20 años sin Enrique Urquijo. Te he echado de menos
Escribir un artículo
que no hable de política, de la de aquí o la de allí, produce un cierto vértigo,
un punto de pudor. Si no hablamos de los temas actuales, pacto para nuevo
gobierno o Catalunya, tenemos que sacar a la luz sentimientos y sensaciones, en
un mundo donde ocultarlas se convierte en deporte nacional.
Es probable que nos
dediquemos a analizar, reflexionar, exponer temas que se denominan serios, esos
dos más Monarquía, Bolivia, Brexit, crisis, porque es mucho más fácil y así no
nos exponemos a aparecer públicamente en carne viva.
Como dice una estrofa
de “Ojos de gata”, “cómo evitar que me vuelva vulgar al bajarme de cada
escenario”. O sea que los que escribimos constantemente sobre actualidad
política, corremos el riesgo de volvernos vulgares al bajar del escenario de
hacerlo sobre otros temas donde nos desnudamos y eso….., eso produce terror en
un mundo de cobardes.
Pero esta mañana gris,
tanto como sus canciones, me arriesgo y me lanzo al abismo provocado por las
sensaciones tenidas al escuchar de nuevo los discos antiguos de mis queridos
Los Secretos
Antes de comenzar
recordar aquella comida de hace 16 años con Álvaro y Víctor su manager, repleta
de recuerdos de nuestros respectivos hermanos. De quienes se nos fueron
demasiado pronto, quizás por vivir muy deprisa en una época donde dejamos atrás
a las gentes más audaces, creativas, imaginativas y sensibles.
En esa emotiva
conversación le hablé de Javi, mi hermano que se lo llevó aquella cruel
pandemia; líder y compositor de un grupo de rock que se pateó los garitos de
Madrid allá por finales de los 70 y principios de los 80: RETALES. Sentí que a
través de ambos, Javi y Enrique, se construía un vínculo, un fino hilo de
comunicación entre nosotros.
Quizás la música actual
sea un reflejo de la sociedad líquida que nos toca vivir-sufrir y la razón por
la que un grupo como Los Secretos hayan cumplido 40 años sobre los escenarios,
cuando los que aparecen hoy en día, al igual que sus canciones, duran apenas un
telediario porque como la mayoría de las relaciones actuales son de usar y
tirar.
Los Secretos continúan
porque son verdad, compromiso, profesionalidad y especialmente sentimientos a
borbotones. Por eso emocionan, te llegan hasta lo más profundo y las gentes que
asisten a sus conciertos se saben de memoria cada una de sus canciones y son
unas cuantas.
Ahora recuerdo que este
domingo 17 se cumplen 20 años de la
pérdida de su líder Enrique Urquijo. Los aniversarios múltiplos de 5 adquieren
una relevancia especial.
Cada año suelo escribir
una pequeña reflexión como humilde homenaje, para mantener vivo el recuerdo de
quien me acompañó en tantas tardes, tantos viajes, instantes, tantos momentos
especiales, buenos y no tanto. Su vida se truncó ese día de hace 20 en
una calle de Madrid, se quebró como un juguete roto por la vida como se quebró
la de Javi.
Estaba solo, o quizás con una mala
compañía, y a muchos se nos heló el alma al enterarnos. A
todos aquellos que admirábamos su música y la poesía de sus letras, a veces
amargas como la vida misma, impregnadas de soledad y tristeza.
Esa misma tristeza que se extendió entre
quienes nos estremecíamos con sus palabras musicadas, en las tardes de
cualquier otoño como el que se lo llevó, quizás porque sentíamos lo mismo que
él aunque nos faltaba su creatividad, su sensibilidad a flor de piel. El 17 de
nuevo volveremos a emocionarnos al recordarlo.
Canciones de amor pero especialmente de
desamor, de tristeza, llenas de poesía, de pasión, salidas de lo más profundo
del ser humano, de esos terrenos que hoy apenas nos atrevemos a pisar en esta
sociedad fría y líquida. Caricias hechas canción, cataratas de emociones que te
hacían SENTIR, así con mayúsculas y al mismo tiempo vivir cuando él estaba
dejando de hacerlo.
Ese día también entendí que había perdido a un compañero de
viaje en esto del vivir de manera especial, a un amigo aunque nunca crucé una
palabra con él, porque solo lo conocí a través de su música y de las veces que
fui a verle actuar, alguien que entendía lo que había sentido muchas veces, y
era capaz de transformarlo en letras, en canciones.
De alguna manera volvía a perder a
mi hermano.
Canciones que a uno le habría gustado
haber compuesto: “Volver a ser un niño”, “Cambio de planes”, “Quiero beber
hasta perder el control”, “La calle del olvido” y tantas otras y que ahora
suenan en mi tocadiscos. Esas que forman parte ya de la banda sonora de mi vida,
de la mía, y de una parte de aquella generación, aunque quizás nunca se hayan
parado a pensarlo.
Ahora la mayoría de los jóvenes no le
conocen, quizás su música hoy suene demasiado densa, probablemente les
atemorice porque activa sensaciones hoy casi desaparecidas. Se pierden un
tesoro.
Mi “amigo” mi “compañero de viaje” Enrique Urquijo seguirá
vivo mientas sigamos vivos los que aún escuchamos y somas capaces de sentir su
música. Nos seguirá acompañando en nuestros bajones, en los momentos de penumbra,
de pena o desamor, y nos levantará el ánimo, nos hará un poco más felices al
comprender que no somos los únicos.
Sentado frente al ordenador para escribir esta reflexión, que
más que nunca sale de lo más profundo de mí, pienso en Javi, en Enrique y me
emociono haciéndolo...
El mejor homenaje que le podremos
dedicar a Enrique ese 17 de Noviembre será escucharle, saborearle despacio como
le gustaba a él. Ojalá las radios de nuestro gris y triste país lo tengan en
cuenta y hagan programas especiales que lleven su música a las nuevas
generaciones.
Descansa en paz Enrique Urquijo,
hermano, compañero del alma. Gracias por haber sido así, por ser capaz de
activar nuestro lado más oculto, sensible y vulnerable.
Gracias,
eskerrik asko Álvaro, Jesús, Ramón, Juanjo, Santi por seguir ahí manteniendo su
bandera, gracias por mantener viva su memoria, no os vayáis nunca por favor
Fdo.: José Luis Úriz Iglesias (Ex parlamentario y concejal del PSN-PSOE)
Villava-Atarrabia 15 Noviembre 2019
Muy bueno, José Luis. A mí también me gustaban mucho Los Secretos. Ya hace tiempo que no les escucho. Por eso y por que me los has recordado, los oiré por gusto y en homenaje a Enrique. Creo recordar que a nuestro amigo César Arrizabalaga también le gustaban.
ResponderEliminarSiempre seguirá con nosotros Enrique, su música y su Alma es eterna.
ResponderEliminarLos secretos siguen llenando conciertos y nunca desaparecerán.
Los disfrutaremos juntos.