¿Traicionar a la propia base social?

Artículo publicado en DEIA el 22 Diciembre 2015

La ciudadanía ha dictado su sentencia el pasado domingo y ese es un dato irrefutable más allá de los análisis que podemos hacer. Resulta evidente que las encuestas no han acertado, sólo únicamente en las tendencias que parecían evidentes: el final del bipartidismo y la remontada de Podemos y la caída en picado de Ciudadanos en las últimas semanas. También que esta sociedad no vota teniendo en cuenta la corrupción, que se mueve con otros parámetros y que además estamos en un estado plurinacional donde en cada una de esas nacionalidades se vota de manera diferente. Posiblemente hayan sido las elecciones que con más claridad se pueda visionar este hecho.

Ahora estamos sufriendo un bombardeo de declaraciones, análisis, adivinanzas de un futuro que cuando menos se plantea incierto, aunque debiéramos intentar separar el grano de la paja, o al menos evitar que el árbol no nos deje ver el bosque. Observar la realidad, reflexionar sobre ella y aportar una visión objetiva por un lado y subjetiva a través de nuestra propia opinión por el otro debe ser una regla mínima a la hora de enfrentarse a un artículo como este.

De los datos resultantes podemos sacar en conclusión que el bipartidismo ha quebrado, pero no tanto como parecía en un principio, que el PP se lleva un batacazo histórico pero no definitivo y que el PSOE aún con el peor resultado de su historia reciente ha salvado los muebles. Como partido y especialmente su líder Pedro Sánchez, muy cuestionado fuera pero también dentro. Perder “sólo” 20 escaños con las horribles previsiones que le daban todas las encuestas, mantener con cierta dignidad su segundo puesto le da al menos un margen para intentar demostrar su valía real en los tiempos difíciles que nos esperan.
En los emergentes Podemos sale fortalecido, aunque fragmentado debido a las diferentes pactos que he debido construir en Galicia, Catalunya y Comunidad Valenciana que en algún momento pueden producirle tensiones complejas. Sus expectativas de inicio no se han cumplido (aspiraban no a ganar pero sí a ser segunda fuerza) pero el desinfle de los últimos tiempos lo han podido compensar con una gran campaña electoral que les ha traído la ansiada remontada.

Ciudadanos por su parte ha sido el gran derrotado quedando muy por debajo de las expectativas creadas, lo que ha permitido al PP superar en una pequeña medida su fracaso más estrepitoso.

Entre los minoritarios merece mención especial lo ocurrido en Euskadi y Catalunya ya que la debacle de IU ya se preveía. En la primera la sorpresa de la victoria en votos de Podemos y el desplome brutal de Bildu. Por primera vez se ha encontrado con un competidor potente que les ha situado frente a su dilema clásico: ¿profundizar en su alma de izquierdas o continuar las demandas soberanistas? Deberán realizar una profunda reflexión pero me temo que si no optan por la primera opción su vida tiene corto recorrido. 
La prueba de fuego de las autonómicas puede dictar sentencia definitiva, por mucho que se empeñen en justificar que estas elecciones se jugaban en el marco estatal, un marco en el que no se encuentran cómodos, pero bajar de siete a dos perdiendo su escaño de Navarra es como para mirárselo.

Por su parte en Catalunya se confirma el inmenso error de Artur Mas y Convergencia, manteniendo un pulso suicida para salvar su President de la Generalitat castigado con dureza por sus votantes. Mas destrozó CiU y acaba de destrozar también Convergencia. Será interesante observar lo que allí ocurra las próximas semanas y si la CUP, cuyo electorado ha apostado  en masas por las opciones federalistas de Podemos y su marca catalana, decide apoyar a Mas o mantenerse es su digna posición de oponerse. Mas es ya un cadáver político que destruye todo lo que toca y quizás lo siguiente pueda ser precisamente las CUP.

Los resultados dan un panorama diabólico, las previsiones iniciales de los poderes fácticos, económicos, financiero, mediáticos e incluso religiosos de que la suma PP y Ciudadanos dieran mayoría absoluta han saltado hechas añicos.
Por tanto sólo quedan tres escenarios posibles, cada uno más complejo que el anterior:

-     - Un gobierno en minoría del PP después de un largo proceso de investidura y posiblemente un recorrido breve por su debilidad que nos conduzca a unas nuevas elecciones

-        -  Lo que defiende Bruselas y la Troica y denominan “La Gran Coalición” o “Grosse Koalition”, una solución que en Alemania ha permitido a Merkel gobernar con comodidad. Pero la sociedad alemana no es la española ni la base social del SPD la del PSOE, esa opción sería suicida para un PSOE acosado en su izquierda por Podemos que vería la ocasión propicia para desbancarle como opción primera de esa izquierda condenándole a repetir la senda del PASOK o del PSI.

-         - Por último la más compleja, pero también la más interesante y novedosa. Un gran acuerdo a cinco o seis: un Gobierno de Progreso liderado por Pedro Sánchez y el PSOE con los votos de Podemos, UP, ERC, PNV y quizás Bildu, que sumara 176, justo la mayoría absoluta, o 178, frente a 164 de la derecha con CC y 8 de la marca de Convergencia que ni están ni se les espera. O lo que es lo mismo 12,7 millones frente a 10,7.

    Conviene tener en cuenta a la hora de analizar estas tres opciones de dónde venimos, de una durísima etapa de cuatro años de gobierno “rodillo” de Rajoy y su PP que ha dejado machacada a la base social de esa izquierda, a su clase en esa lucha de clases que aún subsiste, con recortes brutales, paro galopante, especialmente entre los más jóvenes, leyes mordazas, destrozo del Estado del Bienestar, de la sanidad, la educación y los servicios sociales públicos, Cuatro años de corrupción, de favorecer los intereses de los más poderosos en detrimento de los más desfavorecidos, esa parte de la sociedad que precisamente ha apoyado con esperanza las opciones de izquierdas.

El PSOE debería pensar que ha salvado los muebles precisamente porque en la campaña ha endurecido sus mensajes contra esa derecha de alguna manera criminal con los suyos. Que probáblemente su dureza en el último debate cara a cara con Rajoy le haya permitido recuperar una parte de su electorado. Una base social que ha sufrido a sangre y fuego el castigo de la derecha y que no consentiría que se la traicionara.

Porque cualquier cosa que no fuera un gobierno de cambio dando los números como dan sería una canallada, una traición a su clase, a la clase obrera, a la clase media destrozada en estos años y eso jamás se lo perdonarían. Condenarles a cuatro años más de sufrimiento supondría una TRAICIÓN así con mayúsculas.

La opción de Gran Coalición es impensable, la de la de gobierno en minoría no se la puede permitir este país, por lo que no queda otra que hacer un titánico esfuerzo para conseguir un Gobierno de Progreso, poner grandes dosis de audacia, imaginación y sobre todo generosidad para conseguirlo.

Debería ser de coalición PSOE-Podemos con el apoyo externo del resto, buscando los puntos de síntesis que permitan por un lado evitar más sufrimiento a las capas populares y por otro dar satisfacción a las demandas de la periferia que no necesitaran de una reforma de la Constitución para la que aún no dan los números.

Resulta esperanzador que las condiciones que Podemos enumero la noche electoral ya conviven en el seno del PSOE a través de una potente corriente interna, Izquierda Socialista, que con su ideólogo Pérez Tapias al frente consiguió un 15 % en las primarias,  aunque también muchos de los que apoyaron a Madina las compartieran. Estado Federal Plurinacional, pacto entre las izquierdas transversales, postura contraria al artículo 135 de la Constitución, al TTIP, o defensa del derecho a decidir, están ya en un sector importante del socialismo, con lo que el camino a recorrer adquiera una mayor facilidad.

Ese Gobierno de Progreso permitiría también paliar las tensiones centro-periferia, especialmente en Catalunya y evitarlas en Euskadi, culminar de manera rápida y eficaz el proceso de paz aún incompleto y facilitar el respeto a los derechos de los presos vascos.
  
En estos momentos cruciales es cuando se muestran los grandes estadistas. Aquí, ahora, Sánchez, Iglesias, Garzón, Junqueras, Urkullu, e incluso Otegi pueden y deben dar la talla, sus gentes lo necesitan, este país (ponga cada cual ahí lo que desee) también. Audacia, imaginación, generosidad…..esperanza.

Fdo.: José Luis Úriz Iglesias (Afiliado al PSC viviendo en Navarra)

Villava-Atarrabia 21 Diciembre 2015


Comentarios

  1. A nadie se le ocurre una gran coalición PP-Podemos-Ciudadanos y así todos vemos la capacidad y el sentido de Estado que pueden exhibir???, pregunto. Para ir a la caza y captura del PSOE se entendieron la mar de bien.

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