Pensiones: canallada de la derecha
Publicado en Deia el 13 Febrero 2018
Dice un sabio dicho
popular a modo de recomendación: “procura que el árbol no te impida ver el
bosque”.
Aplicado a este país
(ponga aquí cada cual lo que desee) se podría interpretar que evitemos cegarnos
con las tensiones Estado-Catalunya (a partir de este momento habrá que ampliarlo
a Estado-Catalunya-Euskadi), que a modo de señuelo nos echan cada día, para que
nos impida ver el bosque de las agresiones que durante estos más de 5 años de
gobierno del PP, ha hecho sobre el Estado del Bienestar que tanto costó construir
a la izquierda.
Agresiones a la
sanidad, servicios sociales, o educación pública, al acceso de una vivienda
digna, o al estado de nuestras carreteras que se colapsan a la menor nevada, al
transporte por tren y por último, quizás la más importante, al sistema de
pensiones. Con el agravante de que ésta afecta a más de ocho millones de
personas que en muchos casos malviven con cantidades de miseria.
Parece profundamente
injusto, que habiendo sido los pensionistas quienes han mantenido este país
durante la crisis, debido a que muchos familiares jóvenes en paro han recibido
las ayudas para sobrevivir desde sus pensiones, ahora estén sufriendo la brutal
agresión de una derecha sin escrúpulos.
Una derecha corrupta
representada por el gobierno del PP, que ha olvidado esta etapa de nuestra
reciente historia y de nuevo recoge la aparcada bandera de llevarles con miedos
y engaños, hacia unos planes de pensiones pensados para beneficiar a los
poderosos de siempre.
Pero antes debemos
hacer un poco de historia ya que este país cada día es más desmemoriado, quizás
como consecuencia de un intenso trabajo de lavado de cerebro que practican los
poderosos poderes fácticos. Así si preguntáramos a los jóvenes de hoy qué es el
Estado de Bienestar, o en el caso que nos ocupa qué significa el “Pacto de
Toledo”, muy pocos contestarán con un mínimo de acierto.
Bueno pues el “Pacto de
Toledo” que tanto mencionan los expertos al hablar de las pensiones, se
denomina a un acuerdo al que en 1995 llegaron los partidos políticos, que fue
refrendado en el Congreso de los Diputados de España, que se refería al “análisis de los problemas estructurales
del sistema de seguridad social y de las principales reformas que deberán
acometerse”.
Esa es su definición oficial, pero en realidad lo que se
pretendía con él era garantizar su supervivencia y en especial de las pensiones
tal y como estaban ideadas en un momento especial, en el que ya comenzaba a
detectarse un descenso en las aportaciones al fondo común, acompañado de un
incremento de los gastos de dicho sistema.
Al mismo tiempo separaba las diferentes fuentes de
financiación de las prestaciones, dejando las llamadas no contributivas y
universales (sanidad, servicios sociales, etc.) a cargo de la imposición
general y las pensiones contributivas a cargo de un sistema de cotizaciones
sociales.
En ese instante de nuestra historia la voluntad de los
legisladores era de consensuar voluntades, para salvar un elemento vital de
nuestra democracia; el sistema de pensiones del que nos habíamos dotado y que
estaba reflejado como derecho fundamental en la Constitución de 1978.
Recordar que en su artículo 50 señala que “Los poderes
públicos garantizarán mediante pensiones adecuadas y periódicamente
actualizadas, la suficiencia económica a los ciudadanos durante la tercera
edad”.
Más bien parece que el Gobierno de Rajoy interprete que los
términos “adecuadas” y “actualizadas”, se adaptan a las agresiones que en los
últimos años ha realizado a sus cuantías y actualizaciones. O sea que el famoso
0,25 % de subida se ajusta perfectamente a la norma constitucional.
Ese susodicho y manido “Pacto de Toledo”, trajo como
consecuencia práctica la creación de una comisión de seguimiento en el Congreso
de los Diputados, que nació con un espíritu de consenso para beneficio del bien
común, para ir actualizando periódicamente el mismo.
Lamentablemente desde la llegada del PP al poder no ha podido
cumplir esa función y actualmente se encuentra absolutamente bloqueada, quizás
también por una desidia de la oposición y la de una izquierda que nuevamente ni
está ni se la espera, más interesada en sus cuitas partidistas.
Como colofón de esa historia cabe recordar que en el año
2000, se creó una especie de hucha de las pensiones, “Fondo de reserva de la
seguridad social”, cuya finalidad era acumular cantidades en momentos de
crecimiento, que pudieran garantizar su mantenimiento en los de crisis. Esa hucha
que en 2011 alcanzó su cifra máxima de
61.000 euros, ha quedado reducidos a prácticamente cero en el presente
año, provocando una crisis sin precedentes.
¿Todo se ha gastado en cubrir el déficit de las pensiones? La
respuesta es negativa, ya que Rajo y los suyos han ido sacando periódicamente
cantidades para cubrir otras necesidades, por lo que la primera reflexión que
debiéramos hacernos sería que precisamente por ese motivo, ahora debiera
devolverlas.
¿Eso solucionaría el problema? Según economistas ilustres
como Niño Becerra, no, ya que el problema no es coyuntural sino estructural. La
profunda y larga crisis que llevamos sufriendo desde 2008, ha tenido
consecuencias nefastas para el empleo y su calidad, o sea para los ingresos.
Hoy los salarios medios y por tanto los ingresos de los
impuestos derivados de los mismos, están un 20 % por debajo de la situación
anterior a la crisis y cada vez son más precarios, lo que resiente al sistema
en su origen. Si los ingresos disminuyen y los gastos aumentan la quiebra está
garantizada.
Sólo una medida de emergencia nacional que reconduzca el
mercado de trabajo a la situación anterior, garantizaría su supervivencia. La
visión de la derecha de que esto se soluciona recortando gravemente las
pensiones, debe tener enfrente una igual o más potente de la izquierda en su
conjunto, que plantee que desde su mantenimiento debe venir por el incremento
de esos ingresos, o sea a través de la mejora de los salarios y de la
estabilidad laboral.
Al mismo tiempo la derecha, la antigua del PP, ha puesto en
marcha una campaña de mentiras y miedo para llevar a la ciudadanía hacia un
sistema privado de pensiones, advirtiendo sutilmente de la posible quiebra del
público. No sólo la vieja derecha, también la nueva de Ciudadanos va enseñando
levemente su patita en la misma dirección. Ojo a esto pensionistas.
Resulta insultante que en las últimas declaraciones de Rajoy
anime a los españoles a ahorrar durante la vida activa, para poder vivir
durante la jubilación. ¿Se refiere de manera indecente a ahorrar con los
salarios de miseria actuales?
Pero a diferencia de ocasiones anteriores y quizás por
torpezas como la citada, las y los pensionistas se están despertando del largo
letargo y comienzan a movilizarse. Lamentablemente esa movilización no está
siendo a través de sus sindicatos de clase, que cada vez lo van siendo menos,
sino desde asociaciones creadas a las que estos se van sumando a veces a
regañadientes.
La izquierda, toda la izquierda, la política, la sindical y
la social, debe entender que este problema supone la agresión más importante a
las capas más vulnerables de la sociedad, los y las pensionistas, desde la
implantación de la democracia y unir fuerzas sin posiciones sectarias ni
electoralistas. Sólo desde la unidad inquebrantable y generosa de la izquierda
se podrá resolver esta crisis.
Pero también se debe tener en cuenta que los pensionistas
somos una potentísima fuerza de movilización, pero sobre todo electoral, que
puede resultar nuestra arma más eficaz. Así más de ocho millones de votantes,
más aledaños, somos muchos votos y si abandonamos nuestra tradicional posición
conservadora podremos frenar esta histórica agresión.
Es cierto que existen pensionistas de derechas, de
izquierdas, de centro, que pueden votar al PP, PSOE, Ciudadanos o Podemos Pero
en esta ocasión y aunque sólo sea por una posición egoísta (ojalá fuera también
de clase porque en los últimos tiempos nos hemos transformado en una clase que
puede y debe ser poderosa), debemos votar castigando a quienes nos agreden o se
intuye que puedan hacerlo y volcarnos en apoyar a quienes garanticen el respeto
a nuestras pensiones de una manera digna.
Garanticen de manera creíble y valiente.
Veremos……….
Fdo.: José Luis Úriz Iglesias (Ex parlamentario y concejal
del PSN-PSOE y pensionista)
Villava-Atarrabia 9 Febrero 2018
He dudado sobre qué canción acompañar a este escrito y al final pongo dos muy diferentes
Muy explicado su artículo espero que en las próximas elecciones se note en los votos.
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