Decepción: No era tonto pero…será un traidor?

Artículo publicado en DEIA el 1 Marzo 2016

El culebrón toca a su fin, la suerte como se suele decir en términos coloquiales está echada. El 1 y 4 de Marzo se darán las votaciones para el proceso de investidura de Pedro Sánchez como Presidente del Gobierno de este país.

En mis últimas reflexiones me hacía una serie de preguntas que lamentablemente siguen sin responderse. ¿Nos estarán tomando el pelo? ¿Puede acabar todo este proceso en una traición histórica? ¿Pedro Sánchez parece tonto, o se pasa de listo?
Sánchez hoy en primera votación y el próximo viernes 4 en segunda va a tener que demostrar que su decisión de “tirarse a la piscina” en el proceso de investidura ha sido porque ya la veía llena, lo que evitará un incidente grave que ponga en riesgo su integridad política.

Esos días debe ir con los deberes hechos y dándole los números, porque de lo contrario su paso habrá sido de muy corto recorrido, además de haber puesto en riesgo el futuro del PSOE y quizás de la izquierda en general.

Dos opciones tiene para evitarlo, presentarse sólo con los votos de Ciudadanos después de su pacto y la abstención del PP, o sea con la aquiescencia de la derecha y por tanto rehén de ella los próximos años, lo que supondría una traición a su base social, “vender su primogenitura por un plato de lentejas”, o bien haber hecho un esfuerzo de imaginación, audacia y generosidad y acudir también con los votos de Podemos, IU y el apoyo de PNV.

La primera es la opción por la que apuestan los poderes fácticos, el Ibex 35, Bruselas e incluso la Casa Real, que si se consolida supondría una tomadura de pelo y por lo tanto terminar en esa traición indigna a su clase al tener apalabrada la abstención en segunda votación del partido más corrupto de nuestra historia, el que ha destrozado el estado del Bienestar que tanto nos costó construir a los socialistas.
La segunda parece absolutamente inviable ya que no se puede exigir a Podemos a pesar de haberse comportado como nuevos ricos de votos y niños malcriados, que se rindan incondicionalmente, tampoco a IU. La firma de ese pacto con Cs parece que salvo milagro de última hora invalida cualquier acuerdo por la izquierda. Quizás esta operación de anteponer 130 votos y depender de otros, a 167 y no tener que hacerlo pueda ser o bien el mayor fiasco de la historia de este país, o una ignominia absolutamente vomitiva.

De no existir nada oscuro en ese movimiento táctico nos condenaría a unas nuevas elecciones de resultado incierto, aunque todos los sondeos recientes indican que la izquierda pierde y que en esas elecciones tendrá menos fuerza que ahora. Lógico teniendo en cuenta que su electorado verá frustrada su ilusión por un cambio de izquierdas desde esa zona ideológica y se castigará, quizás duramente, a los causantes de esa frustración, o sea a partes iguales Podemos y PSOE.

Condenar a su base social a cuatro años más de gobierno del PP supondrá la mayor frustración para una gente que después de sufrir lo indecible, veía un rayo de luz en su negro panorama que con esta situación se apaga definitivamente. Esos días 1y 4 por tanto son su día de la verdad y quizás los que marcarán el devenir de la izquierda. Ojalá salga indemne de ella, porque significará que todas y todos lo haremos también.

Pero no sólo existen estas dudas, también hay alguna certeza. En el camino hacia él es probable que Pedro Sánchez y sus palmeros hayan traspasado varias líneas rojas, o al menos infringido comportamientos propios del socialismo como la honestidad y la coherencia.
Dos hechos resaltan en los últimos días que hacen referencia a estas infracciones. Una situación patética en la que incluso demostró un desprecio absoluto hacia la sociedad española en general y su base social en particular, cuando sin ningún pudor y después de que unos minutos antes Albert Rivera asegurara que ni se derogaba la Ley Mordaza, ni la injusta Reforma Laboral del PP, él afirmara todo lo contrario. Que los documentos colgados en la página del PSOE y Ciudadanos sean diferentes da para algunas interpretaciones ninguna agradable.

¿Quién tenía razón? Pues a la vista del texto final del acuerdo publicado en la prensa parece evidente que Rivera y eso que en este juego de despropósitos éste aseguraba que recogía un 90 % de su programa absortamente asumible por el PP, cuestión esta con la que debe coincidir cualquier ciudadano que lo analice con un mínimo de objetividad, mientras el PP aseguraba justo lo contrario, que “no podía apoyar un gobierno que intentaba derogar su leyes. Una tomadura total de pelo, en esa nueva política que piensa y quizás acierte, que la ciudadanía es absolutamente tonta, que no se entera de nada.
El segundo elemento que produce indignación es la pregunta que ha sido votada el pasado sábado por la militancia del PSOE. Habrá que recordar cuando en la consulta de Catalunya se acusaba a CiU de plantear una pregunta trampa, justo que lo mismo que ha hecho Pedro Sánchez en esta ocasión.
Plantear que se votara Sí o No a un planteamiento tan ambiguo y vacío produce sonrojo, mucho más aún que esta militancia haya participado sin rechistar, excepto una exigua minoría que ha alzado su voz denunciándolo. Las principales discrepancias de fondo han venido de Izquierda Socialista, Esquerra Socialista del PSC, incluso de un José Antonio Pérez Tapias que se presentó a las primarias contra Sánchez.

Hay que lamentar que en ningún momento se consultara a la militancia sobre qué tipo de pacto, con quién y con qué condiciones deseaba  trabajara el PSOE. La pregunta como mínimo, estaba hecha con ambigüedad. Preguntar si se apoyaba acuerdos para conformar un gobierno progresista y reformista en estas condiciones era una trampa a la militancia. Sólo dependiendo de con quién se pactara y en qué términos en concreto, se debía plantear que se podría conformar un gobierno realmente progresista,  con reformas que serían de izquierdas. Por este motivo esa izquierda del PSOE planteó a la militancia que se votara NO como rechazo a esta  pregunta y también al fondo de la cuestión. Con muy poco éxito a la vista del resultado. Aunque debemos ver más allá de ese 79 % favorable que sólo supone el 40 % exiguo de su militancia. No es desde luego para sentirse satisfecho.
Era imposible el triunfo del NO en una consulta tan ambigua, con una militancia totalmente desinformada y sorprendida por el giro final de un Secretario General,  que comenzó prometiendo un gobierno de izquierdas desde la izquierda, acabando con uno de centro situando al PSOE en el centro-izquierda. Incluso con un sector de sus voces más conocidas recordando la celebra frase de Alfonso Guerra “el que se mueve no sale en la foto” y preparándose por si hubiera nuevas elecciones y por tanto se deben rehacer las listas electorales, más los hipotéticos 15.000 puestos de trabajo que en caso contrario traerá el gobierno.

Sólo los sectores más conscientes y activos del socialismo, los pocos que quedan después de las últimas sangrías, han hecho campaña pública por el NO,  aunque también se les sumaron quienes especialmente en Andalucía discrepaban con la desaparición de las Diputaciones. Ha resultado vergonzoso el intento de convencer a éstos últimos con un mensaje subliminal:  los puestos que se pierdan  serán recolocados en el nuevo Consejo Municipal. Patético, pero así está la política en nuestro país.

¿Qué sucederá a partir de ahora? O es una traición ya pactada  a la vista de lo fácil que se lo pone el acuerdo, y el PP se abstiene permitiendo  un gobierno de Pedro Sánchez rehén de la derecha política, financiera, mediática, de Bruselas y de la misma Casa Real, o nuevas elecciones.
En esta hipótesis con un país que se escandaliza de manera farisea con la corrupción que corroe el PP, pero le vota en manada incluso con la posibilidad de incrementar su fuerza, al igual que a Ciudadanos (éste mucho más) la consecuencia es que la izquierda pierde y suma menos que ahora por el enfado de sus sectores más dinámicos.  Para este viaje no se necesitaban alforjas Pedro Sánchez. Salvo que hayas sacrificado al PSOE y a la izquierda con el sólo propósito de consolidar tu liderazgo. Aunque deberías recordar que al final del camino: Roma no paga a traidores.

Malos tiempos para la lírica, malos tiempos para las gentes de la izquierda real desamparadas y sin referentes políticos.

Decepción seguro, tomadura de pelo quizás, y ¿traición?

Fdo.: José Luis Úriz Iglesias (Afiliado al PSC viviendo en Navarra)

Villava-Atarrabia 29 Febrero 2016






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