El hombre puede ser un lobo para con el hombre

Estos días he recordado la novela “El lobo estepario” de Hermann Hesse. La leí hace 43 años en mi época en la universidad y ha sido una de las que más me impactó en aquel convulso momento junto con “La metamorfosis” de Kafka, “Así habló Zarazustra” de Nietzsche o “Escucha hombrecito” de Reich. Eran lecturas profundas que incitaban a reflexionar sobre las contradicciones del ser humano. En la primera una conclusión: el hombre puede ser un lobo para el propio hombre. He vuelto a recordar esta enseñanza estos días al hilo de mi reflexión anterior sobre la miseria humana. La pregunta que ahora me hago es: ¿por qué me han ocurrido precisamente a mí estos “incidentes? ¿Qué mecanismo activo en esos miserables para generarles una agresividad contra mi persona de tal característica? ¿Por qué les molesta mi presencia hasta tal límite? Creo que la respuesta tiene que ver precisamente con esa condición humana por la que los mediocres, los malvados, los canallas con poder no admiten la discre...