21-D, ¿solución, o desastre?

Artículo publicado en Deia el 15 Noviembre 2017

Vivimos un tiempo donde resulta difícil hacer análisis rigurosos y con un mínimo de seriedad. Los acontecimientos caminan a tal velocidad que una reflexión que en un momento dado vale a los dos días, incluso a las dos horas, deja de serlo.

Quizás la culpa la tenga lo que ya apuntaba Zygmund Bauman con su teoría de la “sociedad líquida”. Esa liquidez que lo impregna todo se hace más evidente en la praxis política. Uno nunca está seguro que la línea marcada por un partido, o por un político pueda mantenerse a lo largo del tiempo. Esa liquidez hace muy complicado todo, especialmente las predicciones de futuro.

En tiempos de la manida generación del 78 se sabía que cuando Santiago Carrillo decía blanco, uno tenía la seguridad de que esa decisión se mantenía. Hoy lo blanco se puede convertir con rapidez en gris, e incluso negro en un espacio breve de tiempo.

Estas reflexiones de carácter general se pueden aplicar especialmente al denominado conflicto catalán, que poco o nada tiene que ver con el ya pasado conflicto vasco. Cuando uno mira hacia atrás en éste se daba cuenta de que los cambios, las decisiones se iban produciendo poco a poco, a veces de una manera exasperantemente lenta, con lo que daba la posibilidad de realizar los análisis con una mayor profundidad.

En el caso catalán en apenas 50 días desde el ya famoso 1-O, se han producido multitud de acontecimientos, cada uno de ellos susceptible de denominarse “histórico”, con lo que este término acaba perdiendo validez, devaluándose.

Así desde mi último artículo hace un mes los noticias se han desbordado amontonándose una sobre otra, desde la carta de Rajoy a Puigdemont solicitándole aclarara si se había producido o no la DUI, pasando por su respuesta, con nueva misiva y nueva respuesta. Una especie de juego de niños si no se tratara de algo tan serio.

Ha existido durante este mes un diálogo sí, pero de sordos y tratándose de dos machos alfa, debatir sobre quién la tiene más larga tiene sus riesgos. Se ha producido una confrontación, Rajoy con sus 25 cm de 155 y Puigdemont con sus otros 25 de DUI.

Mientras la mayoría de la población, de allí y de aquí, les ha observado perpleja, triste y cabreada con el dolor de que su insensatez ya comenzaba a afectarles. Porque por encima de los grandes temas que inundan los medios de comunicación, lo que realmente molesta a ese ciudadano de a pié es que todo este sainete le comienza a afectar en las “cosas de comer”.

Así Catalunya se encuentran al borde de la recesión, con cientos de empresas (más de 2.500 hasta hoy) abandonando el barco, de momento sólo a través de cambios de sus sedes sociales, pero muy pronto comenzaremos a ver si esto no se arregla al menos en pequeñas y medianas empresas, que también su estructura empresarial afectando a los puestos de trabajo.

Un empleo que ya se está resintiendo por lo catalana, la cosa no va a ir mucho mejor, con los Presupuestos Generales del Estado sin aprobar, lo que supone que la bajada de impuestos prevista, por ejemplo en el IVA de cines u espectáculos, o la subida pactada del salario de los funcionarios no se van a aplicar.

La bajada en la previsión de nuestro crecimiento económico, aquí y allí, va a suponer también una disminución en las previsiones de empleo y si esto dura mucho habrá consecuencias aún mayores. Estos son lo que algunos denominan “daños colaterales” de los que casi nadie habla, pero que siempre afectan a la mayoría de la población que es la que va a sufrir la ineptitud de nuestros políticos, también aquí debemos poner de allí y de aquí.

Se suele decir que estos deben estar al servicio de la ciudadanía para resolver sus problemas y no para crearlos. En esta ocasión esa aseveración está fallando estrepitosamente.


Después vinieron los intentos de negociación, especialmente por parte del Lehendakari Urkullu, el SG del PSC Miquel Iceta o el ya ex conseller Santi Vila, una de las figuras emergentes del independentismo moderado que ha quedado abrasada durante esos intensos días. Habría que escuchar al Lehendakari qué opina ahora del President después de sus dos espantadas, la marcha atrás del compromiso de convocar elecciones a cambio de dejar sin efecto el 155 conseguida a Rajoy, y la huida rocambolesca a Bruselas.

No son los únicos damnificados estos días. El PSOE y su marca catalana el PSC también han sufrido los efectos de posiciones equidistantes en tiempo de radicalismos. Podemos acusa igualmente su ambigüedad con una caída importante en sus apoyos en el resto del Estado.

El emplazamiento que diferentes alcaldes y dirigentes del PSC, liderados por Nuria Parlon alcaldesa de Santa Coloma, hicieron a su dirección para que se posicionara en contra del 155, abrió una nueva crisis en su seno  debilitando la posición del PSOE. Posteriormente abandonaron su militancia entre otros el alcalde y 5 concejales de Tarrasa.

A continuación la flamante nuevo miembro de la EF, la alcaldesa de Hospitalet Nuria Marín, aprobó en su Ayuntamiento una moción solicitando la libertad de los miembros de Gobern. Por último la decisión de “los Comunes” de romper su pacto en Barcelona deja una nueva víctima en el seno de la izquierda.

Coincido con sus tesis de que la aplicación del artículo 155 de la Constitución supone una quiebra democrática sin precedentes, además empeora aún más la situación política y lo que es peor, social, además de no solucionar el conflicto.

Que esto se haga con la colaboración del PSOE le sitúa automáticamente fuera de posiciones de diálogo y negociación, que pudieran conducir a abrir un proceso constituyente para adaptar nuestra máxima norma a los tiempos actuales, incluso a elaborar un nuevo Estatut en la misma dirección.

Ahora nos encontramos nuevamente en la casilla de salida, conscientes de que el mes de Octubre no ha servido para resolver el problema, sólo para agravarlo. No ha existido esa directriz básica del psicoanálisis lacaniano de “escuchar, mirar al otro”, simplemente porque el otro no existe.

Hace unos días en unas jornadas celebradas en el Condestable de Pamplona, en la que diferentes alcaldes mostraban sus experiencias en el camino de la reconciliación y la convivencia aquí, el de Rentería señaló que para resolver los conflictos era necesario ponerse de acuerdo con el enemigo, porque con el amigo no hace falta. En este está faltando entender y aplicar esta norma básica.

Entramos ahora en una dinámica electoralista que no va a ayudar, porque la táctica se va a imponer a la estrategia. Sólo vale conseguir el mejor resultado electoral, para una orilla y la otra, sin buscar planes a largo plazo que sirvan para dar cabida a las demandas de cientos de miles de ciudadanos catalanes, 750.000 según la guardia urbana, que nuevamente se han echado a la calle, esta vez demandando la libertad de sus detenidos. O los más de dos millones que participaron el 1-O, o los tres y medio que se quedaron en casa.

Sólo cabe esperar que ese halo de sensatez que ha aportado el TS con la Mesa del Parlament, se pueda extender a los miembros del Gobern y al menos podamos tener una campaña electoral con un mínimo de tranquilidad.

Pero una pregunta planea como un pájaro negro de cara a ese 21-D: ¿se repetirá el mismo escenario de ahora?, incluso si se le diera la vuelta, probablemente de forma ajustada, ¿eso realmente servirá para algo? ¿Si los no independentistas consiguen la mayoría, es posible un nuevo Gobern con Inés Arrimadas apoyada por PSC y Comunes-Podemos?

No parece probable, con lo cual; ¿qué hacer entonces?

Pues construir puentes que sirvan de vía de comunicación entre ambas orillas, como fuimos capaces de hacer en Euskadi en circunstancias más difíciles.

Así como en tiempos desde aquí mirábamos hacia allí para aprender, ahora toca hacer justo al revés. En el denominado conflicto vasco hubo gentes que dedicaron esfuerzo, incomprensión, tiempo y sufrimiento, en construir esos puentes a veces dinamitados, pero perseveraron y sirvieron. ¿Por qué en Catalunya no? ¿Quizás el lehendakari Urkullu pueda ser un elemento valioso en ese empeño?

Falta sensatez, generosidad, coraje, mirar al otro, políticos estadistas Sobra enconamiento, mala leche, existe un déficit de diálogo, sobra sectarismo, ceguera política, falta audacia e imaginación, sobra mediocridad y egoísmo. Veremos……..

Fdo.: José Luis Úriz Iglesias (Ex arlamentario y concejal del PSN-PSOE)

Villava-Atarrabia 13 Noviembre 2017







Comentarios

  1. ¿Qué vamos a hacer si millones de catalanes son independentistas y millones también son los constitucionalistas?¿Aceptarán las dos partes una vía intermedia?

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