El momento de la verdad
Publicado en Diario 16, Periodista Digital, El Confidencial Digital, Plaza Nueva, Navarra Información y Gara los 25 y 26 Abril 2019.
Pasaron los dos debates, las polémicas,
las propuestas, presencias y ausencias y de aquí al domingo el electorado se
queda sólo ante el morlaco, ante la suerte definitiva: el voto.
Más allá de lo ocurrido durante estos dos
largos días nos llega un interrogante: ¿son los políticos actuales como el
resto de los humanos, o pertenecen a una raza diferente hecha de otra pasta?
Más bien parece que sea la segunda posibilidad, especialmente viendo los
últimos ejemplos poco edificantes como los de Ángel Garrido, Soraya Rodríguez,
o Irene Lozano. Política líquida según Bauman.
Lo digo porque no se me ocurre una
situación en la que uno se vaya de cena, copas y juerga incluidas, con quién te
ha insultado gravemente, intentado humillar y vejar hasta límites intolerables.
Con quién no tienes apenas elementos en común y los pocos que había se han ido
perdiendo durante la campaña.
Pero si me equivocara en el diagnóstico y
estos dirigentes se asemejan, aunque sea sólo un poco, a la media de nuestra
sociedad, en buena lógica después de esos debates debería ser imposible pactos
entre PP o Cs, incluso con VOX después del calificativo de “derechita cobarde”,
mucho menos aún entre PSOE y PP y después de esos espectáculos televisivos
mucho menos, por no decir imposible, entre PSOE y Cs.
Situación que esta vez no se ha repetido
entre PSOE y Podemos, que a diferencia de campañas anteriores han demostrado
capacidad de diálogo y entendimiento.
Una vez descartadas las hipótesis anteriores
sólo queda una posibilidad; el pacto, gobierno de coalición incluido, entre
PSOE y Podemos.
Para ello sería imprescindible que den los
números, o sea que ambas fuerzas políticas sumaran 176 diputados o más, cosa
poco probable a la vista de casi todas las encuestas de las que disponemos.
¿Cómo se saldría de este embrollo
entonces? Pues con ese mismo gobierno apoyado externamente por una ERC
reconvertida a la sensatez, más PNV. Esta posibilidad sí parece más probable a
la vista de esos mismos sondeos y el olfato electoral que uno pueda tener.
¿Resultaría esta experiencia peligrosa
para el país?
En mi opinión no, debemos estar
tranquilos, incluidos quienes se consideran de derechas, porque ese tipo de
gobierno podría (debería, añado) hacer unas políticas sociales sólidas,
beneficiosas para la inmensa mayoría de la ciudadanía española.
Si en esa hipótesis somos capaces de
involucrar también a los sectores nacionalistas sensatos, en un complejo
trabajo para que esa mayoría, aquí y allí, en Sevilla, Salamanca, Madrid, Vic, o
Rentería se encuentre cómoda en un proyecto nuevo de España, habremos sido
capaces de solucionar las viejas tensiones centro-periferia heredadas de
nuestra ejemplar Transición.
Para eso hay que realizar un llamamiento a
todas y todos, de izquierda, centro y derecha, para realizar ese esfuerzo con
altura de miras, con perspectiva de estadistas, dispuestos como entonces a
dejarnos todos “pelos en la gatera”.
Se puede y se debe hacer dentro de la
legalidad, respetando nuestra Constitución y si fuera posible reformándola buscando
un amplio consenso.
Incluso enfrentándonos al reto más
difícil; la demanda de un referéndum que viene desde amplios sectores sociales de
Catalunya y Euskadi.
Estos días Pablo Iglesias ha intentado
hacer una lectura didáctica de nuestra Carta Magna, que por cierto exigió a
todas las fuerzas políticas un esfuerzo titánico de consenso con esa altura de
miras que ahora necesitamos. ¿Por qué no repetirlo ahora?
A Iglesias se le ha olvidado un artículo
importante, bueno a Iglesias y a todos los demás, el 92.1.
Recordémoslo: “Las decisiones políticas de especial trascendencia podrán ser
sometidas a referéndum consultivo de todos los ciudadanos”.
Como el
apartado 3 añade: “Una ley orgánica regulará las condiciones y el procedimiento
de las distintas modalidades de referéndum previstas en esta Constitución”,
cabe que el mismo se pueda desarrollar sólo en una parte del territorio, por
ejemplo Catalunya.
Lógicamente
no podría ser decisorio porque lo impide el artículo 2, pero sí podría servir
como muestreo de lo que opina la ciudadanía para abrir si fuera necesario otras
vías, con la exigencia del consenso.
¿Sería eso
suficiente para calmar la crispación? Probablemente no, pero al menos tranquilizaría
de alguna manera esa ansia de decidir. Podríamos poner en marcha un nuevo
proyecto de España como “Casa común” de todas y todos, un lugar donde nos
encontráramos cómodos independentistas y no independentistas. Quien sea capaz
de resolver ese reto pasará a la historia en letras doradas.
Como conclusión, creo que un gobierno de
coalición PSOE-Podemos involucrando en la gobernabilidad del país a ERC y PNV
sería muy beneficioso para España, Catalunya
y Euskadi incluídas y abriría posibilidades que con audacia, imaginación
y generosidad podrían llevarnos a una etapa de tranquilidad y sosiego, muy necesaria
para resolver los grandes retos que se nos vienen encima.
Veremos………..
Fdo.: José Luis Úriz Iglesias (Ex
parlamentario y concejal del PSN-PSOE)
Villava-Atarrabia 24 Abril 2019
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