Yo, lamento!
"¿Por qué la tristeza invade nuestras sociedades?
La razón de esta tristeza generalizada es que la promesa de un paraíso terrestre que resultaría del progreso histórico, no se ha cumplido. El futuro que hasta cierto momento pertenecía al territorio de la esperanza, se ha transformado en espera angustiada frente a un horizonte de amenazas. Así es cómo la tristeza y la impotencia han invadido nuestras sociedades.
El capitalismo, bajo su forma neoliberal, aparece hoy en día como un sistema de tristeza consolidado, de forma que nada parezca posible. El progreso ha sido enviado al desván. Pero queda un sucedáneo: el confort.
Además, esto hace que incluso el menos adinerado de entre nosotros siempre tenga mucho que perder, una manera de estar en el mundo, unas maneras de sentir, de pensar y de amar, profundamente estructuradas por el individualismo....Mucha gente ya no siente deseo, solo tiene ganas. Sólo el deseo sin embargo puede recrear el vínculo social".
Miguel Benasayag de su libro “Pensar la libertad”
Yo lamento que me recuerde al proceso en el que estoy inmerso, con un partido triste, con militantes tristes que no son capaces de hacer la revolución interna necesaria porque tienen mucho, que es nada, que perder. Lamento la cobardía, la falta de coraje para conquistar nuestro propio futuro. Lamento el silencio, o las palabras dichas a la espalda, lamento que no se diga lo que se piensa, y mucho menos se haga lo que se dice. Lamento la mentira utilizada para eliminar al discrepante, la falta de libertad de expresión, de democracia interna. Lamento la miopía política que no sabe ver la nueva realidad, la utilización vil para bloquear el camino de la paz. Lamento la codicia, la vulgaridad, la mediocridad de algunos dirigentes. Lamento la manipulación, la falta de respeto al trabajo realizado.
Yo lamento, tener que lamentar.
La razón de esta tristeza generalizada es que la promesa de un paraíso terrestre que resultaría del progreso histórico, no se ha cumplido. El futuro que hasta cierto momento pertenecía al territorio de la esperanza, se ha transformado en espera angustiada frente a un horizonte de amenazas. Así es cómo la tristeza y la impotencia han invadido nuestras sociedades.
El capitalismo, bajo su forma neoliberal, aparece hoy en día como un sistema de tristeza consolidado, de forma que nada parezca posible. El progreso ha sido enviado al desván. Pero queda un sucedáneo: el confort.
Además, esto hace que incluso el menos adinerado de entre nosotros siempre tenga mucho que perder, una manera de estar en el mundo, unas maneras de sentir, de pensar y de amar, profundamente estructuradas por el individualismo....Mucha gente ya no siente deseo, solo tiene ganas. Sólo el deseo sin embargo puede recrear el vínculo social".
Miguel Benasayag de su libro “Pensar la libertad”
Yo lamento que me recuerde al proceso en el que estoy inmerso, con un partido triste, con militantes tristes que no son capaces de hacer la revolución interna necesaria porque tienen mucho, que es nada, que perder. Lamento la cobardía, la falta de coraje para conquistar nuestro propio futuro. Lamento el silencio, o las palabras dichas a la espalda, lamento que no se diga lo que se piensa, y mucho menos se haga lo que se dice. Lamento la mentira utilizada para eliminar al discrepante, la falta de libertad de expresión, de democracia interna. Lamento la miopía política que no sabe ver la nueva realidad, la utilización vil para bloquear el camino de la paz. Lamento la codicia, la vulgaridad, la mediocridad de algunos dirigentes. Lamento la manipulación, la falta de respeto al trabajo realizado.
Yo lamento, tener que lamentar.
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