Crisis refugiados: ante nosotros lo desconocido

Artículo publicado en DEIA el 14 Septiembre 2015

El mundo desmoronándose a nuestro alrededor, la manipulación de Rajoy con su intento de amedrentar a través del Tribunal Constitucional, el error de la izquierda de Catalunya, especialmente ERC que se ve arrastrada por la corrupción de CDC en el inicio de una campaña electoral apasionante y lo más sangrante, la situación de la inmigración en Europa. Ese es el oscuro panorama actual que si el añorado Enrique Curiel pudiera vivirlo, afirmaría que tenía razón cuando hace cinco años anunciaba la llegada de la II Edad Media. Ya ha llegado.

La foto del cadáver del niño sirio en la playa de la isla turca de Bodrum ha levantado una polvareda de reacciones y comentarios. Aunque no es el único, porque sin visionarse tanto saber que Israel “encarcela” en sus casas a cientos de niños palestinos, también se puede incluir en la barbarie humana. Al hilo de todo ello me surgen algunas preguntas y una reflexión.

¿No hemos visto esa imagen cientos de veces afectando a inmigrantes del África subsahariana, a niños de piel oscura? ¿Es el color de la piel la que marca las reacciones, quizás porque este se parecía más a nuestros hijos, nietos, sobrinos? ¿Realmente esta avalancha de información en los medios no será porque esa marea se dirige a la todopoderosa Alemania, mientras cuando afectaba a España o Italia pasaba desapercibida? ¿Cuánto cinismo e hipocresía hay en algunas reacciones, incluyendo las nuestras? ¿La izquierda, la de allí y la de aquí, además de sacudirse constantemente con una quijada de asno en la cabeza no debiera reaccionar de manera coordinada? ¿Nos escandalizan los miles de refugiados atacados por la policía húngara y olvidamos los que se destrozan la piel en las concertinas de Melilla?
Demasiadas preguntas que a menudo produce pereza responder, porque para eso hay que realizar un ejercicio de reflexión y análisis y no está la gente para mucho movimiento de ese tipo más entretenida en ir al gimnasio para fortalecer el físico, andar, montar en bici, o simplemente caminar en tu casa en un artilugio olvidando el doloroso cultivo de la mente crítica.

¿Flor de un día la reacción ante la muerte de Aylan?. Quizás dentro de una semana ya nadie se acuerde de esta terrible imagen, o la del camión repleto de cadáveres, o la de los inmigrantes, negros esta vez, exhaustos en nuestras playas con la mirada indiferente de los bañistas, molestos por este inesperado contratiempo en su momento de asueto. Cinismo, hipocresía a manta en un mundo que solo es apariencia. Nos conformamos, me incluyo en la autocrítica, con colgar una reflexión en FB, Twitter o nuestro blog, cuando lo que realmente debiéramos hacer es unirnos para poner en marcha una verdadera revolución. En nuestros partidos y fuera de ellos. Unirnos para provocar una reacción, especialmente en la izquierda, que haga algo ante esta brutalidad, ante esta verdadera salvajada, ante este genocidio inhumano.

Gritar, chillar, insultar, patalear, pero hacer ruido, mucho ruido, para que alguien escuche nuestra indignación, nuestro cabreo ante esta situación.

La foto de ese niño blanco muerto (¿o debemos decir asesinado?) en la playa, debería servir como punto de inflexión definitivo para que esa indignación fuera colectiva, que sumara adeptos hasta transformarnos en una marea de cabreados contra el sistema que permite estas situaciones. Contra un sistema injusto, depredador, que empuja a miles, millones de personas desesperadas hacia lo que suponen un paraíso que acaba siendo una ratonera mortal. Contra un sistema que permite a los poderosos como Israel o Marruecos machacar a palestinos y saharauis o a EE.UU. experimentar con países mediterráneos.

Pero no es la única imagen impactante de estos días, es quizás es la más demoledora pero hay otras que nos deben hacer reflexionar. Los cientos de neonazis en Alemania apedreando los autobuses en los que llegan los refugiados desde Hungría, la de la quema de polideportivos preparados para alojarlos, o la más reciente de la reportera húngara Petra László poniendo la zancadilla y dando patadas a quienes desesperados se enfrentan a la policía para poder continuar su camino. Sólo recordar que era periodista de un canal de TV de extrema derecha, que apoya al gobierno actual en Hungría lo que nos debe dar una radiografía de lo que realmente está ocurriendo y puede ocurrir.  En estos momentos los países más xenófobos y racistas son los del Este de Europa, Serbia, Croacia, Hungría, Rusia….¿Qué pasará en Serbia si Hungría cierra sus fronteras y miles de refugiados musulmanes quedan en su territorio?

Pero el cabreo que nos provoca a algunas personas estas impactantes imágenes debemos canalizarlo, ordenarlo para que realmente sirva para algo y no solo para un desahogo estéril. Ponernos de acuerdo seamos socialistas, podemitas, comunistas, anarquistas, de la izquierda abertzale o independentista catalana. Aparcar nuestras disputas insensatas, insignificantes antes este drama y juntos alzar nuestra voz, potenciar nuestro cabreo con la suma de otras gentes que obliguen a nuestros dirigentes a hacer algo.

Decía Sor Lucía Caram que “El hambre es algo terrible, la indiferencia una tragedia y la falta de diligencia, en ocasiones un crimen”, cierto, en este caso aún más, no podemos permitir el hambre y la guerra con indiferencia y ponernos las pilas con urgencia porque realmente la falta de diligencia resulta ser un crimen.
Es cierto que nos traerá problemas, el primero de ellos la demanda de los nuestros que también pasan penurias aquí, de quienes pasan hambre aquí, de quienes no consiguen trabajo o vivienda aquí. Soportar un incremento de población de 800.000 personas (ese es el cálculo más realista) en Europa necesitará grandes cantidades de alimentos, de viviendas, de trabajo en un momento de carencia, pero estamos en situación de emergencia humanitaria y la generosidad debe ir acompañada de audacia e imaginación para solucionar sus problemas sin olvidarnos de solucionar los nuestros. Es un reto para la izquierda que esta vez sí debe estar a la altura de las circunstancias.

Reflexionar sobre la crisis humanitaria que se nos viene encima, sobre sus consecuencias aquí. Ya no vale mirar atrás con ira viendo que ese problema lo hemos creado nosotros, bueno, nuestros dirigentes, la UE, EE.UU., la OTAN....dejando que se desangraran países como Siria, Irak, Libia, Afganistan.....Ahora todos buscan soluciones pero el contencioso ya está aquí, no ya en nuestras puertas sino en nuestra casa misma.

Esos 800.000 refugiados (ya no son inmigrantes, esos son los subsaharianos ahora ya son de segunda división) esperan a las puertas de Europa para entrar. Habrá que recibirlos todavía en un momento de crisis y atenderlos, aportarles alimentos, vivienda, trabajo, atención sanitaria, educativa, en un momento en el que miles de los nuestros tienen serios déficits.

¿Cómo reaccionaremos antes situaciones de que nuestros hijos vayan a acceder a una vivienda, a un trabajo, y las necesidades humanitarias se lo otorguen a un refugiado sirio? Es muy fácil manifestarse a favor de ellos, pero, ¿estamos realmente preparados para asumir esa realidad, para entender que lo poco que tengamos hay que repartirlo?
¿Qué hacemos con los inmigrantes, con quienes no vienen huyendo de la guerra y del IS, sino del hambre y las enfermedades? ¿Habrá ahora de primera y segunda?

¿Qué ocurrirá si entre ellos, se cuelan como dice el gobierno aunque sea por motivos espurios y electoralistas decenas de yihadistas dispuestos a todo? ¿Está preparada nuestra sociedad para ello?

El próximo gobierno que se prevé de izquierdas, del cambio, ¿podrá afrontar este reto añadido al de las fuertes tensiones centro-periferia y una paz aún no culminada que Rajoy nos deja como si de una patata calientes fuera? ¿Está preparada la izquierda para ello? Hará falta mucha generosidad, mucha imaginación y audacia y sobre todo grandes dosis de pedagogía. ¿Se está preparando la izquierda, PSOE y Podemos especialmente, para ello, o está en el corto plazo, en lo cotidiano ignorando la estrategia?

Demasiadas preguntas para una mañana que ya huele a un otoño que se adivina caliente, conflictivo. Ante nosotros lo desconocido.

Pero aun así debemos hacer algo, esa es la clave, no quedarnos solo en la hipocresía cobarde de la denuncia a secas. Hacer es reaccionar aquí y ahora.

Fdo.: José Luis Úriz Iglesias (Afiliado el PSC viviendo en Navarra)

Villava-Atarrabia 12 Septiembre 2015


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