De confidencias, confianzas, lealtades, amistades...

Quiero reflexionar esta mañana calurosa de un verano cruel en todos los sentidos, personal y colectivamente hablando, sobre algo que debería tener mucha importancia, pero que a menudo situamos en un escalafón degradante de nuestra actividad humana, ante tanta palabrería, cotilleo que nos inunda. La amistad tiene una gran importancia en esas relaciones humanas, a veces incluso mayor que el amor, pero en la amistad, especialmente cuando pretende ser con mayúsculas como supongo que en todo lo que tiene que ver con sentimientos, surgen malas prácticas que la degradan y envilecen. Una de ellas, quizás la más importante después de la solidaridad, es la confianza. Se entiende que cuando hablas, cuando te desahogas, te vacías, con alguien merecedor de esa categoría, pretendes que quede entre vosotros, que exista un pacto no escrito por el que esa confidencia, ese sentimiento expresado, esa noticia, o simplemente ese estado de ánimo que tú le expresas quede en absoluta confidencia...