una mayor altura de miras.
Provocar éste conflicto
por su torpeza, primero al presentar su recurso a un Estatut aprobado con todas
las garantías democráticas, aquí y allí, incluido un referéndum con apoyo
abrumador, provocando de esa manera una sentencia impresentable en lo jurídico,
pero mucho más en lo político del Tribunal Constitucional y la falta de cintura
a la hora de negociar un nuevo pacto fiscal como le demandaban desde Catalunya,
nos ha traído ésta situación de muy difícil solución.
¿Qué habría que hacer?
Con Rajoy y el PP en el gobierno parecen escasas las posibilidades de solución,
habrá que esperar por tanto a que el resultado de las próximas elecciones
generales de dentro de un año, nos traigan un nuevo mapa político y la
posibilidad, necesidad debiéramos decir, de un nuevo gobierno de entendimiento
entre las izquierdas transversales, que cambie su talante y busque soluciones
alternativas al cerrazón actual, soluciones imaginativas, audaces y sobre todo
generosas.
Para ello es
imprescindible que el PSOE despierte de su largo letargo (en estos meses sobre
este asunto ni ha estado ni se le esperaba) y sea capaz de liderar primero ése
nuevo gobierno y después el necesario diálogo, entendimiento, acuerdo con las
fuerza políticas de Catalunya que estén en la misma línea.
En el seno del PSOE,
especialmente desde el proceso de primarias, el sector de izquierdas que
existía de forma testimonial fundamentalmente en torno a la corriente Izquierda
Socialista liderada por José Antonio Pérez Tapias, ha emergido con fuerza
aportando propuestas sobre éste tema que Pedro Sánchez debiera tener en cuenta,
para poder cumplir su necesario papel de puente en éste conflicto.
¿Sobre qué premisas? Cuatro
patas pueden soportar una vía de solución posible:
1.- Reconocimiento del
derecho a decidir de la ciudadanía y los pueblos que permita la realización de
consulta de éste tipo, e incluso de referéndums.
A la vista de las
últimas encuestas se podría dar la circunstancia de que en el próximo
Parlamento más del 75 % de sus escaños estuvieran ocupados por representantes
de las izquierdas transversales, lo que permitiría abrir un proceso
constituyente para una profunda reforma de nuestra Constitución, sobre éste
tema u otros como la posibilidad de realización de un referéndum sobre modelo
de estado o la eliminación del polémico artículo 135 que nos está ahogando en
lo económico.
2.- En esa misma línea
la necesidad de convertir nuestro país en un Estado Federal Plurinacional, que
recoja el sentir de la periferia.
3.- Abrir un nuevo
proceso de negociación del pacto fiscal con Catalunya que incluso permita
igualarla con los regímenes fiscales de Navarra y Euskadi. Ésta es una vieja
aspiración de la ciudadanía catalana que podría servir para facilitar el
acuerdo definitivo.
4.- Hace unos días el
Lehendakari Urkullu lanzaba la propuesta de explorar una nueva forma de
estructura para la cooperación transfronteriza en el seno de la Unión Europea:
la Eurorregión y la denominada
“soberanía compartida”, que se podría perfectamente aplicar a la solución de
éste conflicto de igual manera, al menos como paso previo a una solución
definitiva a largo plazo.
Son cuatro propuestas
para las que haría falta algo que ahora no existe en ambas partes, voluntad de
llegar a un acuerdo. Sería necesario previamente quebrar las posiciones
maximalistas, modular propuestas rígidas y buscar puentes por los que
comunicarse para primero hablar, después negociar y finalmente acordar. Pero
para que eso ocurra habrá que esperar a las próximas citas electorales y al más
que probable descalabro del PP, así como seguir trabajando en el seno del PSOE
para romper con su inercia actual.
Existe un elemento no
contemplado, el adelanto electoral en Catalunya, el suicidio personal de Artúr Más
y de su partido CiU y el entronamiento de una fuerza como ERC que pondrá más
difícil si cabe la solución de éste embrollo.
Mientras tanto la
ciudadanía catalana, al igual que la española sufre una crisis sin precedentes
creada por los de aquí, pero también por los de allí. Incluida la lacra de los
casos de corrupción. ¿O acaso hay aluna diferencia entre Blesa, Bárcenas y los
Pujol, Millet y Montull, entre el caso Gürtel o el Palau…….?
Fdo.: José Luis Úriz
Iglesias (Exparlamentario y concejal del PSN, militante del PSC, Izquierda
Socialista)
Villava-Atarrabia 18 Noviembre 2014
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