Desvarío y frivolidad en la política
Los últimos tiempos
políticos pertenecen a la etapa más oscura de nuestra reciente historia. La
clase dirigente es de un nivel ínfimo que está pervirtiendo algo tan noble como
la actividad política. Lógicamente con honorables excepciones, aunque pocas.
Después de una etapa de
corrupciones y corruptelas, vino el peligroso conflicto abierto en Catalunya y
hemos acabado rematándolo con los líos impresentables de másteres y trabajos
varios en los que han estado metidos desde el nuevo líder del PP, Pablo Casado,
pasando por la ya ex ministra Carmen Montón, hasta el mismísimo Presidente del
Gobierno, Pedro Sánchez.
A menudo observar el
panorama político se asemeja más a un patio cutre de colegio que a lo que
debiera ser. Vaivenes constantes, voy y vengo, conceptos como dignidad,
honestidad, “fair play”, o altura de miras quedan sustituidos por sus contrarios.
Todo lo ocurrido en
estos tiempos convulsos pone en grave riesgo la salud democrática de nuestro
país. Eso además en un momento en el que se necesitarían políticos con cuajo,
que fueran capaces de buscar soluciones a los grandes problemas que nos
acechan.
El más acuciante sería
el de Catalunya después del paso de la Diada 2018 y en vísperas del primer
aniversario del referéndum del 1 de Octubre.
Pero no sólo ese, porque los constantes rifi rafes
impiden realizar una labor de gobierno seria y coherente. Parece que el
desvarío se acaba imponiendo a la sensatez, la banalidad a la seriedad, y la
frivolidad a la coherencia.
Debiéramos saber que
según la RAE “frívola” es una persona insustancial y veleidosa y un solo
vistazo a la mayoría de políticos actuales nos hace visualizar que estamos
rodeados de ellos y ellas. Quizás simplemente sea un reflejo fiel de lo que es
la sociedad actual del “usar y tirar”, o del “aquí te pillo, aquí te mato” que
decían nuestros antepasados.
Quizás en la cúpula de
la política debiéramos exigir algún tipo de examen, incluido el psiquiátrico,
para poder acceder a ella. Que las gentes que rigieran nuestros destinos
tuvieran unas cualidades muy alejadas de las que ahora predominan.
Probablemente eso nos
llevara a un panorama menos sombrío que el actual, donde las decisiones que
tomaran todos, poder y oposición, fueran más por y para el bien común que buscando
el personal o partidista.
Así lo que ahora parece
efímero pasaría a ser consistente. Porque……¿no os parece que los Pedro, Pablos,
Albert, Quim, Carles, etc. dan la sensación de que van a durarnos poco? Ellos y
su manera de ejercer la política.
Vivimos malos tiempos
para la lírica, una especie de segunda Edad Media, aunque siempre nos quedará
la esperanza de que como en la primera después vendrá el Renacimiento y con él
otro tipo de políticos que sepan llevar a nuestro país (ponga aquí cada cual lo
que desee) al lugar que merece.
Fdo.: José Luis Úriz
Iglesias (Ex parlamentario y concejal del PSN-PSOE)
Villava-Atarrabia 25
Septiembre 2018
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