La Santa Inquisición en el siglo XXI
Los acontecimientos
ocurridos en Afganistán con la toma de Kabul por los talibanes y su vuelta al
poder después de 20 años de dominio occidental a través de la OTAN, han hecho
correr ríos de tinta sobre su intransigencia e intolerancia con todo lo que no
sea la ley islámica llevada a su máximo extremo.
De alguna manera recuerda
a los negros años en los que la iglesia católica impuso a sangre y fuego sus
ideas.
Los talibanes nos
recuerdan que no están tan lejos aquellos años de la Santa Inquisición y que
nadie está libre de pecado en estos temas de la ortodoxia radical.
Al hilo de lo sucedido
allí en los últimos meses vienen a la memoria las palabras de Margarita Robles,
la ministra con más coraje del actual gobierno, señalando que “Afganistán ha
sido un gran fracaso de Occidente”.
Le ha faltado tener más
valentía para añadir algo que estoy convencido piensa también, que también
supone una vergüenza, una humillación, especialmente para un EE.UU. erigido en
guardián del mundo, que ha mordido el polvo por el empuje de unos miles de
canallas con turbante y barba, equipados con armamento de rebajas, una parte
comprado con el negocio del opio que se cultiva allí y que ahora controlan.
Tampoco se podrá decir que la UE ha dado la talla,
con su dependencia vergonzante de su amo y señor.
Que países tan potentes militarmente como Francia,
Alemania y Reino Unido, hayan tenido que abandonar el país antes de que lo
hiciera EE.UU., supone una vergüenza y una demostración de extrema debilidad.
Nada en este mundo será igual después de lo que
está ocurriendo en Kabul. Seremos mucho más pobres moral y éticamente, además
de abrir interrogantes inquietantes.
¿Cómo es posible que un ejército tan poderoso como
el americano, haya sido incapaz de proteger, ni siquiera unos días, a miles y
miles de ciudadanos afganos, muchos que han colaborado con ellos durante los
últimos 20 años, la mayoría mujeres y niños?
¿Cómo es posible que los todopoderosos ejércitos
europeos tampoco lo sean?
¿No lo son, no lo quieren ser, o es simplemente
por cobardía?
Hemos abandonado a su suerte con el rabo entre las
piernas, a van a ser represaliados y asesinados.
Se han convertido así, todos, en cobardes,
canallas, cómplices de esos asesinatos, porque conocen con certeza que eso va a
suceder así.
A partir de que el último soldado, el último
periodista, la última cámara fotográfica y de TV, abandonaron esa ciudad, los
talibanes tienen ya manos libres sin testigos para salvaje y cruelmente imponer
su sharía, cual Santa Inquisición del siglo XX.
Como aquella cebándose en la mujer. Qué paradojas
tiene la vida.
La próxima ocasión que los falsos salvadores de la
humanidad vayamos a “salvar” algún lugar de este mundo, sus ciudadanos deberán
tener en cuenta que si colaboran con nosotros, cuando vengan mal dadas huiremos
como gallinas abandonándoles a su suerte.
Esa es una de las principales lecciones que nos
deja lo que ha ocurrido en Kabul y el resto de Afganistán.
Eso sí, luego de manera hipócrita nos
escandalizaremos al conocer las atrocidades que vendrán y llenaremos
telediarios, páginas de periódico y horas de radio con nuestras falsas
condenas.
Esta reflexión vale para nuestros gobiernos, pero
tampoco nuestras sociedades están dando mejor ejemplo, entretenidas con mirarse
en el ombligo de la pandemia, los baños en la playa o la subida de la luz.
De vez en cuando intentamos acallar nuestras
conciencias, criticando las crueles imágenes que vemos en nuestras televisiones
de plasma de 65 pulgadas, pero lo olvidaremos pronto y volveremos a la cómoda
rutina occidental.
Eso los que nos decimos concienciados, porque el resto,
la mayoría, cambiará de canal en busca de los “Sálvame” de turno.
Mientras tanto en Afganistán muchos hombres y
niños sufrirán el azote (nunca mejor dicho) de la intolerancia, pero todas las
mujeres pasarán a ser tratadas como ganado, eso sí con burka, en el mismo
instante en que aquí debatimos sobre LGTBI.
Estremecía escuchar el alegato de la directora de
cine afgana Sahraa Karimi señalando; “simplemente vienen y nos matan, cuando
tenemos el mismo derecho que cualquier mujer, artista, o directora de cine del
resto del mundo. Cometimos el error de nacer en Afganistán”.
Recomiendo que la escuchemos al igual que el
visionado de una película que os emocionará; “La piedra de la paciencia”.
¿Volveremos algún día?
Probablemente, pero no será, como no lo ha sido
esta vez, por razones humanitarias y de derechos de la mujer, sino porque
cometan el error de volver a favorecer y potenciar ataques terroristas contra
nosotros, o porque ante la escasez de litio necesario para fabricar chips y
semiconductores, nuestras fábricas se paralicen.
De paso en esa futura ocasión podríamos darnos una
vuelta también por Arabia Saudí y Qatar en todo lo referente a derechos
humanos, en especial de la mujer.
Malditos sean, malditos seáis, malditos seamos
todos los occidentales, que acabamos siendo cómplices de esos crueles talibanes
y de las familias reales saudís y catarís.
Pero no sólo esa resurrección de Torquemada y sus
gentes se dan en Afganistán, también los tenemos mucho más cerca. En mi caso a
través de una anécdota que me permito relatar en primera persona aunque
infrinja una regla de oro de la escritura.
Hace unos días visité mi ciudad de origen; Madrid
y durante un paseo por el barrio de Argüelles donde se desarrolló parte de mi
infancia, tuve ocasión de pasar por la calle Ferraz 70, actual sede del PSOE,
el lugar donde nací hace 72 años.
¿Casualidades de la vida o no? Porque allí figura
una placa en la que se señala fue el lugar donde murió Pablo Iglesias, en mi
caso nací y para mayor casualidad mi segundo apellido, del que me siento tan
orgulloso como del primero y por esa razón firmo con los dos, es precisamente
Iglesias.
Demasiadas casualidades teniendo en cuenta mi
militancia política en dicha organización política durante más de 20 años,
hasta que de manera injusta e inmoral, como ya he contado en diversas
ocasiones, fui expulsado justo ahora hace 10 años.
Mirando la fachada que ha sido conservada de mi
época, salió el vigilante y entablé una agradable conversación sobre estas
circunstancias. Me invitó a entrar haciéndome unas fotos en el hall, recordando
mi infancia y mi paso por el Comité Federal en la época de Almunia y Ciscar.
Esta vez, como ocurrió en alguna otra ocasión, no
tuvo la oportunidad de observar mi foto que cual delincuente peligroso figuraba
en su taquilla desde hace unos años, quizás porque fuera el sustituto de
verano.
Conocí ese hecho porque en una reunión de la
permanente de Izquierda Socialista, a la que no pude acudir porque indicaron
desde organización impedirían mi entrada, al solicitar los nombres el compañero
de Baleares señaló en broma que era José Luis Úriz, a lo que el vigilante
respondió que no era así porque, enseñando mi foto, no era ese al que tenía
prohibido dejar entrar.
Dolorosa circunstancia que se produjo, otra
casualidad, siendo responsable de organización federal Oscar López, hoy mano
derecha de Sánchez y de Navarra, su izquierda Santos Cerdán. Mal lo tengo para
cambiar estas circunstancias.
¿Tan peligroso soy? ¿Acaso quienes piensan como yo
no tenemos cabida en el PSOE actual? ¿Quizás lo impida que ejerza mi libertad
de opinión, especialmente cuando discrepo? ¿Pensar cómo?
Porque las contradicciones de la vida indican que
ahora ellos han llegado a mis tesis de manera entusiasta, en especial en todo
lo que se refiere a acuerdos con el resto de las izquierdas, o en las buenas
relaciones con Bildu. Lo que hay que ver…….
Llegué así al lugar donde nací señalando como E.T.
“mi casaaaaaaaaaa”, entre emocionado y decepcionado, porque me entristecía esa
situación impuesta por los Torquemada de turno. Qué pena que la tétrica Santa
Inquisición perdure, como actualmente en Afganistán, también en los partidos
políticos.
Ignoro si algún día, en especial los de izquierda
y más concretamente el PSOE, llegarán a respetar la pluralidad y la libertad de
la militancia, entendiendo que de esa manera se enriquecen mucho más que con
una legión de borreguitos disciplinados.
La crítica razonada, la reflexión diversa, incluso
la confrontación en momentos puntuales con el líder, es una actitud sana, muy
sana y fortalece y no al contrario a esos mismos partidos.
De momento sólo me queda agradecer a esa persona,
que me permitiera durante unos instantes estar en ese lugar tan importante para
mí y que durante esa estancia tantos recuerdos se agolparan en mi mente y sobre
todo en mi corazón.
Talibanes, burócratas reaccionarios, la Santa
Inquisición.
Fdo.: José Luis Úriz Iglesias (Ex parlamentario y
concejal de PSN-PSOE)
Villava-Atarrabia 3 Setiembre 2021
Comentarios
Publicar un comentario