¿Negociar con ETA? DEIA 22-06-2010

El atentado de la T4 del 30 de Diciembre del 2006 no sólo sepultó una obra emblemática recién inaugurada, y dos vidas de los ciudadanos Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio, también reventó en mil pedazos la posibilidad de finalizar de manera dialogada con la violencia de ETA.

Aquella fría mañana de Diciembre se desvanecían todos los esfuerzos realizados durante años, para convencer al estado de que la violencia podía y debía acabar por y desde el diálogo. Al conocer la terrible noticia quienes a un lado y al otro del río de aguas turbulentas que supone el denominado “conflicto vasco”, habían trabajo con esmero en construir los diferentes puentes que estaban posibilitado las conversaciones de Loiola, entendieron que ya nada sería lo mismo a partir de ese instante, que esa explosión nos retrotraía a diez años antes, a los peores momentos del conflicto.

Los terroristas no calcularon, o si lo hicieron no previeron sus consecuencias, que al estado no se le puede escupir en la cara mientras está hablando contigo, que la única manera de dialogar con él es desde la lealtad y cumpliendo las reglas de juego establecidas para ello.

Ese día 30 de Diciembre el reloj de la solución del conflicto se ponía a cero y la maquinaria policial, judicial, y de la colaboración internacional sustituía de manera definitiva a la negociación política y/o militar. La próxima vez que hablaran sería para negociar su rendición incondicional. Ese era el escenario al que algún descerebrado (de mayor calibre que el resto) nos había llevado.

Quienes dentro del PSOE habíamos defendido, no sin incomprensiones y descalificaciones, la vía dialogada, negociada para resolver este largo conflicto habíamos quedado sin ningún tipo de argumentos, al menos durante un largo periodo de tiempo, quizás para siempre.

Ese era el desolador panorama dejado por la terrible explosión de Barajas, desmoralizaba especialmente la inmovilidad, la falta de valentía de la otra orilla, pero la perseverancia de unos pocos ha conseguido que de nuevo la esperanza nos invada. Por fin algo se mueve en la izquierda abertzale, y esta vez parece que profundamente, afectando a elementos estratégicos y no puramente tácticos como venía siendo habitual. Hasta ahora los cambios solo se producían en función de su intención de participar en los diferentes procesos electorales, esta vez van más allá.

Las últimas declaraciones de Alsasua e Iruña marcan una senda que no tiene recorrido hacia atrás, por primera vez se enfrentan con decisión al poder militar establecido. Sus tímidos apoyos a la declaración de Bruselas auspiciada por Brian Currin, incluso su presencia en sus actos (fue significativa la de un influyente Txelui Moreno en el de Barcelona) indican que lentos pero seguros sus pasos se dirigen hacia la acción política y a la negación de la violencia como instrumento válido para conseguir su proyecto político.

¿Es suficiente ese giro?: Se podrá discutir si es menor del exigido por el estado para “perdonarles” y permitir su participación en las elecciones, pero en ningún caso que resulta novedoso respecto al pasado. Por eso es imprescindible desde ese estado ser generosos y favorecerlo, potenciarlo, que vaya creciendo en intensidad, en potencial humano e ideológico. Enfrentarse al mismo con una posición abierta, flexible, e incluso audaz, no sólo el partido que gobierna, también el que puede gobernar en el futuro, no sólo desde España, también desde Euskadi y Navarra.

Por eso la responsabilidad de adaptarse a los nuevos tiempos que vienen no sólo es del PSOE, es también del PSE (desde su posición gobernante en Euskadi) y del PSN (desde su posición influyente en Navarra) que deben abrir una profunda reflexión para adaptar su táctica y su estrategia a esta nueva realidad. Los comentarios, comunicados, posiciones políticas, decisiones, no pueden ser las mismas ahora que cuando la izquierda abertzale demostraba una sumisión patética a ETA. Los buenos dirigentes políticos son los que son capaces de adaptar sus reflexiones, sus decisiones a los cambios que se van produciendo, y éste es profundo, de calado. Sería también muy beneficioso que el PP de allí y de aquí pudiera acompañar en este empeño, aunque si no la hace habrá que realizarlo sin él.

Esa adaptación generosa va a permitir al mundo de la izquierda abertzale hacer un tránsito menos traumático hacia la actividad democrática, les va a dar argumentos dentro y fuera, en su ámbito político y en el militar, para demostrar a los recalcitrantes que es el camino correcto. Puede ocurrir como en la otra orilla que no todos lo admitan, pues esta vez lo que toca es ir en esa dirección, si no se puede con todos, con los máximos posibles.

¿Hasta dónde la generosidad?: al límite. Si realmente estamos convencidos de que éste es el momento tendría que ser la máxima posible, legalmente, policialmente en primer lugar, e institucionalmente a continuación. Para empezar desactivando juicios que pueden acabar igual que el de Egunkaria, como es el caso de Udalbiltza; con medidas más flexibilizadoras con los presos, bajando la presión policial hacia los que caminen en esa dirección, o evitando exigirles más de lo debido para poder participar en las próximas elecciones.

Por último la pregunta del millón: ¿hay que negociar con ETA? Por supuesto que sí, otra cuestión es qué hay que negociar. En estos momentos, y su error de la T4 les conduce a esta situación, sólo si su decisión de dejar la violencia es definitiva y verificable, tal y como se señala en la propia declaración de Bruselas. No más engaños. Después se podrá hablar exclusivamente de presos y exiliados, pero cuando ese primer paso haya sido dado.

Todo lo demás, lo político, social, lo negocian, lo dialogan los políticos y para eso sería imprescindible que se dieran las condiciones necesarias para una presencia de la Izquierda Abertzale en las instituciones, y que todos los que quieran hacer política la puedan hacer libremente. Resulta una incongruencia que algunos de los que más están haciendo por este cambio estén ahora en la cárcel. Quizás la nueva propuesta que están trabajando con EA pudiera facilitarlo.

Parece que se abre un nuevo tiempo en el que la esperanza vuelve después de varios años de desencanto. Ahora toca trabajar con prudencia y audacia al mismo tiempo, con generosidad, incluso arriesgando pero con lealtad hacia el contrario. No podemos permitirnos fallar de nuevo, por eso todos tenemos una gran responsabilidad.

En momentos oscuros, tenebrosos en lo económico, sería un rayo de luz para nuestra sociedad poder conseguirlo.

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