Lo que no debe hacer la izquierda
Artículo publicado de PUBLICOSCOPIA el 7 Abril 2015
Militar desde hace más
de 46 años en la izquierda te hace tener una perspectiva de lo que ha cambiado
con el tiempo éste hecho, especialmente desde el punto de vista de valores y
actitudes.
Que una parte de esa
militancia fuera en la lucha antifranquista permite que esa perspectiva sea aún
mayor, ya que se compara con un instante de nuestra historia en el que lo
primordial era lo político, sus normas y principios, por encima de los egoísmos
personales, de las ambiciones, porque era mucho lo que te jugabas en ése
envite. Había que dar mucho más de lo que esperabas recibir.
Allí, en esa dura lucha
prevalecía lo que en los manuales clásicos definían como “ser de izquierdas”,
pero no porque nada ni nadie te obligara a ello, sino porque estaba
profundamente ligado a la propia militancia. Recuerdo que en las largas horas
pasadas en las mazmorras de la Dirección General de Seguridad, en los terribles
interrogatorios de la Brigada Político Social, la preocupación máxima era aguantar.
Aguantar para evitar que te sacaran información que pudiera afectar a tus
compañeros y a nuestra lucha.
Allí mamé las esencias
de lo que ahora entiendo que es “ser de izquierdas”. La ética encabeza éste
ranking improvisado, después solidaridad para con los más próximos pera también
con los más alejados, no sólo en lo personal, también en lo colectivo. De ahí
que esa solidaridad llegara incluso hasta con los pueblos más lejanos. La
batalla constante por la justicia que llevaba incluso a sublevarte con sus
manifestaciones más leves, la libertad de pensamiento, la disciplina no a los
líderes, no a los dirigentes sino a las ideas, a los principios de esa
izquierda, honestidad, coherencia que llevaba a adoptar posturas de
confrontación ante giros injustificados de la táctica política.
Recuerdo la dura
confrontación con Santiago Carrillo cuando en el PCE nos impuso la aceptación
de la Monarquía, o la bandera bicolor, al considerarlo una traición, aunque
posteriormente con el paso del tiempo entendí con más tranquilidad algunos de sus
motivos para hacerlo.
La verdad, siguiendo
ésa máxima del Ché Guevara que quedó grabada a fuego: “la verdad es
revolucionaria”. La generosidad que llevaba a aparcar los intereses propios en
aras de los colectivos. La valentía para afrontar situaciones complejas en un
tiempo difícil.
Por eso ahora al
reflexionar, al interrogarme sobre ¿qué es “ser de izquierdas”? vuelvo la
mirada a aquella época, porque fue precisamente allí cuando tuve respuesta
clara a esa pregunta. Todo esos valores, ética, solidaridad, lealtad a las
ideas, libertad de pensamiento y expresión,
coherencia, honestidad, generosidad, lucha por la justicia, la valentía
es “ser de izquierdas”.
Todas ellas juntas
hacen serlo y además como las reflexiones de “Así se forjó el acero” de Nicolás
Ostrovsky, la fuerza forjada en aquella lucha para poder conservarlas,
respetarlas, situarlas al frente de tu praxis política y personal.
¿La izquierda de hoy
está impregnada de ellos o se observa una preocupante falta de algunos, e
incluso de casi todos? Más bien parece lo segundo, especialmente en quienes
habitan las cúpulas de nuestros partidos, ya que para llegar hasta allí han
tenido que abandonarlos uno a uno. Resulta muy difícil, por no decir imposible,
que alguien pueda acceder a puestos de máxima responsabilidad aplicando a
rajatabla todos y cada uno de estos principios básicos y las gentes que
apuestan todo por lograrlo, se van dejando jirones hasta llegar arriba sin un
ápice de ésta definición que te asocia a ser de izquierdas y desde luego si
milagrosamente les queda algo acaban perdiéndolo para conservar su lugar. Así
difícilmente las decisiones que toman pueden tener una dosis apreciable de
nuestra ideología, de nuestra esencia.
Como la canción de
Golpes Bajos “vivimos malos tiempos para la lírica”, también para la política
de verdad, con mayúsculas, que está tan a la baja que cabría reivindicar una
ley para protegerla de su extinción.
¿Alguien cree que hoy
valores como la ética, solidaridad, coherencia, verdad, o lucha por la justicia
social prevalecen a lo hora de la toma de decisiones en los partidos de
izquierda? ¿O prima el electoralismo, el tacticismo de baja estopa, la lucha
por la supervivencia de la élite que los dirigen? ¿Cuándo decidan las
hipotéticas alianzas primará el bien común, en especial de su base social, o
serán otros motivos menos “puristas”?
Vienen momentos
difíciles, desde la decisión de cómo se va a gobernar Andalucía, a las próximas
elecciones con previsiones de una mayor riqueza del escenario institucional.
¿Cómo se comportará la izquierda? Si se atuviera a los principios básicos que
he intentado enumerar la respuesta sería absolutamente clara: con pactos entre
ella para sacar a nuestra base social de éstos ocho años de zozobra y sufrimiento,
aplicando con claridad nuestros principios con la fortaleza de una amplia
mayoría. ¿Lo harán? Todo indica escuchando ciertos mensajes que no. ¿Serán
capaces de traicionar a su electorado? Los peores augurios del oráculo parecen
indicar que sí. Terrible………
¿Por qué? Quizás la
dolorosa respuesta sea que la izquierda clásica, sus valores y principios están
en vías de extinción, que sólo una minoría de utópicos, para muchos
trasnochados, nos empeñamos, con bastante poco éxito por cierto, en mantener su
bandera alzada. Como decía Galeano
utópico es aquel que persigue la utopía, porque está en el horizonte: cuando
uno camina dos pasos, ella se aleja dos pasos, cuando se camina diez pasos,
ella está diez pasos más lejos. ¿Para qué sirve pues la utopía? Sirve para eso,
para caminar, para avanzar, para crecer intelectual y humanamente.
La respuesta al título que encabeza éstas reflexiones
pesimistas sería: lo que no debe hacerse desde la izquierda hoy es consentir,
que siendo mayoría, siga gobernando la derecha, o lo que resultaría más inmoral
gobernar con ella, o no ser capaces de pactar con el resto de las izquierdas
por cuestiones partidistas y tacticistas, incluso apoyando a gentes que han
podido participar de corrupciones o corruptelas, que hayan sido cómplices o
simplemente hayan mirado hacia otro lado.
A pesar de todo habrá que seguir luchando incansablemente, al
menos para influir en las decisiones de nuestros “mayores”, para intentar
mantener a salvo los principios de la izquierda.
Fdo.: José Luis Úriz Iglesias (Militante del PSC viviendo en
Navarra, miembro de Izquierda Socialista del PSOE)
Villava-Atarrabia 6 Abril 2015
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