Un tsunami político



Tenía que pasar y ha pasado. Todos los indicadores ya lo presagiaban, como cuando van desapareciendo los animales en vísperas de un fenómeno natural grave todo indicaba que los errores de los partidos dominantes, PP y PSOE, llevaban a un abandono en masa de sus siglas. Perder más de cinco millones de votos es un dato absolutamente demoledor, incontestable que deberían analizar, escuchar a esos electores que se van o a casa o a otras siglas novedosas o simplemente no han ido.

Pero en el caso de la izquierda esta vez no han ido a la abstención, al menos una parte importante de los desencantados con el PSOE en todas sus franquicias, han ido a otros partidos de la izquierda. En Euskadi a Bildu, en Navarra a Podemos, en Catalunya a ERC y en el resto del estado, menos Andalucía y Asturias a Podemos también.

Por esta razón la izquierda, aunque más atomizada que nunca, no solo ha mantenido los resultados de 2009 sino que incluso los ha superado lo que debería conducir a una profunda reflexión, especialmente en los partidos mayoritarios, o exclusivos se podría decir, hasta ahora: PSOE e IU. Es un acto de irresponsabilidad, e incluso de indignidad que con la que nos está cayendo, con los ataques brutales al Estado del Bienestar, los recortes de servicios, de libertades, de calidad democrática no sean capaces de hacer un acto de generosidad y de cambio profundo que permita no solo su entendimiento sino incluso la posibilidad de acuerdos programáticos.



La suma a nivel del estado de PSOE, IU, Podemos, Bildu, ERC y Equo suma casi el 50 % de los votos, mientras que la derecha de PP, UPyD, PNV, CiU y Vox apenas alcanza el 43 %. ¿Se puede consentir que con estos datos esta derecha cavernícola esté destrozando nuestros derechos? Lógicamente la mayor responsabilidad debe venir del PSOE y de IU. Aquí queda ésta reflexión….

Mientras que en España el descontento con los partidos mayoritarios ha ido afortunadamente hacia la izquierda, en el resto de Europa, menos Grecia, Italia y Portugal, han ido hacia la extrema derecha que no solo se consolida sino que es capaz de ganar en Francia y Gran Bretaña y subir espectacularmente en Alemania, Hungría y Austria. Que en la cuna de la Revolución francesa, de la “libertad, igualdad y fraternidad” gane un partido fascista como el que lidera Marie Le Pen es como para que alguno se lo haga ver. Que los votos vengan precisamente de esa izquierda, de los sectores más castigados por la crisis en los cinturones industriales de las grandes ciudades, también. La historia se repite si no se es capaz de ver los síntomas parecidos y ahora está ocurriendo de nuevo.



Una mención especial merecen los resultados en Navarra. El tsunami también ha llegado aquí con algunos matices. La derecha se mantiene ya que aunque UPN no se haya presentado sus votos es de suponer hayan ido a PP, UPyD, Vox y C´s lo que aproxima sus resultados a los de 2009. Existe un leve aumento en el área abertzale también con la ausencia de Geroa Bai, pero la suma de Bildu, PNV más los que hayan podido ir a la candidatura de ERC superan en algunas décimas los resultados de ese año.

Donde se produce el tsunami real es en los votantes de la izquierda no nacionalista. La histórica derrota de un PSN lastrado por la deriva insensata de sus dirigentes ha encontrado en IU y en un emergente Podemos su sitio éstas elecciones. La pérdida de la mitad de los votos de 2009 (no miramos más atrás para evitar que la derrota sea escandalosa, porque se llegó a los 100.000) y de porcentaje afortunadamente han seguido en la izquierda. En 2009 la suma de PSN e IU fue el 33,5 % ahora incluyendo a Podemos el 33,3%. El descalabro brutal del PSN hace aumentar el peso de la otra izquierda. Eso sin contar con que aún una bolsa importante de votantes socialistas que ya lo abandonaron antes han seguido en sus casas en esta ocasión. Una bolsa que puede llegar a los 20.000 o 30.000 votos.



En el seno de esa bolsa de descontentos con la deriva a la que están llevando al PSN sus actuales dirigentes se había abierto un debate sobre la necesidad de lanzar de cara a las elecciones municipales y autonómicas de 2015 un nuevo partido socialista navarro, heredero de las esencias socialistas a las que están traicionando Jiménez, Lizarbe y compañía, independiente de Madrid que siguiera la trayectoria que Pasqual Maragall impulsó en Catalunya hace años hasta conseguir un PSC que llegó a la Generalitat.

Éstos resultados pueden cambiar esa estrategia. No se puede, no se debe dividir aún más la izquierda de corte estatal. La irrupción por sorpresa de Podemos ha sido más sorprendente aún en Navarra. Con gentes desconocidas, con dirigentes con nombres (con todos los respetos) como Joan Josep Bosch, muchos del ambiente universitario, han sido capaces de obtener el apoyo de 20.000 navarr@s, situándose como tercera fuerza en una parte de la ribera, incluida Tudela y en pueblos importantes de la comarca de Pamplona como Huarte o Zizur superando al PSN.

O se es capaz de producir un terremoto brutal en el seno del PSN que arrase no sólo con sus actuales dirigentes y sus apoyos también con sus erráticas políticas, o el futuro de esos miles de votantes socialistas descontentos podría estar en Podemos como el nuevo partido socialista y de la izquierda en Navarra. Esa reflexión no solo deben hacerla los socialistas que  están en estos momentos fuera del PSN, la deben de hacer también quienes estando dentro son conscientes de este peligro. Y deben de hacerlo ya, incluso antes del verano. Es una obligación revitalizar esa alternativa socialista que además sea capaz de entenderse con la otra izquierda, I-E y Bildu para realizar el cambio en Navarra.

Encontrarse después un Podemos repleto de socialistas de verdad puede ser ya un punto sin retorno y la desaparición de un partido histórico con el PSN.



Por tanto varios dilemas se abren en el seno de la izquierda europea, estatal y navarra. Cambiar lo suficiente como para frenar el auge del fascismo en la primera, la atomización debilitante en la segunda y la necesaria transformación en la última.


De cómo se resuelvan dependerá el futuro de esa izquierda y posiblemente alguna cosa más. Esperemos que al menos esta vez escuchen el mensaje enviado desde el electorado y se dediquen a transformarse ellos, para poder transformar la sociedad como es su obligación. 

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