Adiós, agur 2017
Publicado en Diario de Noticias de Navarra, Gara y Navarra información el 3 Enero 2018
Acabamos de abandonar un año convulso aquí y allí, lleno de situaciones duras y en el que algunas cuestiones importantes en vez de solucionarse se han agravado aún más.
Acabamos de abandonar un año convulso aquí y allí, lleno de situaciones duras y en el que algunas cuestiones importantes en vez de solucionarse se han agravado aún más.
Así en nuestro país la
crisis catalana se vuelve a introducir en una especie de bucle melancólico, con
los partidos independentistas y constitucionalistas incapaces de desenredarlo.
Para complicarlo aún más, la ciudadanía ha vuelto a confirmar la fractura
política y social en dos mitades equivalentes.
Si en la política actual
se echa de menos una mayor altura de miras, faltando estadistas de peso y con
ausencia de virtudes como la audacia, la imaginación y la generosidad, en este
espinoso tema estas carencias se multiplican de manera exponencial.
También ha sido este
2017 el de la constatación de otros fracasos, quizás el más doloroso el de la
violencia machista. Así, termina con una cifra escalofriante de 54 mujeres
asesinadas por sus parejas o ex parejas, más nada menos que 8 niños y niñas,
por no citar a decenas de huérfanos y familias rotas. Un fracaso que también va
a exigir a la clase política un esfuerzo complementario.
La crisis ha mejorado,
pero no así la situación de un sector importante de nuestra juventud en paro, o
con empleos cada vez más precarios. Se sigue por el terrible camino de que
existan gentes con trabajo, pero en situación de pobreza o de exclusión social.
2017 ha sido otro año
de la corrupción sin fin. El PP, Convergencia y PSOE se han visto involucrados
de una u otra manera en escándalos de ese tipo. Con mayor contundencia el
primero acosado por casos que poco a poco van pasando por el filtro de la
justicia. Que al partido del Gobierno se le acuse de ser una “organización
criminal” es de una gravedad sin precedentes. Pero todo ello sin ningún castigo
electoral, con una sociedad a la que parece que estos temas afectan a la hora
de la encuesta del CIS pero no a la de emitir su voto.
El denominado caso
Pujol, o el del Palau en Catalunya y el de los EREs en Andalucía, abochornan a
las gentes más sensatas que militan o votan a una Convergencia que ha tenido
que cambiar de nombre salvándole la campana con todo el lío de la DUI y el 155
y el PSOE, que con la llegada de nuevo de Pedro Sánchez a su SG parece
remontar, pero mucho más lentamente de lo previsto.
Ha sido el año del
desencuentro, el encuentro y de nuevo el desencuentro de una izquierda que
parece a la deriva, incapaz de ponerse de acuerdo y de aprovechar las
debilidades actuales de su rival.
El terrorismo yihadista
ha golpeado de nuevo a nuestro país, en Barcelona en esta ocasión, pero casi
ningún país de Europa se ha librado de sufrirlo. También aquí existe una
incapacidad para atacar de raíz el problema de esos jóvenes, en muchos casos
integrados en nuestra sociedad, dispuestos a hacer tanto daño.
Un elemento positivo en
ese año que nos ha abandonado ha sido los avances, al menos en una parte sobre
la paz y la convivencia. El trabajo de la sociedad civil, en especial desde un
plural Foro Social Permanente han dado sus frutos y la D, del código internacional
DDR, ya se ha cumplido. ETA se ha desarmado de manera unilateral y con
garantías.
Ahora falta rematar la
faena con la otra D, la desmovilización, o disolución y en la otra parte con la
R de reintegración acercando las y los presos y buscando soluciones para
quienes están fuera. Después vendrá continuar con el complejo trabajo de la
convivencia.
Fuera de nuestras
fronteras las guerras de Siria e Iraq está acabando con la derrota del Daesh,
pero esto abre otro peligro a medio y largo plazo, la vuelta de centenares,
quizás miles de militantes adiestrados para matar y dispuestos a exportar su
“guerra santa”. O Europa, el primer mudo se toma muy en serio atacar la raíz
del problema o seguirá el sufrimiento.
Su confrontación con el líder de Corea del Norte
Kim Jong-un, otro venado como él, ha creado una tensión sin precedentes, más
aún teniendo en cuenta la condición nuclear de dicho país. Acaba el año sin
resolverse, otro tema al pasivo del 2017.
El cambio climático
avanza de manera peligrosa para la humanidad, incapaces de frenar la emisión de
elementos contaminantes, agravada por la posición del líder mundial más
poderoso, de nuevo Trump, contraria a su control. Nuevo peligro que deja 2017
sin resolver.
En Europa el Brexit
continúa su camino, la UE no termina de consolidarse y los avances de la
extrema derecha en algunos países no ayuda. La izquierda mientras tanto sigue
sumidad en una profunda crisis y ni está ni se la espera en los próximos años y
sólo Portugal o Grecia, más la primera, suponen un pequeño islote entre tanto
gobierno conservador.
La crisis de los
refugiados ha sido este 2017 otra de las asignaturas pendientes. Sigue muriendo
gente en un Mediterráneo convertido en una gigantesca tumba de gentes
desesperadas huyendo de guerras, hambre y enfermedades.
Aunque quizás la mayor
crisis que asole occidente sea de la los valores cada vez más en desuso en un
mundo individualista y egoísta. Es probable que como aseguraban algunos
expertos hayamos entrado en una segunda Edad Media, aunque el elemento positivo
sea la esperanza de recordar que la
primera tuvo su continuación en el Renacimiento.
Termina pues 2017, un
mal año, pero no podemos perder la esperanza de que en este nuevo 2018 vayamos
siendo capaces de aprobar todas esas asignaturas pendientes. De ilusión también
se vive.
Fdo.: José Luis Úriz
Iglesias (Ex parlamentario y concejal del PSN-PSOE)
Villava-Atarrabia 1
Enero 2018
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