Hablemos de libertad
En memoria de Ekai
La noticia del suicidio de Ekai, un joven transexual de Ondárroa, ha conmovido a la sociedad vasca y quizás también a la española, haciendo visible de manera impactante el drama por el que atraviesan miles de personas de este país (ponga aquí cada cual lo que crea conveniente). Ellos, ellas y sus familias y allegados.
La noticia del suicidio de Ekai, un joven transexual de Ondárroa, ha conmovido a la sociedad vasca y quizás también a la española, haciendo visible de manera impactante el drama por el que atraviesan miles de personas de este país (ponga aquí cada cual lo que crea conveniente). Ellos, ellas y sus familias y allegados.
Ha muerto, o quizás
debiéramos decir mejor ha sido asesinado, por los prejuicios de una sociedad,
de unos poderes públicos, del sistema en su conjunto, que no le ha permitido
ejercer su libertad a elegir el sexo que crea conveniente.
Libertad, un concepto
demasiado manido que reclamamos a menudo de manera egoísta para defender
nuestra parcela de ella, pero que se la solemos negar a quienes no piensan, no
aman, no viven como nosotros consideramos se debe hacer.
¿Quién puede tener la
potestad para frenar que alguien en uso de su libre decisión, elija tener un
sexo u otro? ¿Estábamos legitimados para imponer a Ekai que fuera como había
nacido, o como se sentía y había decidido ser?
Libertad, precioso
concepto definido por el diccionario de la RAE como: “en los sistemas
democráticos, derecho de valor superior que asegura la libre determinación de
las personas”. ¿En qué concepto superior a este nos podíamos basar para obligar
a Ekai a ser lo que no era, o al menos lo que él no sentía que era?
Ayyyyy libertad,
libertad, cuanto debemos reflexionar sobre ti en los momentos actuales de la
historia y qué poco lo hacemos. O al menos no lo hacemos de manera altruista,
generosa, amplia de miras.
Ekai se ha quitado la
vida harto de luchar contra molinos de viento, no ha aguantado los obstáculos,
las trabas, la imposición, la hipocresía cruel de un sistema que debiera estar para
protegerle. Él que tenía fama de luchador ha tirado la toalla, pero esa bandera
que dejó en el suelo de su habitación justo en su último aliento, debemos
recogerla quienes entendemos la libertad de una manera amplia, sin cortapisas
ni limitaciones.
Abramos un debate
social sobre un concepto tan importante, llevemos a las escuelas, a las
universidades, a las iglesias, incluso a los bares y tertulias ese contraste de opiniones y hagamos que la
muerte de Ekai no sea en vano.
Él tenía derecho a ser
quien consideraba que era, no ha podido, pero otros y otras también lo desean y
es obligación de quienes nos consideramos “normales” (terrible palabra hablando
de estos temas) y al mismo tiempo demócratas,
de apoyarles, animarles,
solidarizarnos con ellas y ellos, que no se sientan solos en su lucha. En
definitiva poner en práctica otro valor a la baja, la solidaridad.
Libertad, preciosa
palabra, bello concepto que nos cuestiona en cada instante. Libertad de Ekai,
pero también libertad de las miles de jóvenes que según los últimos estudios
sufren el maltrato de sus parejas.
En los últimos años se
ha incrementado un 25 % las denuncias en esa franja de edad de la adolescencia y
probablemente sólo estemos viendo la punta del iceberg. Nos debe preocupar y
asustar este dato demoledor, porque indica que no sólo no estamos avanzando
sino que retrocedemos.
Jóvenes que están
siendo coartadas en su libertad para relacionarse, para actuar, o desarrollarse
como personas libres, por parejas cuyo machismo sigue alcanzando, incluso
superando, las cotas de sus mayores.
Libertad, oh libertad,
cuanto te nombramos y qué poco te ponemos en práctica. Libertad, de pensar, de
actuar, de ser, incluso por encima de las normas establecidas como “habituales”,
con el único límite de no dañar la del “otro”.
Libertad divino tesoro
en peligro. Simplemente echando una rápida ojeada a la prensa de hoy, se puede
observar cuantas noticias están referidas a la vulneración de ese valor vital
para poder vivir.
Hablemos sí, debatamos,
contrastemos opiniones y aportemos soluciones, porque una sociedad que permite
muertes como las de Ekai, el sufrimiento de adolescentes, la vulneración
sistemática de la libertad, es una sociedad enferma, en una profunda crisis de
valores.
Fdo.: José Luis Úriz
Iglesias (Ex parlamentario y concejal del PSN-PSOE)
Villava-Atarrabia
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