Mi voto depende de una respuesta de Pedro Sánchez
Publicado en Nueva Tribuna, Público, Periodista Digital, El Confidencial Digital, Plaza Nueva, Gara, Diario 16 del 5 al 7 de Noviembre 2019.
Después de los sucesivos fracasos de las izquierdas, incapaces de alcanzar un acuerdo de gobierno de progreso en un momento favorable, con las derechas vencidas y humilladas, más la mayoría de los nacionalistas en posiciones sensatas, tomé una decisión dura y dolorosa; el 10-N las urnas no contarían con mi voto.
Después de los sucesivos fracasos de las izquierdas, incapaces de alcanzar un acuerdo de gobierno de progreso en un momento favorable, con las derechas vencidas y humilladas, más la mayoría de los nacionalistas en posiciones sensatas, tomé una decisión dura y dolorosa; el 10-N las urnas no contarían con mi voto.
Después
con el paso del tiempo el cabreo de un primer momento dio paso a la reflexión
serena. Recordé aquellos duros momentos donde luchábamos contra el franquismo,
entre otras cosas para conseguir poder votar libremente, lo que me hizo cambiar
de opinión; iría a votar aunque aún no sabía qué o a quién.
Las
gentes de mi generación funcionamos de manera reflexiva, con la razón,
condicionados por nuestro concepto ético, pertenecemos por eso a una especie en
vías de extinción en un momento de decisiones impulsivas, a menudo irreflexivas
y banales.
Por
eso aguanté con espíritu masoquista el debate de ayer, dejé una parte de mi
derecho al descanso intentando percibir indicios que ayudaran a decidir mi
voto, sabiendo que siempre iría dirigido a opciones de izquierdas.
Fue
una decepción, escuché más de lo mismo, la misma cantinela cansina y pocas
certezas después del constante bla, bla, la de los líderes que ya parecen
viejos a pesar de su juventud. Vi a un Pablo Iglesias enquistado en su
“sillonitis”, que me lleva a descartarlo como opción electoral.
Qué
tropa señor, pensé justo al principio del esperpento, sensación agudizada a
medida que pasaban los minutos, las horas. Ignoro si fui un bicho raro o hubo
más gentes, especialmente en la izquierda, que tuvieron la misma sensación de
hastío y frustración.
Siempre
he pensado que la izquierda debería estar trabajando para intentar transformar
la sociedad por encima de tacticismos electoralistas y no sólo en interpretarla
a través de encuestas como sucede ahora. De ahí una parte de mi decepción que
me llevaba a un aluvión de interrogantes.
¿Por
qué Pedro Sánchez no defiende ahora los principios por los que muchos le
apoyamos durante su campaña en las segundas primarias? ¿Por qué ahora en lugar
de buscar soluciones políticas para las tensiones centro-periferia opta por
medidas duras y punitivas? ¿Por qué sustituye ahora el diálogo y la negociación
por el palo judicial y policial? ¿Dónde queda ese concepto que comparto de
“España como nación de naciones”, como Estado Federal Plurinacional?
Complejas
preguntas que llevarían para una tesis en la Universidad de Políticas. Pero
algo sí parece evidente, que el delirio de su gurú de cabecera le lleva a decir
alguna insensatez como la de prohibir los referéndums.
Por
dos razones que si lee estas líneas entenderá con facilidad. Porque los
referéndums ilegales ya están prohibidos y si no que se lo cuenten Junqueras y
compañía y porque existe un mecanismo que los hace legales y mira tú por dónde
figura en la sacrosanta Constitución, en su artículo 92.1 que señala: “Las decisiones políticas de especial trascendencia podrán
ser sometidas a referéndum
consultivo de todos los ciudadanos. El referéndum
será convocado por el Rey, mediante propuesta del Presidente del Gobierno,
previamente autorizada por el Congreso de los Diputados”.
¿Pretende
entonces Sánchez prohibir algo que garantiza nuestra Constitución? ¿O
simplemente no lo sabía y se tiró a la piscina sin agua?
Pero
lo más preocupante y de ahí el título de este artículo, fue la incongruencia de
que después de reconocer que PP, Cs y VOX representan la versión más cutre y
extrema de dicha ideología, fuera capaz de pedirles su ayuda para poder
gobernar. Se supone que en forma de abstención ya que parece y esto me lo creo,
que descarta la “Grosse koalition” a la alemana.
Creo
que si es así ignora que comenzar dirigiendo un gobierno con la abstención de
un PP crecido, más una extrema derecha al alza, le va a llevar a que le dejen
cocerse a fuego lento de las diferentes crisis (Catalunya, Brexit, crisis
económica) y cuando las encuestas les den para gobernar dejarle caer.
O sea
a una legislatura corta en la que tendrá que asumir una parte del ideario
derechoso para su gestión, convirtiéndose en un traidor para una parte de su
base social entre la que me encuentro.
Y aquí
viene mi pregunta a Pedro Sánchez que decidirá mi voto el próximo domingo: ¿De
verdad vas a ser capaz de acceder a la presidencia del gobierno con la
abstención de la derecha extrema que hoy representa el PP? ¿Sí, o no? Sin
soliloquios por favor.
Dudo
mucho que lea esta reflexión y mucho menos que me conteste, por lo que tendré
que tomar la decisión por la percepción, por las ondas magnéticas que perciba.
Pero tiene toda la pinta que va a tener que ser dolorosa.
Querido
compañero Pedro, te apoyé a muerte en los momentos difíciles, llevo votando al
PSOE desde 1991, pero ahora no me fío nada, por eso recurro a este método para
eliminar mis dudas, a esta pregunta que desde posiciones de izquierdas debiera
ser fácil de contestar.
Veremos……….
Fdo.:
José Luis Úriz Iglesias (Ex parlamentario y concejal del PSN-PSOE)
Villava-Atarrabia
5 Noviembre 2017
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