La política actual como montaña rusa
Publicado en Nueva Tribuna, El Confidencial Digital, Periodista Digital, Navarra Información y Plaza Nueva del 21 al 23 Diciembre 2019.
Uno
tiene en los últimos tiempos la sensación de vivir, en lo que a la situación
política se refiere, como si fuera montado en una gigantesca montaña rusa.
Un día
te acuestas pensando que el gobierno de las izquierdas está ya hecho, justo
nada más levantarte las palabras de algún protagonista como Ábalos te lleva al
temor de que no sea así, al mediodía parece que la cosa se calma pero justo a
las horas te llega la angustia de si lo que ocurra en el “clásico” pudiera de
nuevo entorpecerlo, te acuestas de nuevo con la tranquilidad de que no haya
sido así.
Justo
sin tiempo para despertar viene el tremendo mazazo de la sentencia europea
sobre el caso Junqueras y la zozobra de nuevo te invade y posteriormente se te
corta la digestión con la aseveración de ERC informando que quedan suspendidas
las negociaciones hasta que el abogado del estado se manifieste sobre ello.
Probablemente
esta sensación de sube y baja, de vaivén constante, tenga que ver con el hecho
de vivir en una sociedad líquida que empapa a política y políticos de la misma
manera.
O que
como ya hemos comentado en otras ocasiones, a diferencia de la Transición en
esta ocasión no encontramos políticos de altura, estadistas que una vez tomada
una decisión la mantienen ocurra lo que ocurra.
Aunque
también puede ocurrir que todo lo que estemos viendo sea una gigantesca obra de
teatro cono dos tramas posibles.
Que
Pedro Sánchez y sus perversos asesores ya tuvieran previsto el escenario actual
(de lo contrario sería como para echarles a patadas de la Moncloa), todo fuera
una farsa para sin decepcionar al electorado de izquierdas, hacer ver que
resulta imposible acceder al poder por la vía actual y se verían obligados a
hacerlo por la del entendimiento con la derecha extrema a través de su
abstención.
La
otra trama haría posible el empeño actual, porque iría en la dirección de que
el supuesto enfado actual de ERC, fuera una manera de “vender” el producto a su
base social. Si analizamos con un mínimo de racionalidad sus declaraciones de
la tarde del jueves, en ellas aseguraban que “habían decidido congelar las
negociaciones con el PSOE hasta que la Abogacía del Estado aclarara qué posición
iba adoptar ante la sentencia europea sobre Junqueras”.
Pero
es que cabe suponer (en este mundo líquido en el que nos movemos siempre hay
que ser cauto sobre la inteligencia de los políticos actuales) que recordarán
que el 12 de Junio pasado esa misma Abogacía del Estado ya respaldó que
Junqueras recogiera su acta de eurodiputado, o sea que como dice el dicho
popular “blanco y en botella”.
Todo
este embrollo es fruto de la desafortunada gestión del PP ante el denominado
conflicto catalán, que nos ha dejado (al país) una herencia terrorífica.
Desde
su “agudeza” a la hora de presentar el recurso contra un Estatut de Catalunya
que contentaba a casi todos, pasando por la desastrosa actuación el 1-O,
terminando con el lío de encarcelar a los líderes catalanes de manera
arbitraria y según parece sin tener demasiado claras las razones por las que lo
hacía, tal y como queda en evidencia leyendo la sentencia del Tribunal Europeo.
¿Ahora
qué?
Pues
está difícil la respuesta a esa pregunta. Desde luego acatar la sentencia en lo
que afirma la misma, o sea permitiendo que Junqueras, Puigdemont y Comín
recojan sus actas. Después consultando a juristas del máximo nivel, de aquí y
allí, sobre las consecuencias reales de la misma, ya que se refiere a unos
momentos en el que todavía no existía sentencia.
Por
último utilizando el sentido común, el menos común de los sentidos, tomando
medidas que no supongan una contradicción con dicha sentencia, pero permitan
una distensión de la situación.
Algunas
de ellas serían desde hacer que las normas penitenciarias, al menos en lo
referido a los grados de quienes están en prisión, sean tomadas desde la máxima
flexibilidad, hasta la posibilidad pactada del indulto.
Que el
congreso de ERC se desarrolle con un cierto control de sus dirigentes que
permita continuar las negociaciones.
Si nos
pudiéramos retrotraer hasta la Transición, con seguridad los políticos de la
derecha dejarían a un lado la posición oportunista y electoralista actual y
adoptarían una postura de estadistas apoyando al gobierno para evitar que la
situación se nos fuera de las manos para los próximos 50 años. Pero eso parece
que es pedir peras al olmo.
Como
se verá no es que quien escriba estas líneas tenga excesivamente claro lo que
está pasando. Quizás esta reflexión tenga más de deseo personal que de análisis
riguroso, pero creo no ser el único que ahora está en esa situación.
En esa
montaña rusa en la que estamos subidos los 44 millones de ciudadanos y
ciudadanas de este país, ahora estamos en plena subida, pero vendrá la bajada
brutal con giros insospechados que nos llevarán a otra subida y así
sucesivamente.
Solo
cabe desear que cuando paremos no nos pille con un tremendo mareo que acabe en
vómitos y malestar general, o lo que sería peor descarrilemos a una velocidad
superior a 80 Km por hora.
Veremos...
Fdo.:
José Luis Úriz Iglesias (Ex parlamentario y concejal de PSN-PSOE)
Villava-Atarrabia
20 Diciembre 2019
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