¿Qué nos traerá el 2015? Posibilidades y deseos


Artículo publicado en DEIA el 30 Diciembre 2014. Quince años de colaboración en éste periódico dan para mucho, más de 300 artículos nada menos. Echo una mirada atrás y recuerdo tantos momentos difíciles y tantos amigos que han quedado en el camino, Enrique Curiel, Ernest Lluch, Juan Mari Jáuregui....A ellos dedico éstas reflexiones.

Escribo éste artículo sabiendo que hace 15 años (número redondo) que colaboro con Deia. Años intensos en los que sólo leyendo las decenas de escritos se podría tener una visión de todos aquellos acontecimientos que nos han emocionado, indignado, sorprendido, o incluso seducido durante ése tiempo. Volviendo la mira atrás uno se da cuenta de los mucho que han cambiado las cosas, algunas para bien y otras indudablemente para mal. Reconozco la satisfacción, que espero y deseo sea mutua, que me ha producido ésta colaboración, siempre desde el respeto incluso cuando existían discrepancias y ojalá dure muchos años más.

Ahora a las puertas de un nuevo año y finalizando el 2014 desde mis 66 años creo que es el año más negro vivido en nuestro país desde la democracia, e incluso me recuerda en algunos aspectos la parte final del franquismo. La sensación de agobio, de agresión, de recortes de derechos y libertades, de intento de amordazarnos, de reprimir las legítimas protestas a través de la recientemente aprobada “Ley mordaza”, de corrupción y corruptelas, de parálisis de la izquierda, que de momento ni está ni se la espera, incluso una cierta impotencia que demuestra la mayoría de la sociedad, nunca se habían dado con anterioridad.

Por eso este 2014 lo califico copiando a los antiguos romanos como “annus horribilis” por su trayectoria y por la devastación que ha dejado a su paso.
Ahora comienza un nuevo año, el 2015, cada inicio solemos en privado o en público, en lo personal o colectivo, pedirle al recién nacido una serie de deseos que a menudo suelen chocar con la dura realidad. Éstos son los míos en el corto y medio plazo y también aquí y allí.

Ha sido éste que termina el año más duro de ésta larga y cruel crisis, año de más recortes de derechos, la derecha está consiguiendo dejar el Estado del Bienestar bajo mínimos llevando a miles de familias, a millones de ciudadanos a un estado de desesperación. Leer que en éstos momentos casi seis millones de ciudadanos y ciudadanas demandan un empleo imposible y cuando lo consiguen es casi en situación de esclavitud, que muchas de esas familias viven de la caridad, o que miles de nuestros jóvenes más preparados se ven obligados a emigrar, que demos uno de los índices de desnutrición infantil más elevados de la UE, que los suicidios como consecuencia de esta terrible situación se disparan, o que los desahucios obligan a muchas gentes a abandonar sus casas de toda la vida, produce sonrojo, vergüenza e indignación.

 Escuchar a ciertos canallas que nos gobiernan decir sin ruborizarse que lo peor ya ha pasado y que serán éstas las primeras navidades sin crisis y repletas de alegría cuando al salir por la calle te das cuenta de todo lo contrario te conducen a un deseo irrefrenable de abofetearles y echarlos a patas de un poder que no merecen.

Una derecha prepotente, que intenta humillar a la ciudadanía con su poder absoluto, apoyada en una legitimidad en las urnas ya perdida, dilapidada, impregnada de corrupción hasta las trancas, dominada, cómplice de los siniestros poderes fácticos, económicos, financieros, religiosos, de los poderosos lobbies comunicativos causantes de éste crimen contra la humanidad.

Quizás con el tiempo sea posible una nueva situación que conduzca a exigir sus responsabilidades, incluso a crear un nuevo Tribunal de Núremberg II que los juzgue y los condene, por éstos delitos sí a pudrirse en las cárceles. Un juicio por atentados a la humanidad, por crímenes sobre ella.

Parecía que eso sería posible desde un proceso revolucionario novedoso que trajera una ruptura radical con éste régimen, pero la aparición de un fenómeno político como Podemos ha reconducido esa situación explosiva hacia una solución de corte electoral. ¿Cuánto de experimento provocado para reconducir la peligrosa situación en la que se encontraba éste país hace sólo apenas doce meses, tiene ésta irrupción sorpresiva? Algún día alguien se atreverá a analizarlo con un mínimo de rigor.

Pero la realidad es que la ilusión que he creado ése lenguaje fresco, a menudo contundente, próximo en una parte de la ciudadanía he tenido consecuencias balsámicas tranquilizando lo ánimos con la esperanza de que ésta vez sí ese cambio radical se puede dar, que la revolución prevista a finales del 2013 puede adquirir un aire pacífico a través de los votos.

Eso tiene un punto de peligrosidad si realmente ese milagro se produce, si una fuerza novedosa, inexperta se hace con el poder en las próximas citas electorales y en la práctica también es incapaz de reconducir la situación. La frustración que traería como resultado un fracaso del experimento Podemos podría  provocar una reacción revolucionaria más seria, incluso incontrolable. Que tengan mucho cuidado los poderes fácticos si provocan el fracaso de un gobierno de cambio, porque puede ser mucho peor para sus intereses el remedio que la enfermedad como dice el dicho popular.

 También queda la incógnita de por dónde caminará el nuevo PSOE liderado por el populista Pedro Sánchez. Si es capaz de reconducir su senda por la izquierda, abriendo la posibilidad de colaboración y acuerdo con el resto de las fuerzas de la izquierda transversal, puede y debe ser clave en el nuevo panorama que se va a abrir. Incluso si es capaz de recuperar la confianza de una parte de su electorado que le estaba abandonando en masa, si abre un periodo creíble de regeneración sería posible.

Si acepta las tesis que le vienen de su ala izquierda, cada vez con más peso a través de Izquierda Socialista, como la aceptación del derecho a decidir de la ciudadanía y los pueblos, abrir un nuevo proceso constituyente que lleve a un cambio profundo de la Constitución hacia un estado federal plurinacional, creación de una banca pública, supresión del artículo 135 de la actual Constitución impuesto por la Troica, giro a la izquierda, manifestarse contrario al oscuro Tratado de Libre Comercio entre la UE y EE.UU., apostar por medidas que consoliden el paralizado proceso de paz y otras cuestiones parecidas, puede darle el impuso necesario para incluso liderar ése cambio, primero en las municipales y autonómicas y posteriormente en las generales. Ésa es la clave de la solución, un cambio por pacto entre PSOE y Podemos al que se sumen IU, ERC, Bildu o Bloque, liderado por ese nuevo PSOE.

En lo referente a éstas tierras también el cambio puede y debe ir en ésa dirección. Cada vez resulta más evidente que la sociedad vasca, navarra e incluso la del resto del estado no se escandalizaría por acuerdos programáticos y de gobierno entre socialistas y la izquierda abertzale y con esas condiciones incluso por soluciones novedosas de colaboración entre Euskadi y Navarra, políticas penitenciarias adecuadas al final del proceso de paz y la reconciliación, incluso explorar nuevas experiencias audaces como la Euro región que ya avanzaba el propio Lehendakari Ibarretxe.


Mención aparte es acabar con la nefasta época de colaboración de una afortunadamente desaparecida Yolanda Barcina y quien le puede acompañar en breve Mariano Rajoy. Los ataques al autogobierno de Navarra, los constantes recursos al Tribunal Constitucional de las leyes aprobadas en el Parlamento de Navarra acabarían si ese cambio se produce. La pluralidad de la manifestación habida en Iruña hace unos días reclamándolo evidencia que vamos en la buena dirección. Allí movimientos sociales, sindicatos plurales, o partidos de la izquierda, desde socialistas a la izquierda abertzale, Podemos, o Izquierda-Ezkerra caminaron codo con codo en un clamor ciudadano a favor de ese cambio.

Sería un error intentar excluir al socialismo del mismo, siempre claro está que éste cambie su rumbo de manera radical. El cambio, también en Navarra debe tener componentes de acuerdo entre las izquierdas transversales. Un cambio que apueste por el respeto al autogobierno y la colaboración con Euskadi incluso con medidas parecidas al Órgano Común Permanente aprobado en 1996.

Llega un nuevo año, un 2015 que viene cargado de deseos de cambios profundos, que consigan acabar con la pesadilla de los últimos cinco. Una años de ilusión y de nuevas expectativas, de nuevas experiencias. Ojalá se cumplan, ojalá ésta vez sí seamos capaces de recuperar el terreno perdido, los derechos, la esperanza en un futuro mejor. Ojalá…………….


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