Reflexiones desde la sombra: Rimas y razones
Escuchando ayer la información de Francisco Camps y las reacciones del resto de partidos políticos reflexionaba sobre si estos casos no se han dado, se dan y se darán si no tomamos medidas contundentes en todos y cada uno de ellos.
Por cierto permitirme un pequeño paréntesis sobre mi actitud en ese momento: reflexionar. Quizás el movimiento con el que en mayor o menos medida todas y todos nos sentimos identificados: el de los “Indignados” debiera transformarse en algo más eficaz: los “Reflexionados”, o mejor los “Reflexionantes” o “Pensantes” y “Analizantes”. Por lo menos nos permitiría avanzar en tesis más reconfortantes para una sociedad en estado terminal.
Porque quizás esa es la clave: que es la propia sociedad, dentro y fuera de los partidos, la que permite la existencia de tipejos como Camps que se dan y todos y cada uno de los partidos que tienen un cierto nivel de poder. Se les permite desde fuera con los votos (¿cómo es posible que este mismo seños hace apenas dos meses sacara una mayoría absoluta tan abrumadora?) y desde dentro con una militancia sumisa y aborregada. Aborregada porque como decía Alfonso Guerra: “al que se mueve no sale en la foto” y si no que me lo digan a mí en mi terrible experiencia en el PSOE.
Viví hace 20 años un caso parecido en las filas socialistas: el de Gabriel Urralburu, Secretario General del PSN-PSOE y Presidente del Gobierno de Navarra. En aquellos meses me doctoré sobre los males que aquejan a los partidos políticos, aunque anteriormente ya me había aleccionado el PCE sobre ello. Los momentos vividos durante aquel penoso incidente fueron para no olvidar y desde entonces he batallado, con poco éxito parece a la vista de mi expulsión, porque los partidos sean un instrumento eficaz de servicio a la sociedad y no una oficina de empleo, un lugar donde eternizarse con cargos muchas veces duplicados, triplicados…o una secta donde unos pocos mandan y otros muchos obedecen ciegamente y nunca mejor empleada esta palabra. Quizás he aprendido que lamentablemente cuando lo mejor del ser humano debiera encontrarse en su interior, la realidad es justo la contraria: ambición, corrupción de diferentes etilos, manipulación, falta de libertad, mediocridad y quizás lo peor sumisión, borreguismo que permite todo lo anterior.
También y quizás ligado con lo anterior reflexionaba sobre que ese estado terminal en el que se encuentra nuestra sociedad, provocaba que algunas ideas se agolparan desordenadamente en mi cabeza:
Arriba, abajo; delante, detrás; solo, acompañado; risa, llanto; luz, oscuridad; feliz, triste; amor, desamor; vida, muerte. Ausencia, presencia; sentir o pasar; salir, entrar; dormir, despertar; caricias, agresiones; dialogar, callar; negociar, imponer; saber, ignorar. Pensar, sentir, experimentar, reflexionar, dialogar. Libertad, justicia, igualdad, imaginación, audacia, generosidad. Sentir, sentir, sentir y amar.
Loco o cuerdo.
¿Creéis que estoy loco al decir inconexamente estas palabras? ¿Loco porque hablo de la vida, de sentimientos y sensaciones? ¿Loco yo, o locos quienes viven sin pena ni gloria? ¿Quién está loco, el que habita los psiquiátricos sintiendo aunque sufra o los que caminan fuera de ellos sin sentir ni padecer? ¿Quién, quién realmente es el loco?
Lo positivo y lo negativo de la vida dicho por un loco……o no?
Mi reflexión continúa: ¿Os he impresionado? ¿Habéis sentido algo mientras me leíais? ¿Quizás os habéis estremecido o simplemente pasáis de estas cosas?
Quizás las cadenas que atan a lo cotidiano no permitan captar que con estas palabras que significan tanto he intentado emocionar, porque la emoción es vida, el sentimiento es vida, las sensaciones aunque sean extremas, positivas o negativas son vida.
Porque, amigas y amigos míos si actualmente no estáis sintiendo nada, si no os emocionáis en algún momento, o estremecéis, o alguna leve lagrima no ha asomado en vuestros ojos con alguna canción o alguna película, un atardecer o simplemente un hecho casual.
Si solamente os indignáis, si no habéis sabido romper vuestras cadenas emocionales, quizás simplemente sea porque……………ESTÉIS MUERTOS, aunque aún no lo sepáis.
Pensándolo bien esto resultaría una contradicción, porque yo lo que intento es dirigirme a los vivos.
Por cierto permitirme un pequeño paréntesis sobre mi actitud en ese momento: reflexionar. Quizás el movimiento con el que en mayor o menos medida todas y todos nos sentimos identificados: el de los “Indignados” debiera transformarse en algo más eficaz: los “Reflexionados”, o mejor los “Reflexionantes” o “Pensantes” y “Analizantes”. Por lo menos nos permitiría avanzar en tesis más reconfortantes para una sociedad en estado terminal.
Porque quizás esa es la clave: que es la propia sociedad, dentro y fuera de los partidos, la que permite la existencia de tipejos como Camps que se dan y todos y cada uno de los partidos que tienen un cierto nivel de poder. Se les permite desde fuera con los votos (¿cómo es posible que este mismo seños hace apenas dos meses sacara una mayoría absoluta tan abrumadora?) y desde dentro con una militancia sumisa y aborregada. Aborregada porque como decía Alfonso Guerra: “al que se mueve no sale en la foto” y si no que me lo digan a mí en mi terrible experiencia en el PSOE.
Viví hace 20 años un caso parecido en las filas socialistas: el de Gabriel Urralburu, Secretario General del PSN-PSOE y Presidente del Gobierno de Navarra. En aquellos meses me doctoré sobre los males que aquejan a los partidos políticos, aunque anteriormente ya me había aleccionado el PCE sobre ello. Los momentos vividos durante aquel penoso incidente fueron para no olvidar y desde entonces he batallado, con poco éxito parece a la vista de mi expulsión, porque los partidos sean un instrumento eficaz de servicio a la sociedad y no una oficina de empleo, un lugar donde eternizarse con cargos muchas veces duplicados, triplicados…o una secta donde unos pocos mandan y otros muchos obedecen ciegamente y nunca mejor empleada esta palabra. Quizás he aprendido que lamentablemente cuando lo mejor del ser humano debiera encontrarse en su interior, la realidad es justo la contraria: ambición, corrupción de diferentes etilos, manipulación, falta de libertad, mediocridad y quizás lo peor sumisión, borreguismo que permite todo lo anterior.
También y quizás ligado con lo anterior reflexionaba sobre que ese estado terminal en el que se encuentra nuestra sociedad, provocaba que algunas ideas se agolparan desordenadamente en mi cabeza:
Arriba, abajo; delante, detrás; solo, acompañado; risa, llanto; luz, oscuridad; feliz, triste; amor, desamor; vida, muerte. Ausencia, presencia; sentir o pasar; salir, entrar; dormir, despertar; caricias, agresiones; dialogar, callar; negociar, imponer; saber, ignorar. Pensar, sentir, experimentar, reflexionar, dialogar. Libertad, justicia, igualdad, imaginación, audacia, generosidad. Sentir, sentir, sentir y amar.
Loco o cuerdo.
¿Creéis que estoy loco al decir inconexamente estas palabras? ¿Loco porque hablo de la vida, de sentimientos y sensaciones? ¿Loco yo, o locos quienes viven sin pena ni gloria? ¿Quién está loco, el que habita los psiquiátricos sintiendo aunque sufra o los que caminan fuera de ellos sin sentir ni padecer? ¿Quién, quién realmente es el loco?
Lo positivo y lo negativo de la vida dicho por un loco……o no?
Mi reflexión continúa: ¿Os he impresionado? ¿Habéis sentido algo mientras me leíais? ¿Quizás os habéis estremecido o simplemente pasáis de estas cosas?
Quizás las cadenas que atan a lo cotidiano no permitan captar que con estas palabras que significan tanto he intentado emocionar, porque la emoción es vida, el sentimiento es vida, las sensaciones aunque sean extremas, positivas o negativas son vida.
Porque, amigas y amigos míos si actualmente no estáis sintiendo nada, si no os emocionáis en algún momento, o estremecéis, o alguna leve lagrima no ha asomado en vuestros ojos con alguna canción o alguna película, un atardecer o simplemente un hecho casual.
Si solamente os indignáis, si no habéis sabido romper vuestras cadenas emocionales, quizás simplemente sea porque……………ESTÉIS MUERTOS, aunque aún no lo sepáis.
Pensándolo bien esto resultaría una contradicción, porque yo lo que intento es dirigirme a los vivos.
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