Una izquierda a la gresca
Artículo publicado en Deia el 14 Febrero 2017
De manera lamentable,
especialmente para los intereses de las capas más desfavorecidas de la sociedad
de este país (ponga aquí cada cual lo que desee), la izquierda como una especie
de maldición bíblica, ha estado habitualmente a la gresca, repleta de
conflictos internos y también entre las diferentes opciones políticas.
¿Quién no recuerda la
lucha fratricida desarrollada durante la Guerra Civil, que probablemente fuera
una de las causas de su derrota? Socialistas frente a comunistas, estos contra
anarquistas, UGT enfrentada a la CNT, así durante todo el tiempo que duró la
contienda. Debilitándose, desangrándose
y al mismo tiempo a la II República que acabó cediendo ante el fascismo
llevando a España a años negros de penuria y sufrimiento.
A pesar de que aquel
episodio de nuestra historia ha sido estudiado por las nuevas izquierdas, no
parece que hayan aprendido de sus errores de entonces, más bien al contrario a
la vista de los últimos acontecimientos.
Mientras tanto la
derecha y el centro-derecha caminan con paso firme más unidas que nunca,
fortalecidas en sus últimos congresos que se saldan con una unidad
prácticamente absoluta. Tanto Ciudadanos como el PP, sus líderes Rajoy y Rivera
han salido con sus liderazgos fortalecidos conscientes de que es la manera de
ganar las elecciones y por tanto de conseguir el poder.
Cuando reflexionamos
sobre esa derecha nos preguntamos cómo es posible que en España, al igual que
ocurre en Francia, Bélgica, Grecia o Alemania no exista un partido de extrema
derecha fuerte y consolidado. La respuesta resulta evidente, porque aquí están
en el seno del PP, como grupo de presión organizado pero bajo el paraguas
común.
En la izquierda al contrario se están
desarrollando batallas cruentas por el poder, con pocas dosis de diferenciación
ideológica. Pablo Iglesias frente a Iñigo Errejón, o Pedro Sánchez contra
Susana Díaz, hacen que Podemos y el PSOE se encuentren en plena ebullición fratricida,
debilitados en esas guerras absurdas. No sólo en sus correspondientes
territorios, también entre ellos.
Reconozco
que también, al igual que a una parte importante de la ciudadanía, la aparición
de Podemos en la escena social y política me produjo una sensación de ilusión.
Es cuando menos curioso que una de las acepciones de ésta palabra sea
“esperanza que carece de fundamento en la realidad” que quizás venga muy bien
para éste caso.
Su inicio fue espectacular, rutilante, era
como una bocanada de aire fresco que irrumpía en un panorama político demasiado
envejecido, obsoleto. Rompía con todos los estereotipos ver a un grupo de
jovenzuelos universitario subiéndose a las barbas del poder establecido con
propuestas novedosas, incluso rompedoras, en las formas y en el fondo.
Eso en un momento de especial decepción de
la ciudadanía, desmoralizada, cabreada con el machaque de la derecha gobernante
y la parálisis de una izquierda que ni estaba ni se la esperaba.
Representándolo gráficamente era como echar una piedra en un estanque pleno de
quietud pero enfangado.
El problema fue que al menos mi idilio con
ellas y ellos duró poco. Justo hasta comenzar a detectar signos de prepotencia,
de una cierta chulería cargada de tópicos como considerar “casta” a todo los
que no fueran de los suyos. Perdón, debo decir de los suyos, suyos. Resulta
curioso que ya no utilicen esa acepción, quizás conscientes de que ya ellos y
ellas ya se han acabo convirtiendo en esa casta que antes criticaban.
Por eso esa ilusión que genera entusiasmo
y alegría se fue transformando poco a poco en decepción (frustración que se da
al desengañarse de lo que no satisface nuestras expectativas).
Lo más triste, quizás lo más doloroso es
que bajo esa capa exterior de colores y viento fresco hemos ido descubriendo el
gris, las deficiencias, las perversiones y maldades del ser humano, los viejos
tics de los viejos aparatos que también se descubrían en su seno. Lo de siempre
recubierto de una falsa originalidad.
Así durante el periodo previo a la II
Asamblea de Vista Alegre los peores defectos de los partidos clásicos han
emergido con fuerza en esa batalla brutal entre “pablistas” y “errejonistas” en
la que ha valido todo.
Observar esa pelea en algunos instantes
barriobajera da también para entender que las diferencias políticas,
ideológicas, resultaban mínimas y desde luego eran y son fácilmente
sintetizables. Quizás la única relevante tenga que ver, aunque no se haya dicho
con claridad, la que existe entre el pactismo con la otra izquierda, el PSOE,
que defiende Errejón y la confrontación de Iglesias. Poca cosa para tanto
ruido. Ahora conocido que Iglesias ha ganado de manera arrolladora, habrá que
observar si como en los partidos clásicos aplica el rodillo, o de manera
innovadora, integra y suma.
Pero también ese PSOE, la otra izquierda
se encuentra en plena convulsión. Después del golpe de estado del Comité
Federal del pasado Octubre las dos posiciones han paseado sus diferencias por
los diferentes territorios expectantes ante la decisión de sus dos líderes.
Pedro Sánchez al fin dio el paso en su multitudinario acto en Dos Hermanas,
Susana Díaz aún medita a la vista de la marea de apoyos que está recibiendo su
contrincante por cada lugar por el que pasa.
Él y sus
leales escuderos Odón Elorza, Zaida Cantero, José Luis Ávalos y el resto de los
sargentos que aún le quedan tras el abandono en masa de generales y coroneles.
Quizás no los necesite ante unas primarias en las que el voto del más humilde
afiliado vale igual que el del más poderoso general. A día de hoy Susana tiene
esos generales y Pedro la soldadesca. Las guerras ya se sabe las ganan ellos y
ellas, con su valor, su arrojo. Quizás en esta ocurra lo mismo.
Puede que ese acto de Dos Hermanas sea un momento histórico
no sólo para un socialismo a la deriva sino incluso para una izquierda que de
momento ni está, ni se la espera. Puede ser que su discurso, mucho más escorado
a la izquierda que cuando era Secretario General del PSOE, sirva para su
recuperación, para su renacimiento después de una tenebrosa particular II Edad
Media.
El PSOE necesita reinventarse, la izquierda de este país
también y ver al lado de ese Pedro Sánchez resucitado a Elorza y Tapias da al
menos para concebir la esperanza de que lo haga desde la izquierda y para la
izquierda. Este país lo necesita ante una derecha encarnada por Rajoy y su PP cada vez más insultantemente
fortalecida. Los últimos discursos de éste entre faltones y prepotentes
necesitan de una respuesta contundente que ese trío, Sánchez, Elorza, Tapias
puede propiciar.
No se debe mirar hacia detrás, porque como en la Biblia se
corre el riesgo de convertirse en estatua de sal. No más mirar al pasado, a los
Comités Federales de la vergüenza, ni tampoco obsesionarse con las traiciones,
ni con mensajes ya caducos, aunque hayan tenido tirón hasta ahora entre las
bases socialistas. El No en no debe dar paso a un sí es sí de esperanza, a unas
propuestas que ilusionen en positivo.
En ellas adquiere una importancia relevante solucionar las
viejas tensiones centro-periferia, evitar el choque de trenes con Catalunya con
planteamientos audaces, imaginativos y generosos como la defensa de un Estado
Federal Plurinacional que lleve adjunta una propuesta sobre el derecho a
decidir que encaje constitucionalmente, o plantear que se debe abrir un proceso
constituyente que nos lleve a una reforma progresista de nuestra actual
Constitución que incluya una decisión sobre el modelo de Estado. República
frente a monarquía.
Trabajar las ideas es lo más importante, ponerlas negro
sobre blanco no en un “tocho” de 200 páginas que nadie se lea, sino en un folio
con 10 propuestas sería suficiente. Y una recomendación; aunque sea impopular
debe trabajar también la necesidad de consolidar la paz y la convivencia
después de los años de “plomo y fuego” de ETA. No debe temer tampoco a afrontar
ese espinoso problema de manera audaz.
Momentos convulsos para una izquierda que corre el peligro
de convertirse en líquida, siguiendo las reflexiones del recientemente
fallecido Sygmunt Bauman. Con candidatos que van y vienen, inconsistentes,
vacíos de contenido, confrontaciones personalistas, batallas exclusivas por un
lugar en el poder, mientras la sociedad que dicen representar observa entre
perpleja y decepcionada su devenir.
Evitar esa liquidez es tarea de quienes tomen el poder, en
Podemos ya se conoce que Iglesias y en el PSOE quien gane sus primarias Dotar
sus propuestas de contenido ideológico, sólidas, contundentes, profundas,
alejadas de esa liquidez que inunda nuestra sociedad actual.
Después trabajar por restañar heridas, por buscar puntos de
encuentro, de síntesis y unir fuerzas para plantar cara a esa derecha
prepotente, aquí y allí. Precisamente ahora que se cumplen los cien años de un
hito histórico: la Revolución en Rusia. Unidad, unidad de la izquierda para
tomar el poder y defender los intereses de las capas populares, en especial las
más débiles. Podemos y PSOE unidos dentro y fuera, ese es el futuro, ese el
reto.
Veremos si están a la altura de las circunstancias.
Fdo.: José Luis Úriz Iglesias (Afiliado al PSC viviendo en
Navarra)
Villava-Atarrabia 13 Febrero 2017
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