Catalunya: ¿la solución el referéndum?


  

 Artículo publicado en DEIA el 27 Noviembre 2015

La masacre perpetrada en Paris el pasado 13-M, los posteriores acontecimientos en Francia, Bélgica,  Mali o Túnez, más los tambores de guerra que resuenan de nuevo por Occidente recordando un pasado que creíamos no volver a repetir, han producido un efecto de sordina social sobre el que considerábamos iba a ser el tema estrella de la campaña electoral: Catalunya y su crisis, o mejor dicho la crisis en las relaciones centro-periferia. 

Lamentablemente ambas, Catalunya, la violencia yihadista y sus consecuencias posteriores, están produciendo un tsunami social que amenaza seriamente las posibilidades de cambio que en este país se vislumbraba hace apenas tres meses. Ahora las encuestas señalan un repunte en el voto de la derecha, PP y Ciudadanos y la caída en picado de la izquierda, PSOE, Podemos, IU. Complicado panorama tenemos ya que de confirmarse este viraje estratégico del electorado, nos enfrentamos a una crisis sin precedentes en esas relaciones centro-periferia y probablemente vernos inmersos de nuevo en una guerra como la de Iraq, ahora en Siria. 

Pero vayamos por partes. Aunque la situación de Catalunya haya estado alejada de los focos informativos sigue siendo un hervidero de noticias, de movimientos a un lado y otro de las trincheras. Las tensiones continúan, más allá de que en una situación tan volátil como la actual, con una sociedad tan voluble y manipulable, la relación entre partidarios de la independencia y contrarios haya ido cambiando a favor de los segundos.

Ayuda el desconcierto provocado entre las filas del SÍ, debido fundamentalmente a que a dos meses de las elecciones autonómicas aún no han sido capaces de ponerse de acuerdo sobre quién será el próximo President y ahí andan aún con un gobierno provisional, lo que provoca un mayor deterioro si cabe de la situación de su sanidad, educación, o servicios básicos sociales, en estos instantes bajo mínimos. 

Las contradicciones generadas entre Junts pel Sí y la CUP, sobre si Artur Mas es el timonel más adecuado para llevar su nave al buen puerto de la independencia, amenazan con enquistarse. Los primeros con atisbos aún no públicos de un sector que comienzan a pensar que no, los segundos ante la disyuntiva de cambiar su papel coherente actual considerando que quien ha destrozado el Estado de Bienestar en Catalunya y que preside un gobierno impregnado de corrupción y corruptela hasta las cachas no parece el más adecuado para hacerlo.
Los actuales dirigentes de la CUP en estos momentos no se saben muy bien si van o vienen. Tan pronto se muestran contundentes (la durísima campaña de su rama juvenil Arran “¡Hasta nunca Mas!” así lo indica), como dudan. Unos días dejan la decisión en sus bases y al siguiente cambian radicalmente. Buscan soluciones intermedias imposibles de asumir por su base social, desde un gobierno con responsabilidades compartidas, con un Consell de Presidencia colegiado (como si precisamente de eso se trata en cualquier gobierno que se precie), buscando chalecos salvavidas en la refundación de CDC. 

Porque se asustan ante la posibilidad de unas nuevas elecciones que puedan suponer una rebaja drástica de los apoyos independentistas, intentan vender que lo importante es no poner en peligro el proceso hacia la independencia. Patético, decepcionante.

A pesar de esta crisis en los partidos independentistas conviene no olvidar que aún una parte importante de la sociedad catalana cercana al 50 %, por encima de sus errores y veleidades, sigue encontrándose incómoda en la España actual, buscando la salida a esa incomodidad con su apoyo a una hipotética independencia, aunque cada vez con un mayor temor a sus consecuencias y desde luego con el recelo que provoca hacerlo de manera unilateral. 

La perspectiva de un cambio que pasara por un gobierno progresista de PSOE y Podemos hacía prever la posibilidad de una salida dialogada a la crisis. En el PSOE algunos movimientos apuntaban a la necesidad de resolver de una vez por todas las tensiones centro-periferia heredadas desde la transición y aún no resueltas.

Incluso el candidato a la Secretaría General apoyado por la izquierda del partido organizada alrededor de Izquierda Socialista, proponía hacerlo desde una profunda reforma constitucional. Abrir un proceso constituyente que condujera nuestro país a un Estado Federal Plurinacional, una inmensa “Casa común” en la que todas y todos, incluidos vascos y catalanes, se sintieran cómodos. También con un nuevo pacto fiscal que tuviera en cuenta la demandas que vienen de Catalunya  y desde luego recogiendo su solicitud, esta sí absolutamente mayoritaria, de reconocimiento del derecho a decidir.
Esa propuesta hace apenas tres meses parecía que podía abrir una senda al acuerdo. Ahora es absolutamente inviable dado que el panorama electoral ha variado sustancialmente, dando un vuelco en detrimento de las opciones de la izquierda y favoreciendo claramente las de la derecha.

Qué pasará a partir del 20-D si como parece probable el próximo gobierno pasa por un entendimiento entre PP y Ciudadanos es difícil de prever, aunque desde luego lo más probable es que se incrementen las tensiones con Catalunya y probablemente a medio plazo también con Euskadi. Eso hará favorecer un incremento de las opciones independentistas en ambos territorios, que pueden llevar esas tensiones a límites intolerables para el Estado.

Una Catalunya con un 60 o 70 % de partidarios de la independencia es muy difícil de controlar, aunque exista un gobierno absolutamente contrario a ella en Madrid. La crisis puede tener consecuencias imprevisibles, aunque no resultaría extraño intuir que en algún instante el sentido común acabe imponiéndose en ambas partes y se acabe por buscar soluciones viables que satisfagan las dos opciones.

Cabe recordar que los referéndums en Escocia o Quebec se han realizado con gobiernos conservadores en Inglaterra y Canadá, ambos de manera negociada, pactada.
Ahí está la clave, que pueda producirse la contradicción de que con un gobierno conservador en España que lleve la situación al límite, que no acepte ninguna posición intermedia negociada, pueda resultar más factible la posibilidad de realizar esa consulta. Aunque al igual que en Escocia y Quebec la pregunta sea impuesta por el estado matriz y desde luego tendrá una claridad superior a la planteada en la consulta de Catalunya del 9-N 2014. 

Un referéndum pactado con un gobierno de derechas en España después de un proceso de tensión largo y doloroso para la población catalana, con una campaña agresiva, aquí y en Europa sobre las consecuencias que se deriven de la respuesta positiva, con los poderes económicos cada día más contrarios tiene todas las papeletas para resultar favorable a las tesis contrarias a la secesión y por tanto más probabilidades de ser asumido por un Estado que sabe que lo ganará.

Es la táctica de desgaste por inanición que habitualmente emplea Rajoy con los problemas que no sabe cómo resolver. Esperar inactivo pacientemente hasta que el contrincante queda agotado y dispuesto al sacrificio.

Decía Alfonso Guerra que “cuando el enemigo se equivoca hay que dejarle hacer”. O reinterpretando esa reflexión, que cuando lo que estás haciendo beneficia a tu enemigo es que te estás equivocando y debes rectificar.

El pulso independentista provocado por Artur Mas, su gobierno con el apoyo de las fuerzas independentistas, han fortalecido a Rajoy, PP y Ciudadanos y han roto en mil pedazos la posibilidad de acuerdo con un gobierno más favorable en Madrid de la izquierda de PSOE y Podemos. Además de crear tensiones entre sus hipotéticos socios y alejar a posibles aliados. Para ese viaje no se necesitaban alforjas. 

Se adivina un negro panorama a partir del 20-D, en este tema, en el de la manera de salir de la crisis e incluso en el bélico que invade Europa. Habrá que resistir, maldiciendo a quienes con su empecinamiento han conseguido fortalecer a nuestros enemigos imposibilitando la deseada opción de cambio. Cuatro años más de gobierno de la derecha pueden resultar muy dolorosos para las capas populares de la población y mucho más para las más desfavorecidas. Gracias Más y acólitos por vuestra ingente labor….

Fdo.: José Luis Úriz Iglesias (Afiliado al PSC viviendo en Navarra)

Villava-Atarrabia 26 Noviembre 2015


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