¿Una sociedad hipócrita, cobarde y cómplice éticamente de corrupción?
Artículo publicado en Diario de Noticias de Navarra, Gara y Publicoscopia el 9 Diciembre 2015
El pasado jueves se dio el pistoletazo a la campaña electoral oficial, porque la extraoficial llevaba ya más de un año rodándose. Ha sido demasiado larga e intensa plagada de cambios desde las europeas, las andaluzas, las autonómicas y municipales para acabar en las catalanas.
El pasado jueves se dio el pistoletazo a la campaña electoral oficial, porque la extraoficial llevaba ya más de un año rodándose. Ha sido demasiado larga e intensa plagada de cambios desde las europeas, las andaluzas, las autonómicas y municipales para acabar en las catalanas.
Muchos, demasiados que
han producido un verdadero terremoto, o quizás sería más correcto asegurar que
varios entrelazados. Las europeas con la irrupción sorpresiva de una novedosa
fuerza política, Podemos que obligó a
resituarse al resto y a los poderes fácticos temerosos de que el cambio se les
escapara de las manos.
Así ya en las andaluzas
y con más intensidad en municipales y autonómicas, el IBEX 35, las grandes
fuerzas del capital inventaron como contrapeso a un Ciudadanos que ayudado por
fuertes inyecciones de capital y con el empuje de los grandes poderes
mediáticos consiguió primero equilibrar y posteriormente rebasar el empuje
inicial de Podemos.
Tras un primer instante
de sorpresa de nuevo los poderes fácticos retomaban el control arrinconando sin
pudor un PP desgastado, especialmente por los numerosos casos de corrupción que
le sacuden, sustituyéndolo por un producto novedoso de laboratorio.
Así culminaban la operación
iniciada 18 meses antes cuando profundamente preocupados observaban el estado
pre revolucionario en el que se encontraba nuestro país. Primero Podemos y
posteriormente Ciudadanos lograban canalizar la ira de una ciudadanía cansada
de recortes, asesinato del Estado del Bienestar, paro, corrupción, crisis, a
través del voto. Conseguían cambiar las barricadas en la calle, por una
revolución puramente electoral. Un gran trabajo de ingeniería de la
manipulación.
Todo ello ayudado por
dos elementos que han colaborado a restablecer el orden establecido, la crisis
en Catalunya y el rebrote del terrorismo yihadista que hace ya innecesaria la
periódica reactivación del “problema vasco”, programada por el peor ministro de
nuestra democracia: Jorge Fernández Díaz.
Las viejas tensiones
centro-periferia heredadas de nuestra Transición siempre han servido a la
derecha para ganar adeptos en el resto del Estado. Primero Euskadi y desde el
final de la violencia de ETA Catalunya, han sido aprovechados magistralmente
por la derecha para activar sus apoyos en la mayoría del país, muchas veces de
manera inmoral y manipuladora. Artur Mas y sus boys independentistas han sido
la mejor ayuda que han tenido primero PP y después Ciudadanos para superar su
propia crisis.
Lo que hace apenas seis
meses se preveía una victoria clara de la izquierda y un más que posible
gobierno PSOE-Podemos hoy ha quedado reducido a un sueño de una noche de
verano. El otoño nos ha llevado a una realidad dura y cruel de la más que
posible victoria del PP y mayoría absoluta sumando sus acólitos de Albert
Rivera y compañía. Dan ganas, además de maldecir mil veces al independentismo
catalán, de ir haciendo las maletas camino del nuevo exilio político del siglo
XXI.
Observar esta
paupérrima campaña electoral lleva a la melancolía. Sin profundidad ideológica,
los candidatos la han convertido en un circo absolutamente superficial.
Contemplar el resucitar de las tesis de Francis Fukujama que tanto nos costó
rebatir produce una sensación de amargura. ¿Qué diferencia existe entre las
tesis de Mariano Rajoy y de Pedro Sánchez? ¿Cuáles entre lo novedoso ficticio
de Albert Rivera y Pablo Iglesias? Sólo se salva de esta mediocridad Alberto
Garzón convenientemente silenciado precisamente por esa razón.
¿Podríamos imaginar
cómo sería si el PSOE lo liderara José Antonio Pérez Tapias y Podemos Juan
Carlos Monedero? Pero no, eso fue cercenado por quienes controla con mano de
hierro lo que se puede mover o no en este país.
Así llegamos a esta
campaña con una sociedad adormecida, domesticada, aborregada, después de un
proceso conveniente de cocción inoculado de dosis preocupantes de hipocresía,
cobardía y cómplice de una corrupción ética. ¿Cómo si no es posible que un
partido como el PP que ha humillado a la mayoría de nuestra ciudadanía con su
salvaje política de recortes, impregnado de corrupción hasta las cachas, siga
siendo el más votado? ¿Cómo puede ganar un partido corrupto si no es con la
complicidad en esa corrupción ética de una parte importante de nuestra
sociedad? ¿Cómo si no fuera gracias a su hipocresía y cobardía?
Por si todo ello no fuera
suficiente los atentados de Paris del pasado 13-N y la psicosis creada a
continuación han rematado la jugada. La campaña intolerable desde los poderes
fácticos relacionados con el poder establecido, la manipulación de todo lo
ocurrido atemorizando a la población para que prefiera las opciones más duras
ignorando de manera cruel el sufrimiento de las poblaciones que soportan los
bombardeos, la guerra, el hambre allí y el desprecio de quienes están en
tránsito huyendo de ella, han conseguido que si había alguna opción de cambio
este haya quedado definitivamente enterrado. Es demasiado fuerte el enemigo y
la izquierda se encuentra debilitada ideológicamente y vivencialmente, en algunos
instantes ni está ni se la espera.
Los terribles
resultados de las elecciones regionales en nuestro país vecino con la victoria
apabullante de la extrema derecha del Frente Nacional, indican que advertencia
de algunos que nos llamaban agoreros hace unos años ha llegado y amenaza que
sea para quedarse. El auge de la extrema derecha invade Europa y nuestro país,
porque aunque aquí no exista un partido propio es debido a que comparten lugar
en el PP y ahora especialmente en Ciudadanos. Pone la carne de gallina observar
tics en algunos ministros como Fernández Díaz, o la parafernalia de Ciudadanos.
Vivimos malos tiempos
para la lírica aunque deberemos resistir, porque de las grandes debacles vienen
los resurgimientos y quizás una nueva izquierda, un nuevo PSOE renazcan a
partir del 20-D.
Fdo: José Luis Úriz
Iglesias (Afiliado al PSC viviendo en Navarra)
Villava-Atarrabia 7
Diciembre 2015
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